MasterChef Celebrity va ya por el primer mes de emisión y, aunque está perdiendo algún punto de cuota de pantalla, continúa siendo lo más visto de los martes y arrastrando su siempre fiel legión de seguidores, que aguantan viendo el programa hasta pasadas la 1 de la madrugada.
Como siempre que avanza este concurso, las buenas maneras de los primeros programas se van diluyendo y aparecen facciones y piques de todo tipo. Pero, respecto a lo que nos interesa, la cocina, todo sigue como siempre: mucho ruido y pocas nueces.
En la primera prueba los concursantes se han encontrado unos frigoríficos que, aparte del habitual product placement, escondían todo tipo de platos de supervivencia, supuestamente sacados de piso de estudiantes.
A cada concursante le tocaba una balda y, con lo que allí se encontraban, tenían que crear una receta de aprovechamiento con distintos alimentos aleatorios no demasiado lustrosos.
Los peores platos han sido los de los concursantes que se han querido complicar la vida con técnicas difíciles de aplicar en los alimentos que les habían tocado, mezclando distintas elaboraciones al tuntún.
Al final, se han salvado los concursantes que mejor han entendido el espíritu de la prueba y han preparado platos más sencillos, pero bien resueltos. Lo mejor, los raviolis con curry de Celia Villalobos: un plato clásico de aprovechamiento, ideal para salir al paso en una prueba como esta.
Viaje a La Alcarria
En la prueba de promoción turística de hoy, el concurso se ha trasladado a la comarca de La Alcarria, en Guadalajara. En el Convento del Carmen, en la localidad de Pastrana, los concursantes, divididos en dos grupos, han tenido que elaborar sendos menús tradicionales para 70 vecinos.
Los menús, diseñados por Pepa Muñoz, chef del restaurante El Qüenco de Pepa, estaban conformados por unas anchoas frescas, con tirabeques, semillas de tomate y tapenade; unos rebozuelos con migas, manzana, sidra, huevo y trufa; una aguja de ternera con minitubérculos; y, de postre, una tarta de albaricoque, queso y miel.
Para complicar las cosas, los grupos han tenido que trabajar en relevos, con dos concursantes en todo momento sentados en el banquillo, lo que ha aumentado el griterio.
Aunque en el equipo azul la exdiputada ha sido acusada de autoritaria, lo cierto es que ha llevado bien el cocinado. El equipo rojo, sin embargo, pese al buen rollo ha presentado dos platos terroríficos: unas migas frías, mal cocinadas y peor emplatadas y una tarta dura como una piedra.
Samantha ha empezado con el típico rollo en plan "qué vergüenza, me habéis puesto en un apuro, os pido disculpas" (ya podría cambiar el teatrillo) y, como era de esperar, los jueces han mandado este grupo, capitaneado por Raquel Sánchez-Silva, a eliminación.
Eliminación con paté
En la última prueba, los delantales negros han vuelto a trabajar por equipos, para replicar dos platos: un paté de campaña, oporto y pimienta verde; y otro de perdiz, Pedro Ximénez y nuez moscada.
Los capitanes, Flo y Josie, debían memorizar la receta de los patés durante dos minutos, para luego explicarselas al resto del equipo, que debía cocinarlas por relevos, recibiendo el plato a medio hacer del anterior concursante.
Flo, Perico y Juanjo han hecho un paté de perdiz bastante correcto, no así las dos raqueles y Josie, que han presentado un paté de campaña totalmente deforme con una pinta infame y han tenido que enfrentarse en el siguiente cocinado.
Los concursantes debían replicar en 20 minutos un plato de Jordi supuestamente sencillo: un huevo a baja temperatura, con parmentier de patata, unas gelatinas de caldo, brotes de rúcula y unos crujientes de ibérico.
Raquel Meroño y Josie, mal que bien, han salvado la papeleta, pero Raquel Sánchez Silva se ha caído con todo el equipo, presentando un plato cargado de errores. Ha sido la última expulsada.
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