Una amiga nuestra me ha traído unos chorizos de Cantimpalos. Y diréis, "¡menudo mérito!, si lo compramos en la charcutería del mercado". En este caso tienen algo más especial, es ese pequeño detalle de los productos comprados en origen, allí donde nacen y se hacen. ¿Quién no ha ido a Asturias y ha traído el coche repleto de sidra natural, chorizos, quesos de cabrales, judiones, etc.? Todo se puede comprar en el mercado, pero siempre tiene un aroma y sabor especial si lo traemos desde "su casa".
El chorizo de Cantimpalos es muy especial para mi, porque me recuerda a los bocadillos que me comía para merendar cuando era pequeño. Mi madre, cortaba en lonchas esos pequeños y gruesos chorizos y yo no tardaba nada en devorarlos. No toda las tardes, que los bocadillos de mantequilla con azúcar, nocilla, etc., también estaban a la orden del día.
El chorizo de Cantimpalos se produce, geográficamente en Castilla y León, en concreto a una serie de pueblos de Segovia. Uno de los pueblos es Carbonero el Mayor, donde está el restaurante del que os hablé hace tiempo. El resto de los pueblos son los que están alrededor (más o menos) del pueblo de Cantimpalos, que da nombre al chorizo.
El chorizo, como casi todos, se compone de carne de cerdo, pimentón de la Vera, hierbas aromáticas (orégano principalmente), ajo y sal. Todo bien triturado en condiciones ambientales óptimas, por debajo de los 12º C y en algunos caso entre 0 y 2 ºC. Después amasado e introducido en tripa de cerdo de calibre fino, dependiendo del tipo. Y tenemos tres, el formato Sarta, achorizado y el Cular.
No os conforméis en comprar el Cantimpalos en vuestro lugar de residencia, si viajáis no lo dudéis comprarlo, tendrá un sabor especial.
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