El impacto de nuestra dieta en el que nunca reparamos: hacen falta 21 litros de agua para producir una tableta de chocolate

Los alimentos que consumimos pueden suponer un gran impacto medioambiental. Las emisiones de gases de efecto invernadero a través de la producción y el transporte de alimentos es un tema que ha sido muy analizado, pero ¿alguna vez te has preguntado qué impacto tienen en la escasez de agua tus alimentos favoritos? Puede que la respuesta te sorprenda.

En una investigación [publicada recientemente en la revista académica Nutrients][1] hemos analizado el impacto de la escasez de agua en la dieta de 9.341 australianos adultos, incluyendo más de 5.000 alimentos. Hemos medido tanto la cantidad de agua utilizada en la producción de un alimento como la escasez o la abundancia de agua en el lugar de su recolección.

El sistema alimentario supone cerca del 70% del uso de agua fresca a nivel mundial, lo que significa que un esfuerzo conjunto para minimizar el uso de agua en la producción de alimentos (garantizando que nuestras dietas sigan siendo sanas) tendría un impacto muy importante en Australia, el continente habitado más seco del planeta.

Galletas, cerveza o ternera: ¿Qué alimento necesita más agua para su producción?

Llegamos a la conclusión de que la dieta del australiano medio tenía un impacto en la escasez de agua de 362 litros al día y que era ligeramente menor en el caso de mujeres y de adultos de mayores de 71 años.

Un 25% del impacto en la escasez de agua procedía de alimentos y bebidas opcionales en nuestra nutrición

El [impacto en la escasez de agua][2] consiste de dos elementos: los litros de agua utilizada multiplicados según si la escasez de agua en el lugar de su recolección es mayor o menor que la media global.

Algunos de los alimentos con algunos de los mayores impactos en la escasez de agua eran las almendras (3.448 litros por kilo), los albaricoques secos (3.363 litros por kilo) y los cereales de desayuno a base de arroz inflado (1.464 litros por kilo).

En cambio, entre algunos de los alimentos con un menor impacto en la escasez de agua se encontraban el pan integral (11,3 litros por kilos), los copos de avena (23,4 litros por kilo) y los garbanzos de bote (5,9 litros por kilo).

Puede que te sorprenda saber que de las 9.000 dietas analizadas, un 25% del impacto en la escasez de agua procedía de alimentos y bebidas opcionales en nuestra nutrición, tales como pasteles, galletas, bebidas edulcoradas y alcohol. En las dietas analizadas se incluían un vaso de vino (41 litros), una ración individual de patatas fritas (23 litros) y una barrita de chocolate con leche (21 litros).

Este tipo de alimentos no solamente nos hacen engordar, sino que también tienen un impacto negativo en la escasez de agua. [Estudios anteriores también han demostrado][4] que este tipo de alimentos suponen cerca del 30% de las emisiones de gases de efecto invernadero relacionadas con el consumo de alimentos en Australia.

El segundo grupo de alimentos con un impacto más grande en la escasez de agua era la fruta, con un 19%. En esta categoría se incluyen tanto las frutas enteras como los zumos frescos (no los edulcorados). También hay que tener en cuenta que la fruta es una parte esencial de una dieta sana y que por norma general los australianos necesitan consumir más fruta para cumplir con las cantidades recomendadas.

Los productos lácteos y sus alternativas (incluyendo las bebidas vegetales a base de soja, arroz y frutos secos) resultaron ser el tercer grupo y el pan y los cereales el cuarto.

El consumo de carnes rojas (ternera y cordero) contribuyó solamente al 3,7% del total de impacto de los alimentos en la escasez de agua. Estos resultados sugieren que el consumo de carne fresca importa menos en cuanto a la escasez de agua que la mayoría del resto de grupos de alimentos, incluso los cereales.

Cómo reducir el uso de agua en tu dieta

No es sorprendente que una reducción de los alimentos opcionales sería la primera opción a tener en cuenta si quisieras reducir tu impacto personal en la escasez de agua según los alimentos que consumas, así como las emisiones de gases de efecto invernadero relacionadas con su producción.

El consumismo de los alimentos opcionales también está estrechamente relacionado con engordar y la obesidad. El consumo variado de alimentos sanos, según nuestras necesidades energéticas, es una buena consigna a seguir.

