Hasta la llegada de MasterChef Celebrity, Raquel Meroño era un personaje desconocido para muchos de los que no vimos en su día Al salir de clase, la serie que catapultó a esta actriz madrileña al estrellato.
A diferencia de muchos de sus compañeros de reparto –como Hugo Silva, Elsa Pataky o Alejo Sauras–, Meroño abandonó la interpretación para centrarse en la crianza de sus hijas gemelas, para montar después algunos negocios de éxito en torno a la localización de espacios, la organización de eventos y, curiosamente, la hostelería.
Aunque tiene con su exmarido un restaurante en Tarifa, Meroño nunca había cocinado y, cuando se presentó el casting de MasterChef todos la daban como una de las rivales más débiles. Craso error. Como ocurrió con Tamara Falcó el pasado año, la actriz ha logrado cambiar su imagen, para acabar delantando a sus rivales por la derecha.
Hablamos con Meroño desde el hotel Four Seasons, donde ha estado atendiendo a los medios tras su victoria en el concurso más visto de España, que ayer enganchó a más de tres millones de espectadores, con una cuota de pantalla del 25,1%.
Por lo que tengo entendido, tenías un restaurante antes de presentarte a MasterChef. ¿De verdad no sabías cocinar?
No había hecho absolutamente nada de nada. El restaurante en realidad es un chiringuito que está en la playa y yo no me meto en cocinas. Es que ni me dejan. Menudos son los cocineros y la cocina, como para entrar. Hay una tensión… Y ahora lo entiendo. Es que es verdad. Las distracciones no funcionan en cocina.
Pero sí tenías experiencia, aunque sea a nivel empresarial, en hostelería
Bueno, conozco más el tema de las tumbonas y de la barra (risas).
¿Vas a llevar algo de lo aprendido en el programa a tus negocios?
Me hace gracia porque llevo un par de años diciendo que deberíamos cambiar un poco la carta y me callaban. Y ahora justamente me lo estaban diciendo el otro día los socios, que pensara unos platitos nuevos para el verano. Ahora sí me hacen caso.
Tus socios se estarán frotando las manos, porque la ganadora de MasterChef seguro que trae mucha clientela.
Sí, lo que pasa que uno de ellos es mi exmarido. Entonces… No me hacía ni caso y ahora de repente quiere que le cuente que es lo que hay que hacer en la carta, pero lo hago encantada, porque sí pienso que en las cartas hay que ir incorporando siempre platos nuevos para que la clientela que va siempre no se aburra.
Como empresaria, ¿cómo ves la situación actual de la hostelería y los eventos con el covid?
Hay una desesperación en el sector brutal y yo estoy muy preocupada por que por ejemplo el padre de mis hijas tiene dos locales cerrados. Hay muchísima gente que está cerrando los negocios, los hoteles exactamente igual y es que somos un país que vive del turismo y la hostelería es una pata central de la economía. Yo entiendo que todos los gremios quieren ayudas, es normal que cada uno mire a lo suyo, pero es un sector que todo el mundo disfruta y necesita. En cuanto tengamos un poco de libertad lo primero que haremos es reuniremos en bares y restaurantes. Nos encanta viajar y tenemos que recuperarlo lo antes posible. A ver si empiezan a tomar buenas decisiones y esto pasa rápido, que está siendo una pesadilla.
¿Cómo ha sido participar en un programa como MasterChef en plena pandemia? Porque no se ve a nadie con mascarilla, pero entiendo que no ha sido una producción normal.
Nosotros estábamos muy aislados de absolutamente todo el mundo, que también es una pena, porque normalmente cuando haces un programa se crea una familia, con los cámaras, los de redacción, no solo están los concursantes. Yo lo he notado. De repente había un montón de gente con mascarillas con los que ni hablabas, con los que no te relacionabas, y nos tenían ahí aislados completamente del resto del equipo.
Como en el zoo.
Sí, como en el zoo. Y venga pinchazos y venga pruebas. Pues normal.
Al comenzar el programa se criticó que no se guardaran distancia ni llevarais mascarillas, pero por lo que dices había un protocolo sanitario bastante estricto.
Bueno, todo el rato. Solo convivíamos entre nosotros. Ni siquiera maquillaje y peluquería que estaban siempre con muchísimas medidas de seguridad: mascarilla, pantalla, guantes… Ha sido todo muy surrealista. El covid ha sido surrealista para todo el mundo, imagínate que te toca hacer el covid y MasterChef a la vez.
