No sé si a vosotros os pasa lo mismo, pero a mi por lo general en Navidad me encanta picotear todo el día de unas cosas y otras, así que suelo preparar algo para las meriendas como estos cupcakes de limón con cobertura ligera de queso para invitar a mis vistas, y también para darme yo el gustazo de disfrutar de estos pastelitos con aire navideño.
En concreto estos cupcakes no son para nada pesados, pues a diferencia de otras versiones su cobertura es como una mousse de queso muy ligerita, que se deshace en la boca y que gusta a todo el mundo, incluso a aquellos que no prueban los cupcakes porque no les van esas coberturas densas y excesivamente azucaradas.
Comenzaremos precalentando nuestro horno a 170ºC con calor arriba y abajo y colocando las cápsulas de magdalenas en un molde metálico para cupcakes.
Seguidamente en el bol de una batidora con pala o bien con unas varillas a mano, vamos batiendo la mantequilla a temperatura ambiente con el azúcar y la esencia de limón o en su defecto la ralladura, hasta que aumente de volumen y se vuelva blanquecina.
Añadimos el huevo y lo incorporamos a la masa para después ir echando un tercio de la cantidad total de harina mezclada con la levadura y el bicarbonato, incorporarla y añadir un tercio de la leche, repetir de nuevo la misma operación hasta acabar añadiendo a la masa toda la harina y toda la leche. Con un racionador de helados o cuchara rellanamos las cápsulas hasta un poco más de la mitad y horneamos 25 minutos aproximadamente.
Para la cobertura, montaremos la nata con una batidora de varillas y reservamos. En el bol de una batidora con pala o bien a mano montamos el queso crema junto con el azúcar glasé hasta que lo veamos liso y esponjoso. Añadimos suavemente la nata montada y mezclamos.
Hacemos una espiral encima de los cupcakes con la cobertura metida en una manga pastelera con boquilla lisa. Decoramos con unas bolitas de fondant rojo y unas hojas imitando acebo. Mantenemos en un lugar fresco hasta su consumo.
Con qué acompañar los cupcakes de limón
Estos ricos cupcakes volarán de la bandeja en la que los sirvamos. A diferencia de los que llevan cobertura de mantequilla, esta versión no es nada pesada y entra a cualquier hora incluso después de comidas copiosas, salvo que los hagamos en un tamaño descomunal; son una delicia acompañados de un café aromático o un vino caliente. Lo que si que os recomiendo es que aquellos que os sobren los guardéis en una zona no muy fría de la nevera para que el queso y la nata no se estropeen. Sacarlos diez minutos antes de degustarlos para que atemperen.
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