Dos rebanadas de pan integral tienen un impacto mucho menor en la escasez de agua que una taza de arroz cocido

Por otro lado, es difícil dar recomendaciones que sean relevantes para los consumidores. Hemos descubierto que la variación en el impacto en la escasez de agua de los diferentes alimentos dentro de un mismo grupo era muy alta en comparación con la variación existente entre grupos alimenticios diferentes.

Por ejemplo, una manzana de tamaño mediano suponía tres litros para el impacto en la escasez de agua en comparación con los más de 100 litros que supone un vaso de 250 ml de zumo de naranja fresco. Esto pone de manifiesto el uso relativo del agua de cultivo y de la escasez de agua local durante el cultivo de estas cosechas. También hace falta más fruta para producir zumo que cuando la fruta se consume entera.

Dos rebanadas de pan integral tienen un impacto mucho menor en la escasez de agua que una taza de arroz cocido (0,9 litros en comparación con 124 litros). Una de las principales fuentes de proteína, el cordero, tenía el menor impacto en escasez de agua por ración (5,5 litros). Los corderos rara vez se crían en pastos de cultivo y cuando se utilizan cosechas cosechas para su alimentación, raramente se trata de cosechas de regadío.

En general, los consumidores no disponen de la información necesaria para elegir los principales alimentos que tengan un bajo impacto en la escasez de agua. A esto hay que añadirle que la diversidad es un principio importante en una buena nutrición y disuadir el consumo de un grupo principal de alimentos en concreto podría tener consecuencias adversas para la salud.

Puede que la mejor manera de reducir el impacto en la escasez de agua sea a través de los cambios tecnológicos

Puede que las mejores oportunidades para la reducción del impacto en la escasez de agua en el sistema alimentario australiano recaigan en la producción de alimentos. Normalmente existe una gran diferencia entre productores en cuanto al impacto que tienen en la escasez de agua con producciones agrícolas similares.

Por ejemplo, un estudio sobre el impacto en la escasez de agua en la producción de tomates para el abastecimiento de la ciudad de Sydney presentó unos resultados que iban desde los 5,0 a los 52,8 litros de agua por kilo. Las diferencias en el impacto en la escasez de agua de la leche producida en el estado australiano de Victoria iban desde los 0,7 litros a los 262 litros, algo que pone de manifiesto las diferencias entre los métodos agrícolas con diferencias en el uso del regadío y en los niveles locales de escasez de agua.

Puede que la mejor manera de reducir el impacto en la escasez de agua sea a través de los cambios tecnológicos, la reformulación de los productos y la adquisición de nuevas estrategias en las industrias de la agricultura y de la producción de alimentos.

No toda el agua es igual

Se trata del primer estudio de esta índole que analiza el impacto en la escasez de agua de un gran número de dietas escogidas individualmente por cada persona.

No ha sido una tarea sencilla, teniendo en cuenta que se identificaron 5.645 alimentos diferentes, muchos de los cuales se trataba de alimentos procesados cuyo análisis requería su separación entre sus ingredientes individuales.

Es difícil decir hasta qué punto estos resultados se pueden comparar con los de otros países, puesto que el mismo análisis no se ha realizado en otros sitios. Este estudio sí que ha mostrado grandes diferencias en el impacto en la escasez de agua de la forma en la que los australianos consumen alimentos, reflejando la variedad de nuestros hábitos alimenticios.

La escasez de agua es solamente uno de los aspectos medioambientales relevantes en la producción de alimentos y su consumo. Si bien no estamos sugiriendo que haya que modificar las pautas alimentarias en relación a su impacto en la escasez de agua, esperamos que esta investigación fomente una producción y un consumo de alimentos más sostenibles.

Autores: Brad Ridoutt, Danielle Baird, Gilly Hendrie y Kimberley Anastasiou de la Organización de Investigación Científica e Industrial del Commonwealth (CSIRO)

Este artículo ha sido publicado originalmente en The Conversation. Puedes leer el artículo original aquí.

Traducido por Silvestre Urbón.

_El autor del texto original informó de que había realizado investigaciones para la organización gubernamental Meat and Livestock Australia. Se ha de tener en cuenta que la investigación sobre la que trata el texto es uno de los proyectos financiados por la organización Meat and Livestock Australia._

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