Las noticias sobre problemas en el suministro en alimentación y otros bienes de gran consumo son una constante de los noticiarios británicos desde hace meses. Se suceden las fotos de estanterías vacías en los supermercados y las informaciones sobre grandes cadenas de comida rápida que tienen que cerrar al no tener acceso a las materias primas. Hasta la mítica salsa Worcestershire está teniendo problemas para distribuirse en Reino Unido y por el resto del mundo.
Aunque el problema se ha agravado con la covid-19, no está directamente relacionado con la epidemia, sino con un falta general de trabajadores de baja cualificación provocada por las restricciones impuestas a la emigración tras el Brexit.
Según la Confederación de Contratación y Empleo y la consultora KPMG, el Reino Unido está sufriendo la peor escasez de mano de obra desde 1997, que afecta especialmente a sectores como la hostelería, la logística y la manufactura. Una tormenta perfecta para la industria alimentaria, que dependía de la mano de obra venida de Europa a la que ahora las autoridades no permiten la entrada en el país.
Los trabajos que nadie quiere hacer
Muchos de los problemas de suministros está directamente relacionado con la falta de camioneros, un problema común a buena parte del mundo desarrollado, pero que el Brexit ha acelerado en Reino Unido.
Las compañías de transporte están siendo obligadas a subir notablemente los sueldos, pero, pese a esto, todo el que puede evita este trabajo. Y la razón es sencilla: es muy duro. Los camioneros ven poco a su familia, llevan una vida poco saludable y se pasan el día solos. ¿Compensa esto el salario?
Hasta ahora la demanda de transportistas se cubría con mano de obra extranjera, pero pese a la mejora de las condiciones los británicos no cubren las vacantes. Faltan unos 90.000 camioneros y se tardan de media más de ocho semanas en cubrir una vacante. Tras el Brexit, millones de trabajadores extranjeros abandonaron el país para no perder la libertad de movimientos que brindaba la pertenencia a la UE; y los que estarían hoy dispuestos a trabajar allí no pueden solicitar un visado, que solo se expide a trabajadores cualificados.
Sin duda, la falta de camioneros pone en un brete a la industria alimentaria. Pero como ha explicado en un consejo asesor del Gobierno Andrew Opie, portavoz del British Retail Consortium –la asociación del comercio minorista– esta no es la mayor amenaza a su negocio. También falta mano de obra en las propias fábricas de comida.
“A pesar de todos los esfuerzos que están haciendo las fábricas de alimentos, no podemos reclutar suficiente personal autóctono”, explica Opie. “Simplemente, por alguna razón, no quieren desempeñar esos roles”, dijo Opie.
En su opinión, el Gobierno tiene que decidir si flexibiliza las condiciones para pedir un visado o asumir que se deslocalice la producción a otros países y el Reino Unido tenga que importar los productos que hasta ahora fabricaba dentro de sus fronteras.
Las Navidades van a ser duras
Ante esta situación, el comercio minorista británico asume que estas navidades van a ser complicadas.
“La Navidad va a ser increíblemente desafiante en algunas áreas”, ha asegurado Opie. “Puede haber interrupciones a pequeña escala. Incluso los tiempos de entrega [de los pedidos] online podrían ser difíciles de cumplir. Es demasiado pronto para predecir, pero no demasiado pronto para que el Gobierno haga algo para asegurarse de que no haya problemas”.
Aunque publicamente el Gobierno sigue repitiendo que no se van a flexibilizar las condiciones para las concesiones de visas, The Times aseguró el pasado domingo que varios ministros del Gobierno ya están pidiendo que, al menos, se concedan permisos especiales a los camioneros.
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