¿Cuánto te enteraste de que estabas seleccionada?
En mitad del confinamiento. Al principio lo único que podías es meterte con la Escuela Masterchef a estudiar en casa. Luego, cuando se empezaron a a abrir las puertas, ya pude ir a cocinas de restaurantes, donde me empezaron a enseñar ya [cocineros como] Mario Sandoval. Y luego apareció la responsable de que yo haya ganado. Si esta mujer no hubiera estado en mi vida habría sido imposible.
¿Quién?
Barbara Buenache, una coach que tenía todos los días que no estaba grabando. Todos los días. O estaba grabando o estaba con ella, fines de semana incluidos, tres o cuatro días a la semana con cocinados de 10 a 12 horas. Me despedí de mi familia. Les dije que iban a ver a mamá entrando y saliendo de casa, y no iba a tener tiempo de pasar tiempo aquí, que fueran responsable con sus estudios. Y, venga, a aprovechar la oportunidad, que nos va a venir bien a todos.
En el programa se deja entrever que practicáis fuera del plató, pero ¿cómo os organizáis exactamente?
Cada uno se busca la vida. Si pides ayuda te proporcionan algún profesor y hay clases que te da el propio MasterChef una vez a la semana, que te explican las técnicas por ejemplo de vanguardia. Pero te dan unos apuntes y si tú quieres seguir aprendiendo y evolucionando tienes que cogerlos todos y practicarlos.
Al final es un trabajo en toda regla.
Pero vamos… Ahí es donde se ven las evoluciones. Hay gente que ya cocina de antes, con los conocimientos que tiene y lo que van aprendiendo... Pero solo llega lejos, y esto ha pasado en todas las ediciones, la gente que se pone obsesiva compulsiva y hace una inmersión en la experiencia del 100% y dedica todo su tiempo a esto. Yo me he visto trabajando a las 2 de la madrugada cuando a las 8 me veían a buscar por si caía algo que no me salía bien. Esto es prueba y ensayo y sigue y sigue.
El menú con el que ganaste la final vino asesorado por Disfrutar, pero ¿cuánto es de su autoría?
El menú es mío, porque el cerdo ibérico y el atún no es muy representativo de Barcelona. Yo llegué con un menú que me representaba, pensando lo que quería, y ellos lo que hicieron fue pulir la idea y meterle magia y llevarlo a otro nivel. Parte del premio es llegar a la final y poder llamar a la puerta de un señor como Oriol Castro y pedirle que te ayude a preparar un menú, que te lo va a hacer si estás en la final. Si no, no te lo hace. Y todos tienen ayuda. Mario Sandoval estaba preparando a Arteta. Isabel Maestre estaba preparando a Josie. Toño [Pérez] a Florentino. Cada uno eligió su chef.
Veo que se implican mucho los cocineros profesionales en todo lo que pasa en MasterChef. Es muy buena publicidad...
Claro, si tienen suerte y apuestan bien, luego se habla mucho de la ayuda del restaurante. Y todo el mundo gana. Pero también se la están jugando. Es una responsabilidad.
Mejor apostar por el caballo ganador.
Para mí era muy importante llegar lo más lejos posible porque era una forma de dar gracias a todos los que me han ayudado desinteresadamente cuando empecé a cocinar desde cero.
¿Te ves más empezando en la cocina o volviendo a la tele?
Me encantaría volver a la tele, volver a hacer ficción, y me gustaría volver a actuar. Me encantaría. Voy a seguir cocinando en redes, compartiendo recetas con la gente que me ha apoyado y le gusta la cocina y el programa, y lo voy a hacer encantada, porque a mí me apetece también. Pero así como forma de vida, trabajo, si pudiese volver a estar dentro de una serie, coger un guion, estudiarlo y preparar un personaje sería feliz.
Supongo que MasterChef, eso sí, te habrá llevado a cocinar más y cambiar tus rutinas diarias.
Bueno, diarias no te creas. La comida de hacer un filete y un arroz blanco, porque en mi casa tenemos una forma de comer muy básica y muy healthy, de proteína, hidrato y verduras, no es de salsas y tal. Porque no. Pero llega el fin de semana y ahí sí estoy todo el rato cocinando con amigos. Los fines de semana se han convertido en reuniones culinarias donde por supuesto cocino yo o cocinamos dos y es la parte más divertida de todo el fin de semana.
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