La Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB) ha presentado hoy su tradicional Informe Económico, que hace balance de lo logrado por el sector el pasado año. Un informe que nace ya viejo debido a la pandemia.
Los buenos datos logrados por el sector en 2019, con un crecimiento de la producción de un 2 % y un aumento de las exportaciones de un 6 %, se han visto truncados por el impacto de la covid-19 que, aunque con menor incidencia que en otros sectores, ha trastocado todas sus previsiones.
Como ha explicado el director general de FIAB, Mauricio García de Quevedo, en una rueda de prensa celebrada virtualmente desde el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), el cierre de la hostelería y la caída de la exportación hacen prever que la industria cierre 2020 con una caída de la producción de casi un 4 % en el mejor de los casos, casi un 8 % si existe algún tipo de rebrote.
García de Quevedo cree que “el 2020 puede ser una mala pesadilla que pase rápido”. La industria alimentaria española, explica, ha mostrado una fortaleza encomiable: España es, con Canadá, el país desarrollado en el que menos problemas de abastecimiento ha habido durante la pandemia, y uno de los que menos brotes ha detectado en instalaciones alimentarias.
Pero esto no quiere decir que la situación no sea compleja.
El proteccionismo, el mayor desafío
Teniendo en cuenta que un tercio de todo el gasto de los españoles en alimentación antes de la pandemia se hacía fuera de casa, el cierre de la hostelería ha tenido un impacto importante en las cuentas de la industria. Un impacto al que hay que sumar el previsible desplome en la llegada de turistas.
Como ha explicado el director general de Agricultura y Alimentación del MAPA, Fernando Miranda, “cuanto antes se retome la actividad de horeca y el turismo antes se hará la recuperación”.
Pero lo que más parece preocupar al ministerio y a la industria, debido a que es un problema que puede alargarse mucho más en el tiempo y en el que hay una mayor incertidumbre, es el cambio en las dinámica del comercio mundial.
“Es verdad que como consecuencia [de la pandemia] ha surgido un nuevo proteccionismo que no es bueno”, explica Miranda. “Los sistemas alimentarios mundiales se han protegido porque están conectados. En marzo hubo una cumbre del G20 y hubo unanimidad para que se mantuvieran las fronteras abiertas, pues cuanto más diversificado más resistente es el sistema”.
Pero hay quién no está dispuesto a garantizar las dinámicas comerciales que conocíamos hasta ahora.
Trump y el Brexit amenazan al sector
Ya el informe presentado por la FIAB refleja un importante impacto de los aranceles impuestos por la administración estadounidense a los productos agroalimentarios europeos, como represalia a los subsidios de los países europeos a Airbus, el fabricante de aviones comerciales y militares que compite con la estadounidense Boing.
Los aranceles de hasta el 25 % han afectado principalmente al aceite de oliva, el vino y la aceituna de mesa y, como ha explicado Miranda, las exportaciones totales al país han caído en lo que va de año en torno al 20 %.
Para García de Quevedo la pandemia ha abierto una oportunidad para renegociar con EEUU: “Todos los países se verán obligados a dar ayudas a sus aerolíneas. Ese tabú se ha roto y eso puede facilitar las negociaciones de conflictos abiertos en la Organización Mundial del Comercio”.
Pero Miranda no es tan optimista: “Es un mercado donde la situación es la que vemos en televisión todos los días. La actitud española es proactiva, de intentar solventar tanto en el plano bilateral como en la UE las diferencias con EEUU, pero la administración está en modo electoral y eso dificulta muchísimo llegar a acuerdos”.
El otro gran frente abierto es el que deja el Brexit. Reino Unido es nuestro quinto país importador, al que pasamos una factura anual de 2.018 millones de Euros. En este sentido, el presidente de FIAB considera imprescindible que la Unión Europa negocie fuerte, como un solo bloque, y no salgamos perjudicados.
La industria mira a China
Como ha recordado García de Quevedo, hace solo unos años el 90 % de las exportaciones de alimentos españolas iban a parar a la Unión Europea, pero este porcentaje ha disminuido hasta el 77%: países como Estados Unidos, Japón y China han cobrado cada vez más importancia.
Dado que con EEUU las cosas parecen complicarse, la industria mira con más atención a los mercados asiáticos, y en concreto a China. En los últimos cuatro años las exportaciones a este país han crecido un 300 %, un 97 % solo en el último año. Además, parece que China empieza a recuperarse ya de la pandemia, mientras otros países están en mitad del atolladero.
“Es uno de los mercados que se están portando mejor, sobre todo en porcino”, ha reconocido Miranda. “Estamos intentando es ampliar la gama de productos que les exportamos y poder beneficiarnos de un mercado muy amplio, que sería una solución muy positiva. China es un socio con el que trabajamos muy bien”.
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