Las consecuencias de elegir un tomate en el súper
De la cesta de la compra a los restos de la basura, el viaje de un tomate nos habla del impacto de cada una de las decisiones que tomamos en alimentación
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Mantener un estilo de vida saludable es algo que preocupa cada vez más a los españoles. Una de cada dos personas practica alguna actividad física de forma habitual, según el Consejo Superior de Deportes. Y la alimentación saludable ha asaltado las neveras. De hecho, la mayoría de los españoles cree que es importante seguir una dieta sana y apostar por productos frescos y locales o de proximidad. Al mismo tiempo, crece la concienciación alrededor de los productos ecológicos.
CESTA DE LA COMPRA
El 40% de la cesta de la compra está formada por frescos, tal como refleja el Informe del Consumo de Alimentación del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. Hoy, podemos elegir entre multitud de productos de distinta naturaleza, calidad, procedencia… La salud y el medio ambiente se han convertido en cuestiones de importancia capital y las decisiones que tomamos en alimentación caminan en paralelo.
Composición de la cesta de la compra
Porcentaje de cada alimento en relación con el volumen y el valor total de la cesta
GASTO
El gasto en alimentación de los hogares españoles, condicionado por los precios, impuestos, situación económica y poder adquisitivo de las familias, ha aumentado en los últimos tres años acercándose a un total de 67.500 millones de euros en 2017. Es decir, 1.479 euros por persona invertidos en 633 kilogramos de alimentos.
Evolución del gasto total de alimentación
- 23.73 kg Pescado
- 32,54 kg Pan
- 40,60 kg Carne
- 55.43 kg Hortalizas frescas
- 92.45 kg Fruta fresca
Top 5 alimentos más consumidos en España al año
FUENTE: MAPAMA
TOMATE
símbolo de una alimentación saludable
Cada persona consume más de 55 kilogramos de hortalizas frescas al año. Un 16,8% son tomates, es decir, casi 13 kilos por cabeza en 2017. Además, el año pasado se consumieron 8,15 kilogramos de hortalizas en conserva por persona, de los que buena parte eran también tomates.
El tomate es símbolo de la dieta mediterránea y de una alimentación saludable. También representa el auge de los alimentos ecológicos. El año pasado, se produjeron en España 71.000 toneladas de alimentos orgánicos. Y las ventas de productos con sello ecológico han crecido un 14% en el último año. De acuerdo con el panel de consumo de Kantar, más del 40% de los hogares ha introducido alimentos biológicos en su alimentación.
En su compromiso con la alimentación saludable, la producción ecológica y el consumo de proximidad, Carrefour ha lanzado la campaña Act For Food. Mediante una serie de acciones, buscan apoyar la transición alimentaria a través de todos sus protagonistas.
Tomate Convencional Fresco
La clasificación de la Organización Panamericana de la Salud (PAHO) adoptada por la OMS divide los alimentos en tres grupos. En el primero, se incluyen todos aquellos que han sufrido un procesado mínimo. Estos son también la base de una alimentación saludable. La clasificación no se fija en criterios de frescura, sino en los procesos que ha sufrido el alimento y los aditivos que han sido añadidos.
Así, en el caso de un tomate convencional, su diferencia no está en la frescura, sino en cómo se ha producido. Durante el cultivo de hortalizas convencionales se permite el uso de productos químicos sintéticos o alterar los ciclos productivos naturales de las plantas. Siempre, claro, dentro de unos límites que aseguran una producción responsable y la obtención de un alimento saludable.
¿Qué porcentaje de alimentos frescos consumes al año?
Arrastra el botón para indicar el porcentaje de frescos que consumes al año:
Según el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, en España los alimentos frescos se consumen en mayor medida en los hogares con personas retiradas. Estos se caracterizan también por un mayor consumo de productos de la dieta mediterránea, bastante superior al de la media de los hogares españoles.
Las personas retiradas son más afines a los productos tradicionales y en sus hábitos alimenticios incluyen productos que les ayudan a cuidar la salud y a mantener una dieta equilibradaINFORME DEL CONSUMO ALIMENTARIO DE 2017
Y una buena alternativa culinaria en el marco de la gastronomía mediterránea es esta receta que te proponemos a continuación con el tomate convencional fresco que has elegido.
RECETA
Tomates cherry asados
Unos buenos tomates nunca fallan, como plato principal o como guarnición. Te presentamos una receta para acompañar carnes y pescados en la que lo más importante es usar productos frescos. Además, los tomates cherry en rama asados con aroma de salvia le darán a tus platos un inconfundible sabor mediterráneo. Leer más
Tomate Convencional Procesado
Si a un alimento se le añade sal, azúcar, aceite, preservantes u otro tipo de aditivos que alteran su naturaleza pasa a ser considerado un procesado a ojos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Por supuesto, existen diferencias en los niveles de procesamiento. Por ejemplo, una lata de tomate se considera un producto comestible procesado que mantiene muchas de las propiedades del producto fresco.
