Estamos en el ecuador de la novena temporada de MasterChef y comprobamos que el concurso está tan estancado como su audiencia (que ya no pasa del 15 % de share). Mismas pruebas, mismas dinámicas, en una edición en la que, al menos, aprovecharemos para aprender alguna cosa de cocina.
En la primera prubea del programa los concursantes han recibido la visita del chef Toño Pérez, con dos estrellas Michelin en su restaurante de Cáceres, Atrio, que ha diseñado el desayuno del tren turístico Al-Ándalus. Los concursantes han tenido que pensar su propio menú como si fuera a servirse en un tren, con las limitaciones propias de este, esto es, que fueran platos no muy copiosos y fácilmente recalentables.
Los concursantes han presentado muchos platos que nunca nadie serviría en un tren, con huevo o carne cruda -hola salmonella-, alimentos que se oxidan fácilmente (como el aguacate), y otros con los que quizás sobrevivas, pero bien no ibas a comer.
Los mejores platos eran, claro, los platos más fácilmente transportables y recalentables, que conservaran su jugosidad, como las carrilleras, un gazpacho de fresas o un arroz tres delicias.
Viaje a Talavera
En la prueba de exteriores el concurso se ha desplazado a Talavera de la Reina (Toledo), al restaurante Raíces, de Carlos Maldonado, el primer y único aspirante de MasterChef en el mundo con una estrella Michelin.
Divididos en dos equipos, los aspirantes han tenido que cocinar cuatro platos bastante complejos, de los que se sirven en Raíces:
- Sándwich de carne de cordero desmigada con tomates cherry y salsa barbacoa.
- Guiso de callos de bacalao, con bacalao confitado, acompañado de pisto manchego y un huevo frito con la yema y la clara separados.
- Guiso de rabo de toro con mole y una flor frita con chiles y rosas.
- Nube de aceituna con ganache de chocolate, brownie, una tierra y ovulatos de chocolate.
Tartas de boda
En la última prueba, los aspirantes se han enfrentado a un nuevo reto de repostería. Y de los difíciles: preparar tartas de boda. El concurso ha recibido la visita de Patricia Schmidt, especialista en tartas gigantescas.
Como casi todos los retos de repostería, no era una prueba fácil: las tartas que los concursantes tenían que replicar tenían múltiples bizcochos, coberturas, ganaches, merengues, fondants... De todo.
El problema con estos retos de pasteles es que, por mucho que sigas la receta al milímetro, hay elaboraciones que además requieren práctica, y los aspirantes no la tienen.
Dani, que ha presentado la peor tarta, ha sido el expulsado.
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