Mar Orozco dio clases a Miki Nadal y Lorena Castell, los últimos ganadores del programa
Mar Orozco (Madrid, 1985) se había olvidado por completo de que había subido su perfil de cocinera en una plataforma online de clases particulares. Allí la encontró Miki Nadal, que andaba buscando a alguien que le enseñara a cocinar antes de entrar como concursante en MasterChef Celebrity.
“Me vio buscando en Google y se puso en contacto conmigo”, explica a Orozco. “No le contestaba porque se me había olvidado que estaba en esa página, pero me buscó por Instagram y acabamos hablando”.
Orozco estaba intentando establecerse como chef a domicilio, pero no pensaba que acabaría compaginando este servicio con el de entrenadora estrella de los famosos que participan en MasterChef. Su primer alumno acabó como ganador en el concurso y, al año siguiente, le llovieron las ofertas.
Según explica Orozco, cuando se estrenó MasterChef Celebrity no era tan habitual buscar a alguien para entrenar fuera del programa, pero ahora casi todos los famosos cuentan con un profesor particular.
“Los no famosos viven dentro de las instalaciones durante la grabación, así que reciben clases por parte del programa, pero los celebrities cada año se forman más por su cuenta”, explica.
Como prepararse una oposición
Tras Nadal, Orozco entrenó a Lorena Castell, que también resultó ganadora. En la última edición, que se está emitiendo ahora mismo, Orozco ha entrenado a dos alumnos, Álvaro Muñoz Escassi y Miguel Diosdado. Sabe perfectamente cómo van a quedar, pero no va a contarnos nada.
Como es de sobra conocido, MasterChef se graba con una antelación de casi medio año respecto a su emisión. La actual edición celebritiy se rodó entre mayo y julio y ha empezado a emitirse ahora, mientras se graba la versión normal, que se televisará a principios del año que viene.
“Con el programa no tengo ningún compromiso de confidencialidad porque no tengo relación laboral con ellos, quienes me contratan son las celebrities”, explica. “Con ellos tengo un acuerdo verbal, aunque estaría encantada de firmar lo que sea. Soy una tumba, y después de tantas ediciones he perfeccionado mi cara de póker”.
Pese a que sabe lo que va a pasar, Orozco trasnocha siempre para ver el programa. “Lo veo porque me hace mucha ilusión y me van contando como evolucionan en las pruebas y cómo han cocinado”, explica. Pero, además, es importante ver cómo son exactamente las pruebas. Sus clases no se limitan a enseñar cocina a unos concursantes que, en su mayoría, no han freído un huevo en su vida: es también importante que sepan cumplir con las dinámicas propias del programa.
Durante el entrenamiento para el programa Orozco trata de dar a sus alumnos al menos tres clases a la semana de como poco tres horas, en las que les somete a pruebas similares a las que se encontrarán en el concurso.
“Hago una formación muy intensiva y aparte de inculcarles la teoría, las técnicas y el conocimiento sobre producto, trato de hacer un formato de clase en el que les envío un listado de ingredientes”, explica. “Yo ya tengo claro lo que vamos a hacer, pero no les digo nada. Cuando llego a la casa los tienen listos, preparamos una mise en place y les planteo lo que vamos a trabajar. Siempre les hago un pequeño examen. Les digo, ‘bueno, en función de lo que te he pedido, por ejemplo un guiso de pescado con toque asiático, ¿cómo lo ejecutarías en el programa?”.
Saber cocinar es importante para ganar el concurso, pero en televisión no basta con saber hacer las cosas, hay que manejar una gran cantidad de presión añadida. “Les intento inculcar mucho la serenidad, que piensen claramente los pasos que van a dar, cuáles son los procesos”, explica la entrenadora. “Trabajamos muchos los tiempos. Les quiero formar muy bien de base y que tengan conciencia de que, por ejemplo, si van a hacer una salsa tendrán que hacer un caldo previo, un fondo, y es lo primero que tienen que marchar”.
Un programa duro
Para muchos famosos de medio pelo MasterChef puede ser la lanzadera que les permita reciclar su carrera o, al menos, recuperar notoriedad. Por eso casi nadie se lo toma a broma.
“Es una lanzadera espectacular, sobre todo para ser conocidos por un público que antes no los conocía tanto”, apunta Orozco. “Pero a nivel personal pesa más la experiencia tan brutal que viven. Se lo toman como un reto personal, algo que no habían trabajado nunca, incluso para los que ya habían hecho televisión es distinto, y crecen mucho a nivel personal y profesional”.
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Ahora bien, hay que estar preparado física y, sobre todo, mentalmente. “He tenido la suerte de vivir el aspecto positivo del programa”, apunta la entrenadora. “Todos los que han participado conmigo han vivido una experiencia fabulosa. Pero es importante el momento vital que estés viviendo. Es un programa muy intenso, hay que estar fuerte de ánimo y con ganas de disfrutarlo a tope. Entiendo que a lo mejor te pilla en un momento más flojo y no eres capaz de gestionarlo”.
La mayoría de concursantes, asegura, no obstante, se terminan llevando bien incluso con los jueces: “Al final los jueces están para marcarles un poco y meterles presión para que no se sientan relajados. Les meten caña, pero luego por lo que yo sé crean una relación fabulosa y mantienen el contacto”.
Por mucho que haya discusiones, todos están en el negocio. También Orozco, que ha visto como, desde que entrenó a Nadal, no paraban de llegar clientes. “No les cobro más, no me parece justo”, explica. “Pero sí, he encontrado más demanda de solicitud de clases privadas”.
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