Un investigador de la Universidad de Vigo explica en qué medida el vertido afecta a la pesca y qué se podrá hacer para mitigar sus consecuencias
El pasado 8 de diciembre, hace ya más de un mes, el buque de pabellón liberiano Toconao sufrió un accidente durante un temporal, a 80 kilómetros de la costa portuguesa. Cayeron al mar seis contenedores. Uno de ellos llevaba 26,3 toneladas de pellets: pequeños trozos de plástico, cilíndricos y de unos pocos milímetros, que se utilizan como materia prima en todo tipo de industrias.
No es el único vertido. Los otros cinco contenedores portaban, según ha indicado la Delegación del Gobierno en Galicia, “pasta de tomate, neumáticos, barras de aluminio y rollos de papel film”.
Actualmente, la Xunta mantiene un operativo medioambiental integrado por más de 200 personas que están retirando los restos de pellets que están llegando al litoral gallego. Un trabajo que, según el especialista en contaminación por microplásticos de la Universidad de Vigo, Andrés Rodríguez Seijo, no servirá de mucho.
“No puedes hacer nada”, explica el investigador postdoctoral. “No es chapapote, que se podía recoger fácilmente, entre comillas. Esto es de menos de 5 milímetros, esféricos, no están unidos… Ponte a recogerlos. Lo de ir con coladores por la playa es un poco absurdo. Puedes coger hoy, pero te van a estar llegando de continuo. Estarán recogiendo pellets de por vida. Llegarán cosas que ni serán de ese vertido. La mayoría de los residuos plásticos que hay en las playas son ya microplásticos, o pellets de otros vertidos, de otras historias industriales”.
¿Son tóxicos los pellets?
Ayer, 8 de enero, la vicepresidenta de la Xunta y conselleira de Medio Ambiente Ángeles Vázquez avanzó que los análisis encargados la semana pasada para conocer con exactitud la composición del material que está llegando a la costa, tanto en sacos como en forma de restos dispersos, constatan que se trata de polietileno, uno de los plásticos de uso más común.
“Tenemos la confirmación de que no es peligroso, pero sí es plástico”, declaró Vázquez, quien insistió en la necesidad y urgencia de que el Gobierno central remita de inmediato “la ficha técnica del producto” que transportaba el mercante Toconao en uno de los contenedores que cayó al mar mientras navegaba por aguas portuguesas.
El periódico ABC ha tenido acceso a dicho informe, elaborado por un centro de investigación dependiente de la Xunta, en el que se indica que el plástico “no es peligroso” e, incluso, es apto “apto para uso alimentario”: se puede emplear para hacer envases que están en contacto con alimentos. Ahora bien, tiene además de un 88-90 % de polietileno, un 10-12 % del aditivo UV622, un “agente estabilizador de la luz”. Es una sustancia que hasta la fecha los investigadores no tenían claro que estuviera en los pellets y sí es especialmente contaminante. Y es que que los pellets no sean tóxicos –lo que implicaría “un daño mortal específico”–, no significan que no sean contaminantes.
“El tema de los fotoestabilizadores es lo más peligroso, porque al entrar en contacto con el agua se degrada muy rápidamente y pasa a la cadena alimentaria y existe un problema a nivel metabólico”, explica el investigador, que ya temía que esta sustancia estuviera presente tras ver una imagen de uno de los sacos de pellets en los que se indicaba que su existencia.
Suena fatal, pero lo cierto es que esto pasa a diario. “Son los mismos estabilizadores que usamos en las cremas solares”, explica el investigador. “Esto también tiene un impacto, pero no lo consideramos como impacto porque nos beneficia a nosotros, pero es básicamente lo mismo”.
Los pellets, apunta además Rodríguez, no contaminan el océano de inmediato: “El plástico virgen no tiene tiempo de absorber y disolver contaminantes adheridos, eso comienza cuando se degrada y se forma biofilm sobre el plástico. Tarda un tiempo: semanas, meses o años. En el mar existen diferentes organismos que lo van a ir atacando y eso se va a ir degradando poco a poco y va a ir captando esos contaminantes. Es un vector contaminante, pero es igual que los plásticos de las depuradoras o los de la pesca. El problema es que tenemos un montonazo de plástico en el mar, es la enésima basura plástica. Una más”.
Rodríguez no quiere ser alarmista. Probablemente, la pesca no va estar más o menos contaminada por este vertido en concreto. Los pellets, aunque pequeños, son demasiado grandes para que los ingieran los mejillones, lo que constituiría el problema más inmediato para la producción pesquera local. Y el resto de pescados lo acabarán consumiendo, pero como ya consumen todo tipo de plásticos.
