Atomik: un vodka hecho en Chernóbil es el primer producto fabricado en la zona de exclusión tras la catástrofe

The Chernobyl Spirit Company parece un buen nombre para un grupo de música, pero es la empresa que está detrás del vodka Atomik. Este destilado elaborado con cereales y agua de la zona de Chernóbil, se ha convertido en el primer producto alimenticio elaborado en la zona de exclusión trazada por la Unión Soviética tras el desastre nuclear que conmocionó al mundo.

La bebida ha sido desarrollada como parte de un estudio sobre la recuperación de la zona de exclusión, y su beneficio se utilizará para ayudar a las comunidades ucranianas que siguen estando afectadas por el impacto económico del desastre.

De momento solo se ha destilado una botella de prueba, pero la idea es producir 500 al año, para venderlas a los turistas que llegan a la zona de exclusión (y que, seguro, se dejarán una buena talegada en llevarse un recuerdo semejante de Chernóbil).

Como explica en la BBC el profesor de la Universidad de Posrtsmouth Jim Smith, uno de los científicos responsables del proyecto, los investigadores empezaron plantando centeno en uno de los campos abandonados de la zona de exclusión, y elaboraron un vodka, para comprobar si el proceso de destilado eliminaba eficazmente la radiación. Y así ha sido.

Es posible iniciar actividades económicas en la zona

“No es más radiactivo que cualquier otro vodka”, explica Smith. “Cualquier químico le dirá que, cuando destila algo, las impurezas permanecen en el producto de desecho. Así que tomamos centeno ligeramente contaminado y agua del acuífero de Chernobyl y lo destilamos. Les pedimos a nuestros amigos de la Universidad de Southampton, que tienen un increíble laboratorio radioanalítico, que vieran si podían encontrar alguna radiactividad. No pudieron encontrar nada, todo estaba por debajo de su límite de detección”.

Según los fundadores de la Chernobyl Spirit Company, este vodka demuestra que, con algunos ajustes, la tierra de la zona de exclusión puede ser productiva. “No tenemos que abandonar la tierra”, explica otro de los responsables del proyecto, el doctor Gennady Laptev, profesor del Instituto Hidrometeorológico de Kiev. “Podemos usarlo de diversas maneras y podemos producir algo que quedará totalmente limpio de la radiactividad”.

Los científicos que han liderado el proyecto están convencidos de que, pese a que quedan focos de fuerte radiación en la zona de exclusión, la mayor parte de esta tiene una radiación menor incluso de la que se puede encontrar en otras partes del mundo. “Después de 30 años, creo que el problema más importante de la zona es el desarrollo económico, no la radiación”, apunta Smith.

Imágenes | The Chernobyl Spirit Company/Aerobo

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