Tras un larguísimo resumen del anterior programa, y después de diez minutos de charleta, ha arrancado por fin un nuevo programa de MasterChef. Los concursantes se han topado con las típicas cajas sorpresa, que en este caso incluían todo tipo de vinagres, salsas y aceites destinadas a que los concursantes trabajaran la técnica del marinado.
La cocinera Macarena de Castro, la primera invitada, ha explicado que esta es una de las técnicas de cocina más útiles para realzar el sabor de los alimentos y, sobre todo, cambiar su textura.
Tras una breve explicación de la cocinera mallorquina, que ha enseñado algunos de sus magníficos platos, los aspirantes han tenido que elaborar un plato libre en una hora, eligiendo para marinar un ingrediente principal entre carnes, pescados, frutas y verduras.
Como ya explicamos nada más se presentó el casting del programa, el nivel de cocina de los concursantes es prácticamente nulo. La mayoría no habían oído hablar de una marinada en su vida, pero hubo quien ni siquiera llegó a acabar la prueba: Marta Torné y Vicky Martín Berrocal fueron expulsadas a la mitad por tener todo sucio y desordenado, pasándose por el forro las normas básicas de seguridad alimentaria. Y, como no, se pusieron a llorar y quejarse al recibir el delantal negro.
Como digo siempre, Masterchef es divertido cuando cocinan muy bien, pero, sobre todo, cuando cocinan muy mal, y parece que en ese sentido esta edición va a ser de las buenas. Por la mesa de los jueces han pasado todo tipo de engendros, eso sí, con mucha literatura, como el emplatado “verticalidad” y “espacio” del tartar incomible presentado por Falcó.
Sorprendentemente, fueron los hermanos Salazar los que presentaron los mejores platos, con dos marinadas bastante aparentes, pese a que insistían en que jamás habían cocinado antes de llegar al programa, algo que el jurado no acaba de creerse. Como no les echen pronto no les va a quedar canciones para cantar cada diez minutos.
Precisión histórica nivel mercado medieval
En la prueba de exteriores, el programa se ha trasladado al castillo de Belmonte, en Cuenca, que ha tenido, como no, sus buenos minutos de promoción turística. Allí se ha recreado al más puro estilo mercado medieval el encuentro que tuvo lugar en 1480 entre el Marqués de Villena, Juan Pacheco, y los Reyes Católicos, el último capítulo de la Guerra de Sucesión que enfrentó a Isabel la Católica y Juana la Beltraneja por el trono de Castilla.
Paula Prendes y Óscar Higares, participantes de la pasada edición de ‘MasterChef Celebrity’, han llegado a caballo para ser los capitanes de ambos equipos, y han escogido a sus aspirantes.
Los concursantes han tenido que cocinar un menú para 100 invitados, con productos e ingredientes de la zona, compuesto por escabeche de perdiz, conejo asado con verduras a la brasa, longaniza guisada al vino y alajú, un postre típico de la zona de Cuenca y Requena, de orígenes árabes.
Los concursantes han tenido que cocinar en esta ocasión sin cocinas eléctricas, a fuego vivo y desplumando y despellejando los animales enteros. Pero sí contaban con una picadora mecánica o pucheros de cobre que no se inventaron hasta el siglo XIX. Tampoco faltaron los pimientos, tomates y calabacines, que no llegaron a España hasta el descubrimiento de América. La recreación nunca se la toman muy en serio.
La única historia que no ha cambiado en el programa es el cocinado desastroso. El equipo rojo, formado por El Sevilla, Los Chunguitos, Vicky Martín Berrocal y Tamara Falcó salvaron más o menos los papeles, pero el equipo azul sacó tarde la longaniza y las perdices, que salieron escasas y llenas de plumas. Un desastre que los ha llevado directos a la prueba de expulsión. Tamara Falcó ha sido escogida como la mejor de la prueba, y por tanto ha podido donar 4.000 euros a la ONG de su elección, la Fundación Madrina, que ayuda a mujeres embarazadas en riesgo de exclusión.
A vueltas con los cortes
Los delantales negros se han jugado la expulsión en tres retos, que han girado en torno a la correcta utilización de cuchillos, cortadores y peladores. En la primera prueba los aspirantes tenían que destapar 26 campanas que escondían diferentes ingredientes que debían emparejar con el utensilio adecuado. Parecía una prueba bastante sencilla al principio, pero con los distintos cuchillos han empezado los problemas. Los tres aspirantes que primero han identificado tres utensilios, Álex, Yolanda y Avellaneda han subido a la galería.
En la siguente prueba los aspirantes han tenido que cortar cuatro ingredientes utilizando técnicas distintas: la patata en mirepoix, la cebolla en juliana, la zanahoria en brunoise y el lenguado en filetes. Ninguno de los concursantes ha realizado los cortes correctamente, así que todos han tenido que pasar al último reto, en el que había que elaborar en 45 minutos un plato con los ingredientes usados anteriormente.
Ana Milán, Almudena Cid y Marta Torné aunque han tenido errores, han presentado platos bastante decentes. Por el contrario, José Miguel Antunez, que decía estar muy orgulloso de su plato y no reconocía los errores, ha elaborado era una auténtica basura: un lenguado lleno de escamas que no había quien se lo comiera. Obviamente, ha sido expulsado.
Imágenes | RTVE
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