Las cuatro consecuencias que tendría un 'brexit' duro en el sector agroalimentario (que sería una debacle)

La primera ministra británica, Theresa May, presentó ayer en la Cámara de los Comunes su plan alternativo para lograr que los parlamentarios británicos acepten el acuerdo pactado con la Unión Europea para que Reino Unido abandone la Unión Europea (UE) de forma ordenada y manteniendo alianzas en diversos asuntos.

La premier planea volver a abordar con Bruselas la controvertida salvaguarda diseñada para evitar una frontera en Irlanda del Norte, que es el principal escollo de la negociación, pero rechaza la posibilidad de convocar un segundo referéndum sobre el brexit porque, en su opinión, dañaría la “cohesión social” en el Reino Unido.

Aunque la oposición laborista insiste en rechazar la posibilidad de un brexit no negociado –lo que, aseguran, comparte una mayoría del Parlamento del Reino Unido–, quedan poco más de dos meses para el 29 de marzo, cuando está planeada la salida de la unión. Hasta entonces puede pasar de todo, incluida la temida escisión sin acuerdo.

Los productos alimentarios tienen aranceles mayores y están sometidos a mayor regulación

El conocido como brexit duro es un escenario muy complicado para todas las empresas españolas que operan en Reino Unido, pero como explica el profesor de la San Telmo Business School Horacio González-Alemán, será especialmente complejo para la industria alimentaria, pues sus productos tienen aranceles mayores, están sometidos a mayor regulación y, en algunos casos, como el de las bebidas alcohólicas, cuentan además con una fiscalidad especial.

Como explica a Directo al Paladar este reputado experto en el sector agroalimentario, si el Parlamento británico se niega a aceptar un acuerdo con la Unión Europea, a partir del 30 de marzo “habrá de entrada un bloqueo, un parón, y luego un caos, porque nadie sabe qué hacer. Puede ser una auténtica debacle”.

Luis Planas, durante su intervención en los desayunos de Europa Press.

La pesca en el punto de mira

El sector pesquero será quizás el más afectado. El propio ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, reconoció la pasada semana en un desayuno de prensa que la pesca puede sufrir graves consecuencias con un brexit no amistoso.

En caso de que se Reino Unido abandone la UE sin acuerdo, los barcos pesqueros españoles que faenan en aguas de Reino Unido deberán abandonarlas de forma inmediata. Hablamos de más de 200 barcos participados por socios españoles que faenan en aguas británicas bajo diferentes banderas.

El ministerio trabaja en un escenario en el que incluso en el caso de un brexit duro, en un primer momento, las relaciones comerciales entre ambos países seguirían regidas por la misma normativa que hasta ahora, al menos por un período transitorio.

A partir de ahí habrá que negociar nuevos acuerdos. Y no será sencillo. “Es una espina que han tenido siempre clavada, porque tenemos una industria pesquera fuerte e inteligente y lo han hecho muy bien en las negociaciones”, explica González-Alemán. “Ellos le han puesto un énfasis nacionalista a este tema y va a ser una negociación compleja cuando se lleve a cabo, porque España tiene muchos intereses allí”.

Cuatro consecuencias inmediatas

Según datos del ministerio, Reino Unido concentra el 8 % de las exportaciones agroalimentarias españolas –con frutas y hortalizas, aceite de oliva, vino y porcino como sectores protagonistas– y de ese país proceden el 3 % de las importaciones de este sector –sobre todo espirituosos y pescado–. Nuestras ventas en ese mercado son de 3.819 millones de euros, tres veces más que las compras, que ascienden a 1.311 millones.

Serán los sectores que más exportan e importan cpn el Reino Unido los más afectados por un brexit duro, que como explica González-Alemán tendrá cuatro consecuencias inmediatas:

1. Más aranceles

Si Reino Unido abandona la UE sin acuerdo, a partir del 30 de marzo se aplicarán los aranceles estándar de la Organización Mundial del Comercio, que son más altos en el sector agroalimentario que en cualquier otro sector.

2. Más costes administrativos

“En este país nos hemos olvidado de las aduanas con Reino Unido desde 1992 y ahora se reestablecen”, explica González-Alemán. Esto encarecerá los envíos, pues además de ser menos rápidos debido a los controles documentales y físicos, requerirán más papeleo y, por tanto, más personal.

También se encarecerá la compensación de impuestos: el IVA y los impuestos especiales, como el de las bebidas alcohólicas, se tendrán que tramitar de otra forma, como si fuera un país tercero.

3. Distinta regulación

Con un brexit duro las normas comunitarias dejarían de aplicarse en Reino Unido de forma inmediata. “Esto significa que te pueden rechazar la mercancía porque, aunque cumplas la legislación comunitaria, puedes no cumplir la legislación británica: habrá que tener certificado de límites máximos de residuos, de fitosanitarios...”, apunta el experto. “Eso no sabemos que validez va a tener. Ellos salen de la unión y habrá que cambiarlo todo. Más molestias, más costes, incertidumbre ... Lo peor para cualquier negocio”.

4. Más competencia

La salida de Reino Unido del mercado común europeo hará que productos de terceros países sean más atractivos para sus ciudadanos de lo que eran hasta ahora, pues empezarán competir en igualdad de condiciones respecto a los de la Unión Europea.

“Si los ingleses se van a lo bestia no sé qué tratamiento arancelario van a tener [los productos de terceros países], pero si entran mejor que los nuestros ya estamos perdiendo mercado”, explica González-Alemán.

Esto tiene otra derivada, lo que se conoce como “diversión del comercio”, y es que los productos que dejen de venderse en Reino Unido se intentarán colocar en el resto de la unión, lo que aumentará la competencia intracomunitaria. Esto, explica el experto, puede afectar especialmente a los productos lácteos, que ya están viviendo una situación compleja. “Si no los vendes ahí lo tienes que meter en otro sitio”, sentencia, con la consiguiente bajada de precio en todos los países.

Es peor para ellos

Si el brexit es malo para todos, aún lo es más para los británicos. “Imagínate el efecto que va a tener en el IPC en un país en el que se importan el 70 % de alimentos”, explica González-Alemán. “Hablar de la libra sería una especulación, pero desde luego no va a salir bien parada. No te puedes ni imaginar lo malo que será para ellos, y en nuestro sector más. No es lo mismo quedarse sin tornillos, que sin comida”.

Este análisis, en el que coinciden la mayoría de expertos, es lo que hace que no se haya perdido la esperanza sobre la posibilidad de alcanzar un acuerdo in extremis.

“Los británicos son unos grandísimos negociadores, y eso lo estamos viendo”, concluye González-Alemán. “Son muy persistentes, pero también son realistas, y cuando se choquen con un muro, como están haciendo ahora mismo, no les quedará más remedio que darse la vuelta. No sería aceptable por ninguno de los dos lados”.

Imágenes | iStock/Pixabay/Pexels

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