MasterChef, el concurso de cocina en el que no saben hacer un gazpacho (pero sí un postre de tres estrellas)

Vamos enfilando la recta final de una edición de MasterChef que se está haciendo larga. Después del bodrio del anterior programa, hoy hemos visto bastante más cocina, pero las ideas se agotan y, para los que nos hemos tragado varias temporadas del concurso esto parece el día de la marmota.

El tomate, la hortaliza que cambio la gastronomía española desde su llegada tras el descubrimiento de América, ha sido protagonista de la primera prueba de la noche. En un formato de batalla (otro de los habituales de MasteChef) los aspirantes han tenido que cocinar tres platos clásicos con tomate: gazpacho, salsa de tomate y bonito.

Es sorprendente ver que muchos de los concursantes no han hecho un gazpacho en su vida (encima hay quien decía que no lo hacía porque el del super está lo bastante bueno): ni siquiera los andaluces. Hay concursantes que le han echado azúcar, la mitad usaba pimiento rojo en vez de verde, algunos no han echado nada de vinagre… Vaya nivel, Maribel. Mejor recordar nuestra receta de gazpacho, que es infalible.

Poco podían hacer los concursantes con la siguiente prueba: elaborar una salsa de tomate casera en 20 minutos. Vamos a ver ¿qué clase de salsa de tomate se puede elaborar en ese tiempo? Desde luego no una buena, que tiene que estar espesándose durante casi una hora, como en nuestra receta. Lo más gracioso es que los jueces explicaban a los concursantes que faltaba cocinado. Faltaría más.

Por último, los concursantes que quedaban -Aleix y Samira, los que mejor se han defendido en las pruebas anteriores- se han enfrentado al bonito con tomate, que han tenido que elaborar con la salsa preparada anteriormente en 20 minutos, partiendo del pez entero.

Lógicamente, Aleix, que es pescadero, se ha manejado mejor que Samira, que debe pesar lo mismo que el bonito, pero la salsa de esta era mejor que la que él tenía, así que ha acabado presentando un mejor plato, y ha ganado la batalla.

Un homenaje a la gastronomía cántabra

En la prueba de exteriores, los concursantes han viajado a Santander (o deberíamos decir al Banco Santander, que ha protagonizado el patrocinio del día). En el Palacio de la Magdalena, han tenido que competir por equipos, pero solo uno de ellos ha contado con capitán: Samira, que ha podido además escoger a sus compañeros. Se ha quedado con Aleix, Valentín y Aitana. El resto de concursantes -Carlos, Natalia, Carmen y Teresa- se han tenido que coordinar sin liderazgo.

Los grupos han tenido que elaborar un menú para 50 estudiantes diseñado por Pachu, Candela y Jaime, los repipis gritones de MasterChef Junior, formado por unas rabas fritas con emulsión de tinta, un clásico cocido lebaniego, un solimillo al queso de tresviso y pastel de patata al horno y, de postre, polkas de hojaldre con espuma de café.

Durante el cocinado, los aspirantes han contado con la visita del chef cántabro Óscar Calleja, dueño del restaurante Annua con 2 estrellas Michelin, que ha supervisado el cocinado de los aspirantes.

El resultado del cocinado ha sido dispar. Sin nadie al volante, el equipo azul ha tomado las decisiones al tuntún. Se han puesto a rebozar los calamares en harina de garbanzo -cuando lo correcto era mezclar esta con harina de trigo- y los solomillos han salido medio crudos.

Por el contrario, el equipo rojo ha presentado un cocido y unos polkas de diez así que, lógicamente, ha ganado la prueba y se ha salvado de la expulsión.

Un postre de campeonato

En la prueba de expulsión el actor Santiago Segura, aspirante de ‘MasterChef Celebrity 3’, ha vuelto al programa para cocinar junto a los delantales negros un postre parecido al que le valió la eliminación en el concurso: una creación de Jordi Cruz con más de diez elaboraciones como tierras, ganachés, helados, espumas...

Como ha explicado el propio Cruz, muchas de las elaboraciones debían prepararse con tiempo para que se enfriaran, para luego ir montándolo todo, con mucha precisión.

Los concursantes contaban con la receta completa y dos horas para presentar el invento, pero la prueba no era nada sencilla. Los concursantes han empezado a cocinar tranquilos, pero la cosa se ha ido torciendo a medida que pasaba el tiempo, los errores se acumulaban y no había manera.

Mientras, Aitana no dejaba de dar consejos a Natalia y, tras ser advertida de que no podía dar pistas, le ha puesto el delantal negro para el siguiente programa, y de paso también a Aleix, aunque el pobre casi no había dicho nada.

De poco le han servido los consejos a Natalia, que ha presentado el postre más flojo con diferencia. Teniendo en cuenta que ella misma lo ha bautizado como "fracaso", poco más podíamos esperar. Ha sido la última eliminada.

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