Sin embargo, una sopa o una salsa de tomate preparada industrialmente es un alimento ultraprocesado que puede incluir grasas añadidas, azúcares y sales que hacen que su consumo excesivo no sea recomendable. Todos los ultraprocesados se formulan a partir de ingredientes mayoritariamente industriales y apenas contienen alimentos naturales. Hablamos de productos como la bollería o los refrescos, cuyo abuso es perjudicial para la salud.
Un bote de tomate triturado apenas tiene aditivos y su sabor se acerca mucho al del producto natural. Pero si optamos por una lata de tomates convencionales, hay una serie de factores a tener en cuenta durante el cultivo de la hortaliza. Entre otras cosas, durante la producción se permite el uso (regulado) de fertilizantes sintéticos, como el nitrógeno, el fósforo y el potasio, o insecticidas químicos contra las muchas plagas que reducen la productividad de las tomateras, como la mosca blanca, la araña roja o el pulgón.
Dentro del procesamiento industrial del alimento, la UE autoriza el uso de 390 aditivos alimentarios, incluyendo saborizantes, estabilizantes o colorantes. Todos ellos son seguros, pero los aditivos autorizados antes de 2009 se están reevaluando, ya que el permiso no es para siempre y debe actualizarse con las últimas investigaciones científicas al respecto.
Con esto parece claro que no hay que demonizar los productos convencionales procesados. Son seguros, están fuertemente regulados y son claves en la cocina para preparar platos tan ricos como el que sugerimos en las siguiente líneas:
RECETA
Salsa de tomate arrabbiata
Si para algo son útiles los productos procesados de tomate y, en especial, los enlatados, es para hacer salsas. La salsa arrabbiata es un clásico de la cocina italiana. Un poco de ajo y guindilla y mucho tomate sacarán lo mejor de cada uno. Aquí te presentamos una opción con pechugas de pollo, pero la salsa es perfecta para casi cualquier comida y, sobre todo, para pastas. Leer más
Tomate Convencional
La definición sencilla de alimento convencional sería todo aquel que no es orgánico. Es decir, todos los alimentos que se cultivan o crían con métodos de producción convencionales. Estos incluirían el uso, más o menos intensivo, de productos químicos sintéticos y buscarían siempre maximizar la productividad.
Esto no quiere decir que esté todo permitido con tal de producir mayor cantidad al menor coste. La legislación alimentaria local, regional y global regula la producción, el comercio y la manipulación de alimentos. La FAO afirma que establece “los requisitos mínimos de calidad para garantizar que los alimentos producidos no estén adulterados ni sujetos a ninguna práctica fraudulenta destinada a engañar al consumidor”. Además, abarca la cadena productiva al completo. Es decir, en el caso del tomate, desde el suministro de semillas y abonos hasta su venta en el supermercado.
Aunque el gasto en alimentos orgánicos ha crecido en los últimos años en España, alrededor del 95% del presupuesto de las familias para alimentación se destina a productos convencionales.
Tomate Orgánico Fresco
La etiqueta de frescos incluye todos los alimentos que no han sido procesados de forma significativa. En la clasificación de la Organización Panamericana de la Salud (PAHO) adoptada a nivel internacional por la Organización Mundial de la Salud (OMS), se incluyen los alimentos 100% naturales y los míninamente procesados.
Es decir, un tomate orgánico recién salido de la huerta o uno lavado y etiquetado se considerarían alimentos frescos. Eso sí, el orgánico contará con el sello correspondiente que certifica que su producción es sostenible y respeta el medio ambiente y no ha sido tratado con fertilizantes ni pesticidas sintéticos, entre otros aspectos.
De acuerdo con la OMS, todos los alimentos de este grupo (naturales y mínimamente procesados) son la base para una alimentación saludable. En España, suponen el 39,9% del volumen y el 43,8% del presupuesto total destinado a la alimentación. Así, algo más de cuatro de cada 10 euros se destinan a la versión fresca de frutas, hortalizas (incluidas patatas), carnes, pescado, marisco y moluscos, pan y huevos.
¿Qué porcentaje de alimentos frescos consumes al año?
Arrastra el botón para indicar el porcentaje de frescos que consumes al año:
Además, según un estudio de las federaciones y confederaciones de asociaciones de consumidores CECU, FUCI, UNAE y CAUCE, la preferencia por los productos frescos va en aumento, en especial, entre los grupos de edad más jóvenes. Por otra parte, más del 40% de los hogares ha introducido alimentos orgánicos en su alimentación.
