Desde hace unos años, en Valencia se ha instaurado una costumbre muy sana entre los restaurantes de cocina creativa: ofrecer un menú de mediodía a precios asequibles. Para mi es motivo de continua alegría, pues mi economía no me permite comer a la carta en ese tipo de locales, pero me encanta probar cosas nuevas (esferificaciones y deconstrucciones aparte), así que de vez en cuando me doy el capricho.
En está ocasión, la elección fue cosa de mi padre, que llevaba tiempo queriendo enseñarme un pequeño restaurante que le había encantado: Delicat. El local está situado en pleno centro de la capital del Túria, al lado de la catedral, y es muy acogedor, tanto que hay que reservar siempre, porque apenas caben unas 30 personas. Como llegamos pronto, pudimos elegir mesa junto a la ventana.
Una vez sentados, la camarera —amable, rápida y resuelta en el trato— nos enseñó el menú que degustaríamos e inquirió por las bebidas, mencionando que si algún plato no nos seducía podían sugerir otro. Como somos buenos chicos y comemos de todo, dimos el visto bueno y nos preparamos para el paseo.
Para empezar, sopa de maíz y mejillón. De sabor intenso y limpio, con una textura más cerca de la crema que de la sopa y una temperatura perfecta para degustar en ese mismo momento. Un buen plato para despertar los sentidos.
Está servida en un cuenco muy bonito, que facilita llenar la cuchara, y el mejillón está sabiamente atravesado por un pincho para que no tengamos que pescarlo.
Después de la sopa, una ensalada de pimientos asados y bolas de queso. Sencilla pero exquisita. Las verduras eran frescas y los pimientos, asados de verdad. Las bolas de queso eran una sorpresa de sabor que te encontrabas de vez en cuanto explotando en tu boca.
Me gustó mucho la especie de vinagreta que la aliñaba, su sabor me trajo recuerdos de un plato muy habitual de mi abuela, las “faseuras”, similares a las pelotas del cocido. Probablemente porque ambos platos llevan una mezcla de limón y vinagre. Es curioso la de recuerdos que hay asociados a los sabores y los olores.
El siguiente plato en llegar fué un curry de arroz y gambas presentado a modo de pequeño cilindro. Fué el plato que menos me sorprendió, aunque no por ello dejé de comerme hasta el último grano de arroz y chupar —sí, y con las manos— las colas de todas las gambas.
Para rematar la faena, la estrella del menú, costillas de cerdo con puré de patata y wasabi. Qué normal, diréis. Bien, pues es un ejemplo de como las recetas más sencillas pueden convertirse en manjar si se hacen con esmero.
La carne estaba exquisita, se deshacía en la boca inundándola de sabor, con el toque especial del wasabi acariciando el paladar. El puré tampoco se quedaba atrás, y ofrecía una buena alternancia entre bocado y bocado.
Por último, y para nuestra sorpresa, el postre, que no habíamos visto en el menú, sopa de papaya con chocolate blanco. Indescriptible. Sólo me vienen a la mente sensaciones; fresca, suave, cremosa y, la mejor, la que da nombre al restaurante y que serviría para describir todos sus platos… delicada.
Restaurante Delicat
C/ Conde Almodóvar, 4
46003 Valencia
96 392 33 57
Precio medio: 12€, bebida no incluida.
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