“Espero que esto sirva para concienciar de que hay un problema grande, pero no se puede hace gran cosa”, reconoce el científico. “Es el enésimo problema de contaminación de plásticos en el mar y en el suelo, porque el plástico al mar no llega solo”.
Podríamos no habernos enterado
De este vertido nos hemos enterado, pero podría haber ocurrido perfectamente sin que nadie supiera nada. “Estos incidentes ocurren habitualmente y de muchos ni nos enteramos”, apunta Rodríguez. “De esto se dio aviso porque se vio materia flotante y se identificó el buque, pero si es un accidente industrial ni lo sabes”.
No fue hasta cinco días después del accidente, el 13 de diciembre, cuando llegaron a una playa de Ribeira (A Coruña) los primeros pellets y, antes de que hubiera ningún comunicado oficial, el vertido se dio a conocer en las redes sociales y medios de comunicación. A partir de entonces han ido apareciendo en las playas gallegas miles de bolitas de plástico. Ya son decenas los municipios afectados por el vertido, que está cubriendo de blanco los arenales de las rías de Vigo, Pontevedra, Arousa, Muros y Noia y también las playas de la zona de A Coruña y Ferrol.
Mientras llegaban los primeros pellets, en plena Navidad y en precampaña de las elecciones gallegas, la Xunta tardó dos semanas en activar, el pasado 5 de enero, el Plan Territorial de Continxencias por Contaminación Mariña Accidental de Galicia (Plan Camgal) en el nivel 1.
El consejero de Mar de la Xunta, Alfonso Villares, explicó ese mismo día que no se había notificado por parte de ningún buque ni por parte de la administración del Estado la presencia en alta mar de residuos, por lo que solo era posible acometer los trabajos de limpieza una vez que los pellets alcanzaran la costa.
Hoy, 9 de enero, el presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, ha anunciado que elevará la emergencia derivada del vertido de pellets a nivel 2, lo que abre la puerta a la intervención del Gobierno.
“Yo creo que lo que pasó es que ellos no esperaban que llegara hasta aquí”, explica Rodríguez. “El chapapote fue a norte y a sur. Aquí el problema es que ha ido todo al norte y más rápido. Tampoco esperaban que hubiera tanta cantidad. La empresa seguramente no dijo lo que había en inicio o ni lo sabían”.
Y la Xunta se preocupa por los plásticos que llegan a la costa, que se ven, pero nadie sabe dónde están ahora mismo los otros cinco contenedores que llevaba el barco. “Cerca de Viana do Castelo o donde sea habrá un contenedor de neumáticos que se irán degradando, pero también lleva plástico y metales pesados”, explica el investigador gallego. “Si es lo que cayó… Que sea eso es otro cantar”.
Un barco de “conveniencia”
Otro de los frentes abiertos es lo complicado que va a resultar reclamar a la naviera por el vertido. En su primer comunicado la Xunta indicaba que el barco responsable del vertido se llamaba “Tocano”, pero el medio de comunicación gallego Galiciapress descubrió que en realidad se llamaba “Toconao” y que, tras este nombre, había un complejo entramado legal, que es el pan nuestro de cada día en la industria del transporte marítimo.
El Toconao navega bajo pabellón de Liberia y, por tanto, se rige de acuerdo a sus leyes. Esta es una de las conocidas en el mundo marítimo como “banderas de conveniencia”, que usan los armadores para ahorrar gastos y escapar de las inspecciones más rigurosas de otros estados.
Su armadora, averiguó Galiciapress, se llama POLAR 3 LTD, está radicada en el paraíso fiscal de las Islas Bermudas y está gestionada por la empresa Columbia Shipmanagement, ubicada en la ciudad chipriota de Limasol. La compañía, fundada por el alemán Heinrich Schoeller y actualmente gestionada por el CEO británico Mark O’Neil presume en su web de ser “una organización internacional con 40 años de experiencia como proveedores de servicios marítimos y gestión de buques de clase mundial dentro de la industria naviera” con más de 400 naves y más de 16.000 empleados.
Hasta el momento no se ha pronunciado públicamente ni contestado a la prensa sobre su vinculación con los vertidos y, sin duda, será complicado perseguirles.
“La responsabilidad está repartida entre todo el mundo y será complicado que paguen”, explica Rodríguez. Pese a que, como indica el investigador, el contenedor de pellets no debería haberse transportado sobre la cubierta, como parece ha ocurrido.
“Situaciones como esta ocurren habitualmente, sobre todo en Galicia”, concluye Rodríguez. “Yo soy muy pragmático con este tema: se necesita plástico y hay que transportarlo, la duda es cómo iba transportado”.
Imágenes | Xunta de Galicia/hockadilly/Unsplash/Ian Taylor
Ver todos los comentarios en https://www.directoalpaladar.com
VER Comentarios