¿Seguro que no hay suficiente información?
Uno de los argumentos que más se escuchan cuando se habla de alimentación es que "no sabemos lo que comemos". Es un comentario tan generalizado que da igual quién lo formule, que si no asientes resignado con la cabeza, es que debes estar loco. Es uno de esos "memes" que se han asentado tanto, que una parte considerable de la sociedad lo da por hecho sin realmente reflexionar sobre ello.
Mi opinión es justamente la contraria. Si hay un momento en la historia en el que más y más accesible información hayamos tenido, ese ha sido sin duda el momento actual. Internet, ministerios, boletines, las propias marcas comerciales, blogs, asociaciones de consumidores, de alergias e intolerancias... Todas ellas ponen a nuestra disposición miles de petabytes de información sobre lo que comemos. Solo hay que querer informarse, la cuestión es ¿hacemos bien nuestros deberes?
Es comprensible que nos empachemos con tanto que leer y que ver, pero decir que no sabemos lo que comemos está muy alejado de la realidad. Seguramente, la gran mayoría de los lectores de DAP sí que estén bastante bien informados, pero fuera del ámbito de la cocina, nutrición o alimentación, la cosa cambia.
Mi colega Centinel, a quién entrevistamos hace poco, lleva un tiempo poniendo vídeos de cómo se hacen distintos tipos de alimentos. Desde el jamón de york, hasta las salchichas, pasando por la harina. Hace bien poco, me leí el primer artículo del blog, Gominolas de Petróleo (a quien también entrevistaré para DAP en el futuro), en el que explicaba de qué están hechas las gominolas. Y no, no están hechas de petróleo ni mucho menos.
Aditivos, conservantes y colorantes están perfectamente etiquetados, probados, y controlados. Su composición es perfectamente conocida y cualquiera de nosotros la puede consultar en internet. De la misma forma, podemos saber cómo se hacen los kebabs, o las hamburguesas de marca, o casi cualquier producto de los que encontramos cada día en nuestros mercados y supermercados.
Cada vez hay más programas de TV de cocina, canales en YouTube, etc., que no solo nos enseñan a comer, sino que también nos muestran cómo son los restaurantes por dentro. Con todo lo bueno y lo malo. Pero sí que tenemos visibilidad sobre lo que hacen y cómo. Las propias marcas comerciales tienen teléfonos de información al consumidor a los que podemos llamar. Si no lo hacemos es porque no queremos o porque nos da pereza.
Muchos celíacos pueden saber si un producto lleva o no glúten. Bien es cierto que aún falta trabajo por hacer en este sentido, pero lo que se ha avanzado es innegable y es justo reconocerlo. Y es un logro común. De la ciencia, de la industria, de la sociedad y de las muchas de asociaciones que durante años han reclamado más información en los etiquetados y procesos de elaboración.
De la misma forma, al Agencia de Seguridad Alimentaria Europea, la EFSA por sus siglas en inglés, lleva años trabajando para hacer que la información y pruebas sobre los alimentos sea lo más accesible posible a los ciudadanos de la UE, ¿has visitado alguna vez su web? Por cierto, que es incomprensible que no esté traducida al castellano. Lo cual no habla muy bien del interés de nuestros europarlamentarios en el tema alimentario.
Podemos quejarnos de publicidad engañosa de algunos alimentos, de que inciten a comer más o menos, de que su composición sea más o menos adictiva, pero de lo que no hay duda es de que hoy en día podemos saber, si realmente así lo que queremos, casi el 100% de cuanto nos llevamos al paladar.
Yo creo que ya va siendo hora de ir cambiando el meme de "es que no sabemos lo que comemos" por el meme "nunca hemos tenido más información sobre lo que comemos". Sinceramente creo que sería un mejor reflejo de la realidad de la alimentación en nuestros días. ¿En qué os parece que se puede mejorar la información sobre los alimentos?
Imágenes | Por verbeeldingskr8 En Directo al paladar | Nutricional Data Packaging, diseño e información nutricional En Directo al paladar | Nuevo portal de información sobre la carne
