Karlos Arguiñano tiene más éxito que nunca, pero su jubilación es inminente: “Sería un honor que me sustituyera Joseba, pero se lo tendrá que ganar”

El programa de cocina de Karlos Arguiñano apenas ha cambiado en los más de 30 años que lleva en antena. Pero el pasado 28 de septiembre el programa –que produce la productora del propio cocinero, Bainet– logró la mejor cuota de pantalla de su historia en Antena 3 con un 21,2% de share y más de un millón de espectadores.

A esto hay que sumar que el cocinero vasco lo sigue petando en el mundo editorial. Aunque haya sacado ya varias docenas de libros de recetas, su último volumen, Cocina fácil y rico, editado por Planeta, fue el libro de no ficción más vendido durante la campaña de Navidad de 2022. Se han despachado más de 125.000 ejemplares.

Arguiñano sigue en la cresta de la ola, pero tiene ya 74 años y su jubilación es un secreto a voces. La incógnita reside en saber si el que parece su heredero natural, su hijo Joseba, podrá tomar el relevo del programa de su padre como si tal cosa. Desde luego, todo apunta a que, al menos, es algo que va a intentarse.

“Poco a poco van a introduciendo a su hijo y cada vez tiene más espacio”, asegura a DAP Juanma Fernández, periodista de televisión y director de Bluper. “Si no es al final de esta temporada quizás es al final de la siguiente, pero vamos a asistir al relevo generacional en los próximos meses”.

¿Puede Joseba sustituir a Karlos?

En conversación con DAP, Karlos Arguiñano mantiene la incógnita sobre su retirada: “Últimamente todo el mundo me pregunta lo mismo. Lo único que puedo decirte es que sigo con ilusión, que me gusta lo que hago y mientras me encuentre bien y sigan queriéndome en la tele, seguiré trabajando”.

¿Cogerá Joseba el relevo? “Solo puedo decirte que para mí sería un honor que me sustituyera”, explica el cocinero. “De cualquier manera aquí no hay un legítimo heredero, sino que, si hay una vacante, se la tendrá que ganar”.

Desde luego, parece claro que desde la productora se está allanando el camino para su aterrizaje. “Están buscando una transición tranquila, ir presentándolo poco a poco, y lo van consiguiendo”, explica Fernández. “David de Jorge [uno de los muchos cocineros por los que ha apostado la competencia para competir con Arguiñano] no tuvo la ventana que está teniendo Joseba, que cada vez va teniendo más presencia. No creo que vaya a afectar demasiado a la audiencia el cambio”.

Es probable que, además, Arguiñano siguiera apareciendo en el programa de su hijo. En realidad, como comenta el especialista en branding Fernando de Córdoba, está en la posición de hacer lo que le venga en gana: “Es uno de esos profesionales que va a tener el lujo de decidir cómo se retira. Si hace como Luis del Olmo y hace menos periodicidad... Se merece hacer lo que quiera”.

Pero, aunque Joseba es la viva imagen de su padre, hay quien cree que Arguiñano es difícilmente sustituible, por mucho que el relevo quede en familia. “Lo del sucesor te lo tendrá que decir Bainet”, apunta Ángeles Aguilera, responsable del área de No Ficción de Editorial Planeta y editora de Arguiñano. “Esto no es un reino. ¿Tú crees que en Antena 3 le va a dar un programa a su hijo solo porque se llame Arguiñano? No lo sé”.

El cocinero del pueblo

Hacer un programa como el de Arguiñano parece relativamente sencillo, pero nadie, nunca, ha logrado siquiera pisarle los talones. Y hay que recordar que el cocinero de Zarautz ha tenido competidores de la talla de Dani García, los hermanos Torres, José Andrés o David de Jorge. Todos han fracasado en el intento de ganarle la partida en su franja horaria.

¿Por qué nos gusta tanto Arguiñano? “Tal vez sea porque, según dicen ‘soy un gran comunicador’… ja ja”, traslada el cocinero a DAP, a través de correo electrónico. “Pero yo realmente creo que es porque soy alegre, me gusta lo que hago, disfruto mucho… Y eso traspasa la pantalla y llega al corazón”.

