No falla: conforme suben las temperaturas toda clase de bichos, alimañas e insectos más o menos repugnantes empiezan a asomar por los suelos, encimeras y paredes sin que, aparentemente, podamos hacer demasiado.
Las plagas son una odisea en verano y, por fortuna, la mayoría se pueden combatir con remedios caseros y una especial atención a la higiene de los espacios donde hay comida: a saber, la cocina.
La mosca de la fruta es una de ellas y aunque es pequeña y no resulta totalmente desagradable, la presencia de este pequeño insecto es una mala señal, ya que acude cuando encuentra carnaza dulce en putrefacción para devorar.
La empresa de innovación al servicio de los agricultores Syngenta explica que la mosca de la fruta o del Mediterráneo es un insecto originario de África que pasa por cuatro estadios en su desarrollo.
Es decir, esta pequeña mosca pasa de huevo, a larva, después se convierte en pupa y finalmente a adulto, así que en casa se puede encontrar en estas cuatro formas.
Su actividad aumenta en la primavera, pero llega al máximo de actividad en verano, de forma que es evidente que todo está a su favor ahora para rodearnos y no dejarnos tregua.
El gran calvario en la presencia de estas moscas es el daño que producen en las frutas para poner sus huevos. “Es una vía de entrada de hongos y bacterias que descomponen la pulpa”, explican.
Aunque las consecuencias son realmente graves para los agricultores, no dejan de ser una presencia molesta en la cocina o sobre la fruta, al estropearla por completo.
Limpieza a fondo de las superficies
La presencia de estas moscas en edad adulta significa que cerca hay algún criadero, de modo que una limpieza a fondo de las superficies cercanas tiene que permitir eliminar huevos y larvas.
Los interiores de los cubos de basura y los fruteros con alguna pieza en mal estado que ha pasado desapercibida hasta ahora o que ha empezado a soltar algo de líquido su deben lavarse a conciencia y con desinfectante.
Conservación de las frutas
Las frutas que no estén afectadas por esta mosca (con agujeros o que empiecen a pudrirse), hay que lavarlas bajo el grifo y con un poco de lejía de uso alimentario para lavar fruta y verdura.
Hay que intentar conservar la máxima cantidad de fruta en la nevera, o si se prefiere a temperatura ambiente, conservarla en bolsas de papel como las que se usan en las fruterías. Estas bolsas deben estar siempre cerradas para vetar su entrada.
Trampas caseras
Las trampas son soluciones muy rápidas para acabar con los ejemplares de este insecto de golosa vocación. Su preferencia por desovar en las frutas dulces lo pone en realidad muy fácil.
Se pueden preparar trampas caseras rellenando de vinagre de manzana botellas en las que queden atrapadas, o también platos con una mezcla de agua, jabón y azúcar en cualquier rincón de la encimera.
Otra trampa muy llamativa es poner un trozo de fruta en descomposición en el fondo de un frasco para llamar su atención y que quede tapada con un embudo manual de papel por cuyo orificio puedan entrar pero luego les sea muy difícil localizar la salida.
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Aparte de estos remedios caseros, en los supermercados comercializan soluciones específicas para este tipo de pequeños insectos. Aunque su uso las elimina de forma directa, es importante tener muy en cuenta que regresarán si no se ha higienizado el espacio.
Foto | Alex Lvrs/Unsplash y Giorgio Trovato/Unsplasho en Unsplash.
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