La versión mexicana de la lasaña es mucho más fácil de hacer: está lista en 20 minutos y con lo que haya en la nevera

Pastel Azteca
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Aunque todos relacionamos la lasaña con la cocina italiana, lo cierto es que la idea de meter proteínas entre hidratos de carbono formando capas es común a casi todas las gastronomías.

En Grecia tienen la musaka, en Francia el hachis parmentier y en México lo que se conoce como pastel azteca: un plato en el que las láminas de pasta se sustituyen por tortillas de maíz.

El relleno, lejos de lo trabajoso que resulta hacer una salsa boloñesa, también es más sencillo, y se puede hacer con casi cualquier cosa que tengas en la nevera. La base son las tortillas de maíz, que se intercalan con capas de pollo deshebrado, cebolla y pimientos salteados, salsa verde mexicana y, por supuesto, queso. Todo se hornea hasta que el queso se derrite y se integra con los otros componentes.

La receta puede llevar, también, crema agria o guacamole: su preparación permite mucha flexibilidad, ajustándose fácilmente a lo que prefieras o tengas a mano.

Esta receta es ideal para aprovechar unas pechugas de pollo o cualquier carne ya cocinada, que solo tendremos que añadir al sofrito de cebolla y pimiento. Incluso se puede hacer una versión aún más fácil sin hortalizas, mezclando la carne con la salsa de nuestra elección. También es posible transformar la receta en vegetariana, sustituyendo la carne por champiñones o calabacín. 

Un buen maridaje para este plato podría ser una cerveza ligera o un vino blanco que refresque el paladar. Y si decides acompañarlo, una ensalada de hojas verdes con un aderezo cítrico complementará perfectamente los sabores intensos del plato. 

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