Pertenezcas o no a estos grupos, lo cierto es que estás aquí y has decidido cocinar un tomate orgánico fresco. Lo puedes hacer de muchas maneras, desde una sencilla ensalada en la que apreciar todo su sabor o algo más elaborado como lo que te proponemos a continuación:
RECETA
Tomates rellenos con verduras asadas
Vamos con una opción vegetariana para la que son indispensables los tomates frescos. Podemos optar por una versión ecológica y de proximidad si queremos añadir a nuestra alimentación una buena dosis de respeto por el medio ambiente. Sigue estos pasos para preparar unos riquísimos tomates rellenos con verduras asadas y piñones. Leer más
Tomate Orgánico Procesado
El grupo tres de la clasificación PAHO incluye alimentos procesados y ultraprocesados. Son productos con aditivos o que han sufrido algún tipo de proceso industrial, pero no resultan necesariamente perjudiciales para la salud.
Para que un procesado pueda lucir el sello de orgánico, al menos el 95% de sus ingredientes debe serlo. El tomate ecológico pelado o triturado y enlatado, por ejemplo, o el aceite de oliva son alimentos procesados cuyo impacto positivo en la salud no se cuestiona. Por otro lado, los productos orgánicos también pueden ser ultraprocesados. Basta con que la mayoría de sus elementos, incluyendo los aditivos, sean de origen orgánico.
Sea procesado o ultraprocesado, si el producto tiene el sello de orgánico, nos aseguramos de que se han cumplido ciertos requisitos en su producción. Por ejemplo, no se han utilizado elementos químicos de síntesis ni modificados genéticamente, como antibióticos, pesticidas u hormonas. Igualmente, se ha buscado respetar el medio ambiente al máximo.
En España, el 60% de los alimentos consumidos entran dentro de la heterogénea categoría de no frescos. El 20% son ultraprocesados, según un estudio publicado por investigadores de la Universidad de Sao Paolo en la revista Public Health Nutrition.
Así, con nuestro envase de tomate orgánico en la mano, es hora de ir a la cocina a ver qué podemos sacar de él.
RECETA
Pisto de tomates y pimientos
Es cierto que lo fresco sabe mejor. Pero también es cierto que alimentos procesados nos facilitan un poco el día a día. Además, una lata de tomates orgánicos enteros pelados mantiene casi todas las propiedades de un producto fresco. Podemos ponerlo a prueba con esta receta que seguro que hemos probado de nuestras abuelas: pisto de pimientos y tomates. Leer más
Tomate Orgánico
La palabra orgánico, ecológico o biológico se refiere al proceso de producción del alimento más que al alimento en sí mismo, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Es decir, para ser etiquetado como orgánico, la producción tiene que cumplir una serie de requisitos, que varían entre países o regiones.
La Unión Europea tiene una política común de alimentación orgánica. Por ello, cualquier tomate ecológico que se consuma en sus fronteras cumple los siguientes requisitos: su producción es sostenible y respeta el medio ambiente, no contiene transgénicos, no ha sido tratado con fertilizantes ni pesticidas sintéticos y se ha servido de recursos locales en la medida de los posible. La producción orgánica está estrictamente controlada y certificada en la UE.
Mientras que los beneficios de la producción orgánica para el medio ambiente están claros, la ciencia todavía no se ha puesto de acuerdo sobre el impacto real de los alimentos ecológicos en la salud.
Algunos estudios ligan la alimentación biológica a un mejor funcionamiento del sistema inmunológico, una menor presencia de alergias alimentarias e, incluso, un mejor desarrollo físico.
Pero, las evidencias científicas son, todavía, escasas. Con todo, los usuarios de productos ecológicos aseguran que su sabor es más intenso y sabroso que el de los productos no biológicos
En el lado de los inconvenientes, el precio es el mayor hándicap debido a su escala de producción y los métodos de cultivo y explotación ganadera. En fresco, es más caro el alimento de origen animal. Otros peros son un aspecto que puede ser menos atractivo y la menor variedad en la oferta que aún persiste, aunque el número de referencias va ampliándose.
España es el país de la Unión Europea con mayor producción de alimentos orgánicos. En 2017, se destinaron más de dos millones de hectáreas a cultivar productos ecológicos, incluyendo pastos para ganadería. Es también el octavo país de la región que más gasto hace en alimentos ecológicos, 1.686 millones de euros en 2017. Es decir, algo menos del 5% del total invertido en alimentación.
