En las grandes ciudades, en las que es impensable volver a casa para comer en mitad de la jornada laboral, el menú del día era la opción escogida por la mayoría de los trabajadores cuando no podían traer nada hecho de casa. Pero la pandemia y el auge del teletrabajo han dado al traste con este mercado, del que vivían buena parte de los restaurantes.
Algunas familias se han organizado para cocinar más, pero quien no tenía tiempo para cocinar antes, probablemente siga sin tenerlo ahora. No es de extrañar por tanto que el negocio de los táperes a domicilio, que ya estaba en auge, esté viviendo una época dorada.
Wetaca, una de las empresas pioneras del mercado, que lleva en esto desde 2015, ha crecido, según su fundador, Efren Álvarez, un 100% cada año. Y la pandemia ha acelerado su expansión: solo entre el 13 de marzo y el 15 de mayo de 2020, su facturación se incrementó un 40%. Y eso que en el último año se han incorporado muchísimas empresas a un mercado en auge que supone la única vía de escape para otro sector de la hostelería herido a muerte, pero del que no se habla tanto: las empresas de catering.
Pedro Sarabia tiene una empresa en Santander que se dedicaba, fundamentalmente, a las bodas. “Con la pandemia desaparecieron de la noche a la mañana”, apunta. Así que decidieron reinventarse: con una inversión de 270.000 euros compraron los equipos necesarios para envasar la comida en atmósfera modificada, y en solo unos meses estaba listos para enviar táperes a domicilio a toda España, bajo su nueva marca, Tuptup.
La democratización de una tecnología
Hace solo unos años, el envío de comida a domicilio que, además, aguantara en buen estado durante toda una semana, era tecnología punta. Pero la democratización de las técnicas de conservación y la mejora de la logística de transporte en frío -que hasta hace nada solo ofrecía una compañía en España- ha hecho que muchas empresas, que ya se dedicaban a la hostelería, se hayan lanzado al envío a particulares en todo el país.
“Antes era muy complicado montar una nave de 1000 m2, con 400 m2 de frío”, explica Cristian Nocito, director ejecutivo de LaPizka, otra nueva empresa de táperes a domicilio. “Eso ahora mismo está a un alcance económico mejor que antes, porque energéticamente es más barato tener esto encendido más tiempo, hay una optimización de la energía, las termoselladoras son más rápidas y está todo envasado en un tiempo mucho menor”.
En el último año, la oferta de táperes a domicilio se ha multiplicado, y encontramos todo tipo de calidades, con precios que oscilan entre los 3 y los 7 euros por plato. Incluso dentro de las mismas empresas hay comidas bien logradas -mejor los platos de cuchara o los estofados, que la pasta o el arroz-, y otras que recuerdan al comedor de colegio. Entre otras cosas porque en algunos casos es comida, literalmente, de colegio.
Las comidas completas de táper rondan los ocho euros
La empresa matriz de LaPizka, por ejemplo, ha trabajado siempre para colectividades: colegios, residencias, universidades… Y solo con la pandemia decidió vender a clientes particulares, pero siempre menús cerrados para toda la semana. Por 40 euros, con envío incluido, tienes 5 primeros y 5 segundos. Las comidas de toda la semana por 8 euros al día.
No parece tan poco teniendo en cuenta que un menú del día, con suerte recién hecho, se puede encontrar por 10 euros. Pero la fortaleza de este tipo de opciones es otra.
¿Mejor táper que delivery?
Efren Álvarez, de Wetaca, tiene muy claro que los táperes a domicilio ofrecen algo muy distinto a lo que buscamos en un restaurante. Por eso el auge del delivery, explica, no ha afectado en nada a su volumen de negocio.
Todas las empresas ofertan platos que permiten configurar un menú semanal equilibrado
“Desde siempre la alimentación ha sido importante en nuestras vidas, explica Álvarez. “Antes se tomaban las decisiones de forma reflexiva, había una persona en casa que planificaba la comida de la familia para una semana. Eso se dejó de hacer y se empezaron a tomar decisiones impulsivas respecto a algo que debería ser reflexivo”.
En lo que coinciden todas las empresas es en ofertar un conjunto de platos a domicilio que permiten configurar un menú semanal equilibrado; y las empresas que solo ofrecen menús cerrados, diseñan estos con arreglo a su composición nutricional.
Es comida normal, y esta es una de las claves del éxito de esta nueva opción de comida preparada.
“La comida de delivery no me ofrece un potaje de garbanzos, o alubias a la riojana, o cosas así”, explica Alesya Makarov, periodista de Webedia y cliente habitual de táperes a domicilio. “Solo hay mexicano, indio, chino, o hamburguesas, que para de vez en cuando está bien, pero de diario ni me lo planteo”.
Muchos clientes, además, usan el servicio como un complemento a lo poco que les da tiempo a cocinar. María González, directora de Xataka, pide táperes todas las semanas, pero los suele mezclar con platos que cocinan ellos: “Nos permite comer más variado sin pasarte el día en la cocina, probar comida que nosotros no cocinaríamos y también se controlan fácil las raciones y la cantidad de lo que comes”.
El táper mató al menú del día
Curiosamente, aunque los táperes a domicilio se han beneficiado del auge del teletrabajo, están también encontrando un hueco en las oficinas que siguen abiertas.
Rubén Tabernero dirige otra empresa de catering, que se dedicaba al 100% a organizar eventos para empresas: “Con la pandemia el problema que tuvimos es que pasamos de 400 eventos al mes a cero. Vimos la posibilidad de sacar una línea de negocio que era esa misma comida que servíamos a las empresas en formato tradicional, darlo en formato individualizado, tanto comidas, como desayunos y cócteles”.
Los restaurantes seguirán ofreciendo un momento social que ninguna de estas empresas puede proveer
Gracias a estos envases individualizados, Tabernero ha captado nuevos clientes: grandes empresas como Accenture, KPMG o Amazon, que han seguido ofreciendo tipo de servicios a sus empleados de alto nivel, solo que con una presentación adaptada a los tiempos que corren.
Empleados que, en muchos casos, también están pidiendo este tipo de táperes para comer en la oficina, y ahorrarse el bajar a un restaurante. “En las empresas de la ciudad sí se va a producir un cambio, en el sentido de que la gente que estaba acostumbrada a bajar al restaurante de turno a tomarse el menú al haber experimentado que puedes comer casi al mismo precio de forma individual sin hacer colas y con muchísima más seguridad, seguirán optando por esta solución”, asegura Tabernero.
Los restaurantes seguirán ofreciendo un momento social que ninguna de estas empresas puede proveer, pero muchos de los comedores que ofrecían menús mediocres, en muchos casos elaborados a partir de la misma quinta gama que envían las empresas de catering, pueden tener los días contados.
“Los sitios que lo hacen bien funcionarán”, opina Sarabia, que antes de tener la empresa de catering trabajó como cocinero en todo tipo de restaurantes. “Yo creo en el producto bueno. Si es bueno en relación con el precio que tiene, va a funcionar. Lo que no va a funcionar son los sitios que ponen el menú del día como una cosa más”.
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