Pasado el ecuador del programa, hemos asistido a la típica repesca en MasterChef, un buen recurso para alargar innecesariamente el concurso, y rescatar a aspirantes destinados a durar un telediario mientras se marchan otros que apuntaban mucho más alto. Así es este reality.
En la primera prueba de la noche, Anabel Alonso y Bibiana Fernández han recibido a los concursantes en sustitución de los jueces. Han montado tres grupos formados por aspirantes que se han puesto a parir entre ellos, algo que han demostrado con audios robados durante el programa. Típico momento para crear malos rollos entre los concursantes que, a estas alturas y entre profesionales de la farándula, parece otra parte más del guion.
Los concursantes han tenido que cocinar en relevos con el amaranto, un pseudocereal rico en proteínas (aunque no está entre los que más tiene) como protagonista.
Los capitanes de cada equipo han diseñado un plato con amaranto que debía cocinar por relevos el resto del equipo: los aspirantes se encontraban la receta comenzada y tenían que continuarla siguiendo las elaboraciones que se encontraban sobre la mesa.
Algunos capitanes, como Josie, han sabido cómo cocinar el amaranto (usándolo, por ejemplo, como si fuera arroz) dejando el plato más encaminado. Otros han comenzado usando el pseudocereal de forma incorrecta y el resultado ha sido catastrófico.
Repesca en la sierra
En la prueba de exteriores, el chef Mario Sandoval, del restaurante Coque (con dos estrellas Michelin), ha recibido al programa en El Jaral de la Mira, la finca de eventos de la familia. Allí han acudido también los siete concursantes ya expulsados del programa, que han tenido la oportunidad de volver al programa.
En esta ocasión, los equipos y capitanes se han decido por azar y han tenido que preparar dos menús formados por un plato principal y un postre. El equipo azul ha elaborado carrillera con mole negro y patatas suflés y, de postre, tarta de zanahoria. El equipo rojo ha tenido que cocinar parpatana con huevo y pisto y, de postre, unos pestiños con helado de vainilla.
Los exaspirantes han sido los encargados de cocinar siete entrantes, uno cada uno: tartar de langosta con caviar de cítricos, una ensalada de besugo, ñoquis de alcachofa con guisantes y caldo ibérico, escabeche de foie, gamba confidada con dos cocciones y perlas de palo cortado, un ravioli de verduritas y crustáceos y, por último, un ajoblanco con quisquillas.
En general, el cocinado ha sido bastante satisfactorio y el veredicto se ha decidido a partir de detalles y dinámicas entre los participantes. Los aspirantes han logrado, incluso, hacer patatas suflés para decenas de comensales de forma correcta. El equipo azul, responsable de esta hazaña, ha ganado la prueba. Raquel, Josie, Gonzalo y Nicolás se han librado de la prueba de eliminación. Han compartido la galería con Lucía Bosé que ha vuelto a la competición.
Salvarse con un pichón
En el último reto de la noche, Ana Iglesias, ganadora de la última edición de MasterChef, ha regresado a las cocinas del programa para darle a los aprendices todos los detalles de su receta de pichón, la cual los aspirantes han tenido que replicar de la mejor manera posible.
Iglesias ha ido leyendo la receta paso a paso. El primer aspirante que terminaba el paso debía decir stop, para que los jueces comprobaban si estaba correcto. Si estaba bien hecho, Iglesias seguía leyendo la receta, pero si decía stop y no estaba correctamente, era penalizado. Para añadir complicación (y el habitual momento promocional) los aspirantes debían escoger qué tipo de aceite de oliva utilizar en cada elaboración que la necesitaba.
La prueba ha estado bien porque, por primera vez, hemos aprendido una receta completa, lo que es de agradecer. Pero los concursantes lo han pasado mal. Algunos no han entendido bien la prueba, e iban haciendo las elaboraciones sin terminar las anteriores, dejando todo a medias, arrastando unos errores tras otros.
Ainhoa, Celia, La Terremoto y Florentino han liderado la prueba, presentando platos bastante decentes, acertando con el punto de la carne y con distintos errores, pero no muy graves. De lejos, el peor plato ha sido el de Juanjo, que ha ido todo el rato como pollo sin cabeza, bloqueado, y ha presentado un plato que poco tenía que ver con el original, con una salsa fallida. No ha hecho falta esperar al veredicto para saber que iba a ser el expulsado de la noche.
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