Según las estadísticas, el consumo del vino baja notablemente, hecho que no pasan por alto todos los implicados en el mundo del vino. Por esta razón, el MAPA (Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación) se ha reunido con viticultores, asociaciones bodegueras y hosteleros para tratar el problema, cómo atajar la caída del consumo del vino en España y encontrar una solución viable.
De momento la solución inicial adoptada ha sido crear grupos de trabajo que analicen la situación, ya que se debe tener conocimiento exhaustivo del problema para darle la solución adecuada.
La preocupación dentro del mundo enológico es palpable, en el primer semestre del presente año 2006 ya se ha registrado un 3,5% de bajada en relación al mismo periodo correspondiente al 2005 y según los datos que proporcionan, la pérdida se contabiliza en millones de litros. En la hostelería las pérdidas son también muy notorias y nos preguntamos ¿qué es lo que esperaban?, en muchas ocasiones la disminución del consumo de vino en los restaurantes se debe al alto margen de beneficio que aplican a las botellas, hemos llegado a constatar en alguna ocasión hasta un 300% sobre el valor de compra del vino, eso es demasiado. Realmente se perjudican por varios motivos, el vino se vende menos, corren el riesgo de que se estropee y además contribuyen a que los vinos de renombre y calidad no salgan de sus bodegas.
La fórmula a adoptar creemos que será distinta en cada ámbito, una estrategia que beneficie a todos será un poco difícil de conseguir pero bueno, las bases están sentadas, los grupos de trabajo encontrarán los problemas reales y las posibles soluciones combinadas.
Lo que no entendemos es por qué han esperado tanto a dar una solución, si ya hace bastante tiempo que observan este descenso, ¿pensaban que era pasajero? Los consumidores quieren calidad y un precio acorde desde el punto de origen que son las cepas hasta la botella situada en el restaurante o supermercado, se deben comedir los tantos por cientos que se aplican.
No es de extrañar que muchos vinos extranjeros sean más competitivos, tan sólo hay que comprobar los precios, a ver si al final al vino español le va a pasar lo mismo que al australiano.
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