Hemos leído una noticia que nos ha impactado bastante, se trata de la reconversión de unos 800 millones de botellas de vinos franceses e italianos en combustible. Esta es una de las drásticas medidas adoptadas por Bruselas en un intento de frenar la producción europea del vino. Este hecho contrasta con la gran afluencia de vinos de los otros continentes como el americano, el australiano o el africano con precios más baratos.
Sin duda se pone de relieve la mala gestión existente en el mercado europeo, nosotros personalmente vetaríamos la entrada de estos nuevos vinos antes que destruir los que se han producido en nuestro continente. Cuando decimos vetar, no queremos decir que no entren estos nuevos vinos, simplemente que se regule la entrada de ellos favoreciendo siempre a nuestros vinos. Es lamentable que los viticultores produzcan vino y sepan que nunca será bebido, que se destinará directamente a otros usos, por poner un ejemplo, hasta una cuarta parte de la producción vinícola española está destinada a fines industriales.
Y preguntamos nosotros ¿por qué? ¿Por favorecer la introducción de otros mercados vitícolas en el nuestro? Hay algo que dice un funcionario de Bruselas que creemos, tiene toda la razón, "En los depósitos tenemos el equivalente a varios años de producción que hay que convertir en combustible, lo cual es bastante estúpido" lo más lógico es producir menos pero no destruir lo que ya está elaborado.
Pero ahora daremos un punto de vista distinto al tema, si este vino que se destruye es de mala calidad, entonces de acuerdo, ya que son los culpables de que el consumidor se decante por otros que tienen igual precio pero con una calidad superior, como es el caso de algunos vinos que nos llegan del nuevo mundo. El resultado de producir vino de mala calidad salta a la vista, dando lugar a este tipo de regularizaciones.
Es necesario replantear la política vinícola en producción, importaciones y exportaciones, además aunque tampoco estamos de acuerdo con el arranque de los viñedos, quizás sea necesario para dar una mayor calidad y competitividad en el mercado enológico.
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