No hace mucho, tuvimos el placer de asistir a un agradable almuerzo en el Restaurante Els Casals, en la población de Sagàs, entre Berga y Prats de Lluçanès (Barcelona).
El restaurante forma parte de un pequeño hotel rural que se halla ubicado en el altiplano de la Sierra de Biure, a unos 750 metros sobre el nivel del mar. Un lugar privilegiado para estas actividades de ocio rural. Y es que en "Els Casals", todo gira al entorno del cuidado de la tierra y los animales. Tanto es así, que no es raro encontarse a los ayudantes de cocina por las inmediaciones del hotel buscando ingredientes en bosques y campos.
Su carta está basada en productos de temporada y además, estos productos, suelen ser de cosecha o cría propia. Así es, la familia que regenta el hotel dispone de una finca cercana con diversos cultivos, huertos y granjas. Huevos frescos, setas de los bosques cercanos, hortalizas recién recolectadas, aves de corral...
Todo esto tratado en la cocina por Oriol Rovira, un cocinero que a pesar de su juventud posee una larga experiencia en restaurantes de prestigio en la capital catalana. En el comedor, como jefe de sala y sumiller, David nos atendió con profesionalidad y buen hacer. Nos presentó la carta basada en materias primas de calidad que ya deja entreveer la filosofía del local: poner en la mesa la expresión del terruño, la cocina de la tierra.
Para continuar un sorprendente "pan con tomate y fuet".
Una elaboración que no te la crees hasta que lo pruebas: un vaso de chupito con aceite, tomate, sal y costras de pan tostado. Encima, un trozo de fuet.
Se bebe el líquido y se come el fuet. Un guiño de "modernidad" en Els Casals.
En los entrantes, volvemos a los productos de temporada y la buena técnica con un "arroz con camagrocs y langostinos". El arroz en su punto, con las setas bien sabrosas combinando de maravilla con los langostinos ya pelados, listos para comer. Y el "huevo de gallina cocido a baja temperatura con guisado de verduras", un fantástico homenaje al producto fresco. Sobran las palabras.
Ya en los platos fuertes del día, la oferta se centra en la carne: el cordero, el cochinillo, los pies de cerdo... Pero sin duda la estrella del restaurante es la magnífica "Pularda de la casa, rustida con butifarra del perol", una gallina joven criada en casa, de unos 8 meses, de carne blanca y delicada. Servida en dos tiempos: el primero con filetes de la pechuga, tiernos y sabrosos, con la salsa del "rostit" y "butifarra del perol"; el segundo con un trozo del muslo u otra pieza, con puré y bien salseado. Excelente.
Para finalizar, los postres no desentonan con el resto de la comida: "Pastel de manzana recién hecho" y efectivamente es recién hecho, se debe pedir al inicio del ágape para que llegue a la mesa caliente y jugoso; "helado al corte de avellanas y chocolate" elaborado en la casa acompañado de avellanas caramelizadas; y una inefable "tabla de quesos" bien equilibrada en pasta blanda y curados.
Y en la foto de abajo, "Pastel de chocolate con helado de café", un pastel de bizcocho con mousse de chocolate, tierno y sabroso.
Esta vez no les hablaré de la carta de vinos, pues aunque me consta bien surtida, no tuvimos la oportunidad de consultarla. Utilizamos la opción de llevar nuestro propio vino. Sí, enochalados hasta la médula. Otro día les contaré lo que bebimos...
Como ven, la calidad de los productos es la piedra angular de este establecimiento, al que, sin duda, merece la pena volver. Y hasta quedarse unos días en el hotel, si conviene, para disfrutar plenamente de estos productos que nos da la tierra, sin fuegos de artificio, pero con el paso firme.
Más información | Hotel Rural Els Casals Fotos | Calamar, en Directo al Paladar