Medio Ambiente
Hemos terminado de comer. La salsa de tomate estaba tan buena que hemos aprovechado para rebañarlo todo con un trozo de pan. O puede que no estuviese tan sabrosa o que nos haya sobrado porque no podemos más. La vida de un tomate, como la de cualquier producto alimenticio, no se termina en el plato. Tampoco empieza en la estantería del supermercado. El impacto de la decisiones de los consumidores en el medio ambiente existe a lo largo de todo el ciclo de vida de los alimentos. Y la parte final de ese ciclo pasa por la basura.
¿Cuánta comida se tira?
El desperdicio de alimentos sin usar y cocinados en España se ha reducido entre 2016 y 2017 en un 5,7% de media.
Cada persona tira al año en España unos 26 kilos de comida apta para el consumo. Es el séptimo estado de la Unión Europea que más alimentos desperdicia. En 2017 fueron un total de 1.229 millones de kilos de alimentos y bebidas. La mayoría, productos sin utilizar. Si además le sumamos la comida que se desperdicia fuera de los hogares, la cifra sube hasta los 7.700 millones de kilos.
¿Qué comida se tira más?
La nota positiva la pone la Federación Europea de Bancos de Alimentos. Según este organismo, España es el país de la Unión Europea que más alimentos dona. En 2017 fueron un total de 153 millones de kilos.
El impacto de nuestras decisiones
Qué comer, cuándo comer, cómo comprar y cocinar los alimentos… Cada día, se toman millones de decisiones individuales alrededor de la alimentación. ¿Sabes cómo afectan las tuyas al medioambiente? Contesta estas tres preguntas para descubrir más cosas sobre tu huella ecológica (y la de tus vecinos).
En los desechos de tu hogar, ¿qué sueles tirar a la basura?
Alimentos cocinados
Alimentos sin usar
¿Has tirado alguna vez alimentos sin haberlos utilizado?
Si
No
Si tuvieses que elegir, ¿qué alimento cocinado crees que se tira más a la basura?
Cocido Madrileño
Ensaladilla rusa
La huella ecológica de la agricultura y la ganadería
Al igual que el viaje del tomate no termina en la cocina, tampoco empieza en la tienda. Sin embargo, la decisión que tomamos a la hora de comprar un producto también tiene un impacto en el medio ambiente. Los estudios científicos que miden la huella ecológica de la agricultura y la ganadería orgánica frente a la convencional todavía no son muchos ni pueden considerarse concluyentes.
No obstante, todo parece indicar que el impacto de las actividades ecológicas es menor en términos de emisiones de gases de efecto invernadero. Y, si tenemos en cuenta que, en España, la agricultura y la ganadería son responsables del 10% de las emisiones totales, cualquier pequeña diferencia es importante.
Agricultura y cambio climático
La actividad agrícola y ganadera es uno de los grandes emisores de gases de efecto invernadero en España. Las explotaciones ecológicas podrían reducir ese impacto, aunque es difícil medirlo en cifras totales.
Principales actividades emisoras en 2017
El respeto al entorno, al resto de especies y la menor presión sobre el suelo son otras de las ventajas medioambientales de la producción orgánica. Por eso, decidir comprar un tomate orgánico de proximidad o leche de una explotación ecológica sí parece importante.
Emisiones en agricultura: convencional vs. ecológico
Los datos se corresponden al 2015 en España y han sido extraídos del paper ‘Greenhouse gas emissions from conventional and organic cropping system in Spain. I. Herbaceous crops’ publicado por tres investigadores de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla. Las cifras se expresan en gramos de CO2 equivalente por kilogramo de alimento producido.
La sostenibilidad de la ganadería ecológica: el ejemplo de la leche
Los datos han sido extraídos del estudio de Hülsbergen y Rahmann (2015) tras su análisis de las explotaciones lecheras alemanas. Se expresan en CO” equivalente por kilogramo de leche producida.
Naciones Unidas estima que, si la población mundial alcanza las previsiones de 9.600 millones en 2050, se necesitaría el equivalente a casi tres planetas para proporcionar los recursos naturales precisos para mantener el estilo de vida actual. La agricultura y la ganadería suponen una parte importante en esta suma.
El consumo y la producción sostenible de alimentos se traduce en "una mejor calidad de vida para todos y, además, ayuda a lograr planes generales de desarrollo, que se rebajen los costes económicos, ambientales y sociales, que aumente la competitividad y que se reduzca la pobreza", puntualizan desde la ONU.
La producción y el consumo sostenible son uno de los 17 objetivos globales definidos por la ONU para un desarrollo sostenible. Lograrlo está en la mano de todos, desde el pequeño consumidor hasta los grandes actores de la industria alimentaria.