Tal como os decía ayer los postres de Semana Santa me parecen de lo mejor que tenemos en nuestra gastronomía, y si no para muestra las torrijas. Algo tan simple y tan rico que además sirve apara aprovechar restos de pan duro. En este caso no quería dejar de enseñaros una variante de las clásicas de leche, que son las torrijas de crema.
Si no las habéis hecho nunca no quiero que pase de este año que las elaboréis, porque merece la pena trabajar un poquito más y realzar este postre tan típico añadiendo una buena crema pastelera. Podéis hacer la crema con antelación y las torrijas en el último momento, así no será un proceso tan largo si no disponéis de mucho tiempo en la cocina.
Empezamos preparando la crema pastelera para que se enfríe para montar las torrijas. En un cazo calentamos 250 ml de leche, reservando un poco en un cuenco, junto a 90 g de azúcar, una vaina de vainilla abierta y la cáscara de 1 limón. Removemos y dejamos a fuego medio-bajo hasta que casi hierva para que la leche se aromatice lentamente.
Añadimos el almidón a la leche que tenemos reservada y unimos con ayuda de un tenedor hasta que no quede ningún grumo. Batimos las yemas y las agregamos también. Cuando la leche comience a hervir retiramos del fuego. Sacamos la vaina de vainilla y la cáscara de limón. Vertemos la mezcla del cuenco suavemente mientras removemos con unas varillas.
Llevamos el cazo de nuevo al fuego. Removemos continuamente la mezcla hasta que espese, durante unos 5 minutos más o menos. Retiramos del fuego la crema y la dejamos enfriar, tapada con film transparente para que no haga costra la superficie. Si no vamos a utilizarla casi de inmediato, la refrigeramos.
En otro cazo calentamos lentamente los otros 250 ml de leche, que usaremos para mojar las torrijas, junto al azúcar restante, la cáscara de 1 limón, la otra vaina de vainilla y la ramita de canela, hasta que hierva. Apagamos del fuego, tapamos y dejamos que infusione un poco. Una vez que esté casi fría podremos utilizarla y montar las torrijas.
Calentamos abundante aceite en una sartén honda. Cortamos rodajas de pan de unos cinco centímetros de grosor. Hacemos un corte en medio sin llegar a separar ambas partes, nos quedará como un libro abierto. Abrimos un poco con cuidado y rellenamos con crema pastelera, remojamos en leche por ambos lados, por huevo batido y freímos hasta que la torrija esté dorada por las dos caras.
Colocamos en papel absorbente y rebozamos en una mezcla de azúcar y canela. Repetimos la operación hasta terminar todos los ingredientes. Tapamos con papel de plata si no vamos a consumir las torrijas de crema inmediatamente. Si el pan no es especial para torrijas, como el que he utilizado, debéis dejar un poco más de tiempo para que se empapen de leche.
Con qué acompañar las torrijas de crema
Las torrijas de crema son una delicada exquisitez. Si ya de por sí las torrijas de leche son fantásticas imaginaos como están si además le agregamos crema pastelera al conjunto. Las podéis hacer con antelación, aunque recién hechas cuando todavía están un poco tibias resultan un bocado delicioso. Eso sí, son para tomar con mesura ya que contienen muchas calorías.
