Hace ya más de dos años que la entonces ministra de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, María Luisa Carcedo, anunció la implantación en España del etiquetado Nutriscore, un sistema por el cual se indica con colores verde, ámbar y rojo si los distintos nutrientes de un alimento superan en poco o mucho las recomendaciones sanitarias.
Este tipo de etiquetado frontal, que ya se aplica en Francia, ha sido muy criticado por nutricionistas y parte de la industria alimentaria, pues permite pasar por saludable a alimentos que no lo son tanto, mientras condena a una mala calificación a otros que sí lo son. Y en este último grupo destaca especialmente el aceite de oliva.
Desde que empezó a hablarse de la implementación de Nutriscore, la interprofesional del sector había criticado lo mal parada que salía el aceite de oliva en el algoritmo, que, pese a varios ajustes, no pasaba de la nota C, esto es, el color ámbar en el también llamado semáforo nutricional. Es la misma nota que llevan todos los aceites vegetales, ya sean de girasol o colza.
El jueves pasado, el sector solicitó una reunión urgente al ministerio para abordar un cambio en el Nutriscore, y la respuesta ha sido casi inmediata y rotunda: el departamento dirigido por Alberto Garzón ya ha planteado formalmente ante los órganos de gobierno de Nutriscore la exclusión de este producto del sistema, algo que ha sido recibido, según fuentes del propio ministerio, “positivamente” por los países que ya tienen implementado este etiquetado: Francia, Alemania y Holanda.
El objetivo explica el ministerio es que, una vez que España lo apruebe y pase a formar parte de los órganos que rigen NutriScore, ninguno de los países adheridos al sistema obligue a los productores de aceite españoles a implementar el etiquetado en sus envases, quedando así este excluido del sistema.
Un etiquetado que requiere de mucho consenso
La implantación de los etiquetados frontales (que se sabe llegará tarde o temprano a todos los países de Europa) está siendo un gran campo de batalla que enfrenta a diferentes sectores de nutricionistas e industria alimentaria.
Lo cierto es que, teniendo en cuenta que ni siquiera existe un consenso claro sobre qué alimentos son más o menos saludables, es casi imposible poner a todos de acuerdo en un algoritmo que determina una nota concreta para estos.
El propio ministro de Consumo, Alberto Garzón, reconoció a Directo al Paladar en una reciente entrevista que el mecanismo de Nutriscore “es imperfecto”, pues “es muy difícil pensar que un solo indicador puede comparar todos los tipos de productos”.
Lo que no parecía plantearse es que un tipo de producto podía, directamente, salir del etiquetado, como ha propuesto su ministerio para el aceite de oliva.
De momento, el etiquetado Nutriscore no será obligatorio, pero, como reconocía el propio Garzón, el objetivo es que lo sea: “Haciendo esto como lo hacen otros países como Francia estaremos en condiciones de ser la vanguardia de estos países de la UE y presionar para que imponga, y, además, se va a revisar el año que viene la posibilidad de un etiquetado obligatorio, que es lo que nos gustaría alcanzar”.
Pero, si este llega, ¿dónde quedará el aceite de oliva? Y, si queda fuera el aceite de oliva ¿no querrán librarse de él otros sectores?
El propio ministerio reconoce que “es imprescindible agilizar los trámites de la exclusión del aceite de oliva para que no pueda generar un impacto negativo en la industria española en el futuro”. Lo que, de facto, indica que se está retirando el sistema Nutriscore para este producto por una cuestión económica, no solo de salud pública.
En Directo al Paladar | Aceite de oliva, la guía definitiva: qué variedades convienen a cada plato (y cuándo usar girasol)
En Directo al Paladar | Estos son los cinco mejores aceites de oliva de España de 2020 (y aquí mismo puedes comprarlos para disfrutar en navidades)
Ver todos los comentarios en https://www.directoalpaladar.com
VER Comentarios