El Gobierno ha enviado a Bruselas un documento con las líneas generales de los Presupuestos Generales del Estado para 2021, que aún no han presentado.
Entre cambios fiscales ya conocidos, como la entrada en vigor de los nuevos impuestos digital y financiero, se ha puesto negro sobre blanco la anunciada, pero no concretada, subida del IVA a los refrescos, que pasará del 10 al 21 %.
El Ministerio de Consumo ya anunció su intención de gravar los refrescos azucarados, y retirarles el IVA reducido propio de los alimentos. Pero hasta ahora no se sabía en qué se iba a concretar esta medida, que llevan más de una década reclamando los expertos de salud pública y nutricionistas.
La sorpresa es que el texto enviado a Bruselas, al que ha tenido acceso Directo al Paladar, apunta que el IVA no solo subirá en las bebidas azucaradas, sino en todas las "bebidas refrescantes, zumos y gaseosas con azúcares o edulcorantes añadidos". Esto es, la totalidad de los refrescos del mercado.
El texto específica que esta medida "persigue por un lado internalizar la externalidad negativa generada por el consumo de dichas bebidas, favoreciendo hábitos más saludables de la población y, por el otro, seguir las recomendaciones de numerosos organismos internacionales que recomiendan a España limitar la aplicación de tipos reducidos en el IVA".
Hacienda estima que la introducción de esta medida conllevaría un incremento de la recaudación de 400 millones, 340 en el 2021 y el resto en el 2022.
Impuesto a bebidas edulcoradas: una medida novedosa
No es la primera vez que un Gobierno intenta subir los impuestos a las bebidas azucaradas. En 2017, el ministerio de Hacienda, dirigido entonces por Cristóbal Montoro, ya presentó una subida impositiva a estas bebidas, precisamente en el plan presupuestario que remitió a Bruselas. Finalmente, la subida no entró en los Presupuestos Generales del Estado que hoy siguen vigentes.
Actualmente, solo Cataluña tiene un impuesto sobre las bebidas azucaradas.
Lo novedoso de esta medida es la intención de tasar también a las bebidas edulcoradas, que apenas han sido objeto de impuestos especiales
Es bien sabido que el consumo excesivo de azúcar es uno de los principales causantes de obesidad, diabetes y otros problemas de salud en el mundo desarrollado. Ya en 2016, la OMS pidió tasar este tipo de bebidas para frenar la obesidad, la diabetes tipo 2 y las caries.
Lo novedoso de esta medida es la intención de tasar también a las bebidas edulcoradas, que apenas han sido objeto de impuestos especiales. De hecho, en la mayoría de países donde ya existen impuestos de este tipo, como Reino Unido, Alemania, Dinamarca o México, se grava en concreto la presencia de azúcar, precisamente para incitar a las empresas a usar edulcorantes. Edulcorantes que, si el plan enviado a Bruselas por el Gobierno se concreta en los PGE, tendrán exactamente el mismo tipo impositivo.
Por qué subir los impuestos a los refrescos
Para conocer el impacto real que tienen en la población este tipo de medidas hay que esperar mucho tiempo, pues se trata de un cambio de hábitos que no puede ocurrir de la noche a la mañana. Sin embargo, los primeros resultados sí son esperanzadores, sobre todo en el caso de México, uno de los pioneros en aplicar un impuesto especial para combatir la altísima tasa de obesidad. Después de dos años, la venta de bebidas bajó, de media, más de un 7%, siendo la bajada más significativa entre las familias con menor poder adquisitivo; además creció el consumo de agua embotellada.
En Reino unido, antes siquiera de que se empezaran a tasar las bebidas azucaradas en 2018, la presencia de azúcar en los refrescos se redujo el 29%.
Pero, para encontrar un impuesto parecido al que, parece, quiere aplicar el Gobierno español, hay que mirar a Francia. En el país vecino, desde 2012, existe un impuesto que aplica a todas las bebidas endulzadas con azúcar o edulcorantes, así como zumos y aguas de sabores. Sin embargo, su cuantía es menor que la que propone la administración de Sánchez, pues estas bebidas tienen un precio de solo alrededor de 7 céntimos superior por litro.
Los edulcorantes siguen siendo, a día de hoy, productos cuestionados acerca de su utilidad, pues si bien podrían ayudarnos a quitar calorías y perder peso al emplearlos en reemplazo del azúcar, también hay estudios que señalan que su uso puede producir más hambre.
En cualquier caso, el volumen de investigación sobre su impacto en la salud es mucho menor del que existe sobre el azúcar, y, una medida como la que propone el Gobierno, de concretarse, sería pionera en el mundo. Para lo bueno o para lo malo.
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