MasterChef continúa su andadura siguiendo la dinámica que hemos visto en anteriores programas: como el espectáculo no va a estar en la cocina, hay que buscarlo entre los piques y romances de los concursantes. Cierto es que algunos de los aspirantes van cocinando algo mejor, pero otros parece que acaban de salir del casting: no dan una.
En la primera prueba, los aspirantes han abierto una caja misteriosa en la que se han encontrado la foto de uno de sus compañeros, que iba asociada a un mensaje grabado en el que le ponían a parir. Ya conocemos la dinámica: explotar las enemistades hasta la saciedad para crear enfrentamientos del todo innecesarios que rellenen el programa hasta bien entrada la madrugada.
Después de oír los mensajes, cada aspirante ha tenido que escoger 15 ingredientes con los que tenía que cocinar el compañero que había malmetido contra él. Y no solo un plato. El programa se ha unido (con unos años de retraso) a la moda del batch cooking -literalmente, “cocina por lotes”-. Los aspirantes tenían que preparar cinco platos en 90 minutos, presentados en sendos táperes.
De nuevo, estamos ante otra prueba súper injusta: los concursantes dependían completamente de la buena o mala fe del aspirante que les hacía la compra. Y alguno no ha tenido la más mínima compasión.
Iván y Andy, que se la tenían jurada, y escogían sus alimentos mutuamente, lo tenían difícil para sacar cinco platos siquiera comestibles. La gracia del programa reside ya, casi por completo, en la dinámica tóxica entre estos dos, que, a falta de cocina, acaba siendo lo más divertido del programa. A ver quién es el listo que logra mezclar con éxito chocolate, morralla y piña.
No era fácil, pero Andy lo ha logrado con relativo éxito, no así Iván, que se la ha pegado. Anna, que ha presentado los mejores platos de largo, ha ganado la prueba.
Rumbo a Canarias
Durante la prueba de exteriores, el programa se ha desplazado a Gran Canaria, donde los aspirantes han conocido las plantaciones de café ubicadas más al norte del mundo, en el valle de Agaete.
Los concursantes han sido divididos en dos equipos, pero liderados por un único capitán: Andy, que, pese a quedar segundo en la primera prueba, ha sido escogido por no haber estado nunca en esta posición.
Los aspirantes han cocinado cuatro platos basados en la gastronomía canaria: calamar y cigala con salsa americana de café y curry; cherne (un pescado presente, entre otras partes, en la Macaronesia) asado con demi glace y chutney de piña y guindilla verde; conejo en salmorejo con falso risotto de queso flor; y, de postre, ravioli de guayaba rosa, relleno de mascarpone y mango y acompañado de una teja de cacao.
Como siempre que le complican la vida a los capitanes, Andy iba de un equipo a otro como pollo sin cabeza, mientras le llamaban a gritos. Teniendo en cuenta que todos tienen la misma poca idea, no hay forma de etender porque necesitan ordenes todo el rato.
A mitad del cocinado los aspirantes han recibido la visita de Borja Marrero, del restaurante Texeda, que ha supervidado el menú y ha confirmado que, como parecía, todo iba de pena. Pepe y Jordi se han tenido que poner la chaquetilla y echar una mano para salvar el cocinado, que al final ha salido correcto.
Los jueces han optado por mandar a eliminación a Andy, pero junto a él a la mayoría de aspirantes. Solo se han salvado de la quema Michale, Alberto y Juana, cuyo cocinado individual se ha valorado positivamente.
Mejor fastidiarse la vida
En la prubela de eliminación, los jueces, para seguir explotando las enemistades surgidas en el programa, han emparejado a los concursantes para escoger el cocinado. Andy e Iván, Luna y Anna, y José Mari y Teresa han tenido que trabajar con los mismos 10 ingredientes, elegidos entre ambos, para hacer su propio plato de vanguardia, que incluyera espesantes y texturizantes.
El concurso ha recibido la visita del chef Luis Veira, cocinero del restaurante Árbore Da Veira, en A Coruña, con una estrella Michelin, que ha cocinado junto a Pepe.
Los concursantes han escogido combinaciones un poco raras: por alguna razón, se han empeñado en ponerse de acuerdo para mezclar cosas como pollo, atún, frutos rojos y langostinos. Uno no sabe si esta todo guionizado o los concursantes son directamente inútiles.
José Mari ha salido al paso y Andy e Iván han presentado dos platos más o menos decentes (mejor el del abogado, que se ha llevado el elogio de los jueces). Pero le ha ido a Anna y Luna, que han elegido los ingredientes al tuntún, y han presentado dos platos fallidos. Pero, de largo, el peor plato ha sido el de Teresa, en palabras de Jordi "un collage sin sentido", freo y con técnicas mal utilizadas. Un desastre que le ha llevado directa a su casa.
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