El primer ministro italiano, Giuseppe Conte, anunció el pasado domingo los detalles de la conocida como fase 2 de la lucha contra la epidemia: esto es, el desconfinamiento progresivo para reactivar la economía, cuyos detalles se empezarán a conocer hoy mismo también en España.
El calendario de apertura en Italia será más largo de lo esperado, y la hostelería se lleva la peor parte: no podrá abrir hasta el 1 de junio –se barajaba el 18 de mayo– y en condiciones que, según los empresarios del sector, no podrán enfrentar gran parte de los negocios.
El Gobierno obligará a los restaurantes y bares que quieran abrir el 1 de junio a preservar un amplio espacio de distanciamiento entre mesas y a instalar paneles de plexiglas para dividir a los comensales: las temidas mamparas que los hosteleros no quieren ver ni en pintura.
Pérdidas millonarias
La Federación Italiana de Expositores Públicos (Fipe-Confcommercio) calcula que la hostelería ha perdido ya 34 millones de euros en facturación. Se prevé el cierre de 50.000 empresas y el despido de 350.000 personas, una situación crítica que se agravaría aún más si los negocios no pueden reactivarse en un futuro próximo.
Ante este panorama, y en solo unos días, la hostelería italiana se ha organizado en torno a un colectivo bautizado como Movimento Imprese Ospitalità (MIO), que se ha articulado a través de las redes sociales y al que se han sumado ya más de 75.000 establecimientos del país.
Bajo el lema Risorgiamo Italia (“Nos levantamos de nuevo, Italia”) ha convocado un acto de protesta para hoy martes: a las nueve de la noche todos los bares restaurantes que se han sumado a la iniciativa encenderán las luces de sus establecimientos.
“Queremos expresar nuestro deseo de volver a la actividad completa con un gesto simbólico”, explican los organizadores de la protesta en la página de Facebook a través de la que se ha articulado esta.
Una muestra de decepción
Como explican desde MIO, los hosteleros se sienten frustrados pues, tras casi dos meses de cierre total saben que no podrán abrir hasta pasado otros 30 días, y entonces tendrán que hacerlo con grandes restricciones que consideran insostenibles.
“Ante nuestra gran disponibilidad, la acción del gobierno hasta ahora ha resultado ser tardía e insuficiente”, aseguran los convocantes de la protesta. “Había un requisito de liquidez y ni siquiera obtuvimos las garantías necesarias. Cuando se habla de la fase dos o la fase tres se contemplan parámetros insostenibles, distancias insalvables con una reducción del 70% del aforo y todas las responsabilidades asumidas por los empresarios. Tenemos que abrir con un 30/40% de los ingresos y el 100% de los costos”.
La hostelería amenaza: si no se cambian las medidas de reapertura, sencillamente se niegan a reabrir, algo que llevaría a millones de trabajadores a seguir cobrando el paro.
“Esta es una masacre en la que no queremos participar. ¡Sin las debidas garantías no volveremos a abrir!”, concluye el manifiesto de los hosteleros.
Veremos si una situación parecida se puede dar en España.
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