Arguiñano es además todo un pionero. Aunque es una historia que se ha contado muchas veces, sigue siendo poco conocida. El cocinero empezó a hacer televisión gracias al cantautor Joan Manuel Serrat. Fue uno de sus colaboradores el que le consiguió su primer programa de televisión tras una cena con todo el equipo en su restaurante de Zarautz en la que Arguiñano, al parecer, no dejó de contar chistes.

El chef se estrenó en ETB en 1990, en un programa en euskera llamado 14 cocineros vascos y, en solo dos años, dio el salto a Televisión Española para sustituir a Elena Santoja, que presentaba el mítico Con las manos en la masa. En muy poco tiempo, Arguiñano creó un nuevo paradigma de cocinero: el del tipo cercano y bonachón con el que todo el mundo querría irse de pinchos. Un formato más distendido, que ya era habitual en el mundo anglosajón, pero no en España donde, como apunta De Córdoba, “la tele todavía estaba muy encorsetada”.

“Eran formatos más juguetones y eso es algo que supo ver Arguiñano”, asegura el especialista en marcas. “Pero, ¿por qué nadie le ha hecho sombra? Pues muchos se lo habrán preguntado, pero creo que la gente lo considera de la familia y pasar a otro te cuesta esfuerzo”.

“Es una persona muy de la calle”, asegura Fernández. “Arguiñano podría ser el cocinero de un restaurante de tu barrio. Es una persona muy llana muy sencilla. Salvando mucho las distancias es equiparable al éxito de Isabel Pantoja o Belén Esteban que hablan de problemas comunes”.

El mayor creador de recetas

Pero todo el carisma de Arguiñano no habría sido suficiente para mantener vivo el negocio durante 30 años si no fuera porque él y su equipo han cuidado siempre la calidad de su principal producto: las recetas.

Como explica su editora, cada libro de Arguiñano sigue teniendo elaboraciones nuevas, revisadas con celo por su productora. El cocinero tiene decenas de versiones de todas las recetas tradicionales imaginables y por imaginar, pero año a año ha seguido haciendo nuevas elaboraciones.

“Somos un equipo formado por varias personas a las que nos gusta comer y cocinar”, asegura Arguiñano. “Hacemos recetas sencillas utilizando productos de temporada. Pensamos, probamos y las hacemos realidad”.

Otra de las razones del éxito de Arguiñano, cuyo legado tendrá que cuidar (o no) su hijo, es que nunca se ha subido a la parra. Aunque su popularidad no es tan grande como en los años 90, la década de su boom, el de Zarautz sigue siendo, de largo, el cocinero más conocido de España. Y, pese a esto, nunca se ha querido subir a la ola del chef estrella. Arguiñano siempre ha querido distanciarse de lo que representan Ferran Adrià, Martín Berasategui y compañía.

“Le propusimos un año a Karlos hacer un libro de cocina de celebración”, explica su editora. “Dijo que era buena idea, pero al cabo de un día nos dijo que tendríamos que poner cosas que cuestan más pasta y el público que tiene no puede hacer cocina cara. ‘Hay que hacer cosas ricas, pero sin irnos de presupuesto’, nos dijo. Y lo echaron para atrás por esto. Al final pensaba que no era su público. Si se nos va un poco la olla Karlos nos pone en su sitio, conoce muy bien cuáles son sus telespectadores”.

Es sabido que a Arguiñano le han ofrecido el oro y el moro por trasladar su programa a Madrid, algo a la que siempre se ha negado. “Cuando cambió de Mediaset a Antena 3 Vasile le acusó de ser un pesetero”, explica Fernández. “Él lo que contaba no es que le dieran más dinero, sino que le aseguraban el empleo de la gente de su productora, que era como su familia. El crear ese ambiente explica muy bien su éxito.

“Por suerte estoy rodeado de mi familia y de mis amigos de toda la vida…”, concluye Arguiñano. “Ellos son los que seguramente han hecho posible que siga con los pies en la tierra y que no haya perdido el rumbo”.

¿Logrará su hijo continuar su legado?

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