El mediático nutricionista Carlos Ríos sigue con su proyecto de “sacar una gama de productos que mejoren a los ultraprocesados que existen, cambiando los ingredientes y creando buenos procesados”.
Una polémica pero lucrativa iniciativa comercial que le ha valido el repudio de la gran mayoría de sus compañeros de profesión –al menos aquellos que divulgan, como hacía él, en redes sociales–.
¿El motivo? El otrora defensor de la “comida real” está vendiendo bajo su marca productos que en otro tiempo, aseguran sus críticos, habría calificado de “ultraprocesados”.
Tanto es así que, según apunta Antonio Rodríguez Estrada –el fotógrafo que desde la inciativa Sin Azúcar denuncia el alto contenido de azúcares de los productos de la industria alimentaria– sus nuevos helados aparecían como “ultraprocesados” en la app de Ríos de información nutricional Myrealfood para, en cuestión de minutos, ser calificados como “buen procesado”.
Ya no son ultraprocesados. (Según su app) pic.twitter.com/lESoNHGTRu
¿Sin azúcares añadidos?
Estos nuevos helados, de cacao y vainilla, vuelven a anunciarse como “sin edulcorantes ni azúcares añadidos” algo que, como explicó a DAP la nutricionista y tecnóloga alimentaria Beatriz Robles roza la ilegalidad: “Para poner 'sin azúcares añadidos' nos dice la legislación que el alimento no puede llevar monosacáridos ni disacáridos, ni ningún ingrediente añadido por sus propiedades edulcorantes. Esto quiere decir que no podemos añadir sacarosa, glucosa, lactosa... Pero tampoco ingredientes como miel, panela, zumo, puré concentrado de frutas, ni puré de dátiles”.
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Al igual que ocurría con la crema de cacao, uno de los principales ingredientes de los nuevos helados es el dátil –en el de cacao, el tercero en importancia después del agua y la leche desnatada–. Una fruta que, como insisten los nutricionistas críticos con Ríos, se está introduciendo en los productos precisamente como edulcorante, con la única finalidad de aportar dulzor al helado.
Como explica Robles, la industria alimentaria suele añadir ingredientes de este tipo en muchos productos y alude que lo están añadiendo con otro propósito tecnológico que no es el de endulzar –porque da color, textura o le aporta fibra–, lo que les permite eludir la legislación. El propio Ríos reconoció en el envase de su crema de cacao que “los ingredientes principales son castaña, cacao y dátil, para endulzar de forma natural”, una declaración que modificó posteriormente y que no aparece ya en sus nuevos productos.
Un catálogo cada vez más extenso
Ríos ya anunció su intención de ir sacando al mercado productos con su sello y, en el último año, no ha dejado de estrenar productos: algunos de un perfil aparentemente más saludable, como el gazpacho o el guacamole, y otros como la crema de cacao, el helado o los croissant –100% integrales pero, de nuevo, endulzados con dátil– que le han enfrentado con buena parte de la profesión.
Para los nutricionistas consultados, el problema no son tanto los productos en sí, que desde luego no son peores que los que ofrece el resto de la industria alimentaria –a la que Ríos no deja de criticar pese a que ahora forma parte de ella–, sino que se está intentando pasar como saludable o no procesado un alimento que no es ninguna de las dos cosas.
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