Agua del grifo obligatoria, prohibición de las pajitas e impuestos a los envases de plástico: así será la futura Ley de Residuos

La ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, presentó ayer el anteproyecto de Ley de Residuos y Suelos Contaminados, una de las grandes apuestas de su cartera para esta legislatura.

El texto, disponible ya para consulta pública, propone un buen número de medidas destinadas a reducir la generación de residuos y mejorar su gestión, siguiendo las recomendaciones que, desde hace un tiempo, realiza la Unión Europea.

La propuesta del Gobierno, que comenzará en breve su tramitación parlamentaria, incluye diversas medidas que afectan de lleno a la industria alimentaria y a la hostelería.

Un impuesto para envases no reutilizables

El anteproyecto prevé la prohibición paulatina de determinados plásticos de un solo uso, así como la creación de un impuesto que gravará en 0,45 céntimos el kilo la fabricación e importación de ciertos envases de plástico no reutilizables.

Este impuesto, muy similar al que ya existe en países como Reino Unido o Italia, gravará productos como los vasos para bebidas, incluidos sus tapas y tapones, y los recipientes para alimentos de un solo uso, como cajas, con o sin tapa, utilizados con el fin de contener alimentos que están destinados al consumo inmediato, incluidos los recipientes para alimentos utilizados para comida rápida.

El texto fija como objetivo reducir el uso de estos envases en un 50 % en 2026, y un 70% en 2030. Para lograrlo, a partir del 1 de enero de 2023, ocurrirá como con las bolsas de plástico: quedará prohibida su distribución gratuita, debiéndose cobrar un precio por cada uno de los productos de plástico que se entregue al consumidor, diferenciándolo en el ticket de venta.

Adiós a las pajitas

Los vasos o recipientes de un solo uso para comida tendrán un impuesto, y se cobrarán, pero se podrán seguir utilizando; pero el anteproyecto de ley recoge además un listado de envases cuya comercialización quedará prohibida.

A partir del 3 de julio de 2021 no se podrán introducir en el mercado bastoncillos de algodón, excepto si entran en el ámbito de los productos sanitarios; cubiertos (tenedores, cuchillos, cucharas, palillos); platos; pajitas y agitadores de bebidas; palitos destinados a sujetar e ir unidos a globos, con excepción de los globos para usos y aplicaciones industriales y profesionales que no se distribuyen a los consumidores, incluidos los mecanismos de esos palitos; y los recipientes y vasos para alimentos y bebidas hechos de poliestireno expandido, incluidos sus tapas y tapones.

El anteproyecto de ley regula, además, los materiales en que se tienen que fabricar los envases de plástico que queden en el mercado, que deberán fabricarse siempre con una parte de material reciclado.

Fomento del agua del grifo

El anteproyecto recoge, además, que al objeto de reducir el consumo de envases, las administraciones públicas deberán adoptar las medidas necesarias para reducir el consumo de agua embotellada en sus dependencias.

Entre otras medidas, se insta a las administraciones a instalar fuentes de agua potable en condiciones que garanticen la higiene y la seguridad alimentaria, suministrando agua en envases reutilizables.

Con ese mismo objeto, apunta literalmente el texto, “en los establecimientos del sector de la hostelería y restauración se tendrá que ofrecer siempre a los consumidores, clientes o usuarios de sus servicios, la posibilidad de consumo de agua no envasada de manera gratuita y complementaria a la oferta del mismo establecimiento siempre que el ayuntamiento o la empresa suministradora del agua garantice que es apta para el consumo humano y que por lo tanto presenta las condiciones sanitarias exigibles”.

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Medidas para reducir el desperdicio alimentario

Por último, en lo que respecta al ámbito de la alimentación, la ley contempla establecer medidas para reducir el desperdicio de comida, aunque de momento no se concretan estas.

El texto solo da ejemplos, tales como “llegar a acuerdos con los comercios para minimizar los alimentos caducados, establecer pautas para consumidores, restauración y actividades con comedor para aprovechar los alimentos sobrantes, crear vías de aprovechamiento de excedentes en buen estado a través de iniciativas sociales –comedores populares, bancos de alimentos, etc”.

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