El viajero que quiera conocer a fondo la cultura italiana no puede perderse la visita a algunas de sus islas. Sicilia, la más grande del país, es sin duda un destino obligado, concentrando en su territorio una enorme riqueza cultural, histórica y paisajística, con rincones de gran belleza únicos en el mundo. Sicilia es además todo un paraíso gastronómico dominado por la presencia del mar.
La isla de Sicilia se encuentra separada de Italia por el estrecho de Messina y está bañada por las aguas de tres mares: el Jónico, el Tirreno y el Mediterráneo. El ambiente marinero está muy presente en los modos de vida sicilianos, pero la isla también ofrece fantásticos paisajes de colinas, montañas y volcanes, sin olvidar los restos arqueológicos que atestiguan la mezcla de culturas que define la esencia de la cultura local, muy reflejada en su cocina.
Entre costas, volcanes y colinas
La variedad paisajística de Sicilia se presta a recorrerla de arriba abajo para no perderse ninguno de sus rincones. Quizá los elementos que más llamen la atención al visitante sean sus volcanes, destacando los activos de Strómboli y, sobre todo, el Etna, todo un símbolo de la isla. Sus erupciones a lo largo de los siglos han dado forma a un paisaje que impresiona, único en el mundo.
El interior de la isla ofrece rincones cargados de historia gracias a los yacimientos arqueológicos que certifican la importancia que tuvo Sicilia en la Antigüedad. Sus monumentos de época griega y romana son algunos de los mejor conservados del mundo, como la zona de Neapolis, el Valle de los Templos o Agrigento, patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Siguiendo la costa se pueden descubrir pueblos marinos de gran encanto, aguas cristalinas con grutas visitables, acantilados y playas con arena de diferentes colores. Algunas de las ciudades más importantes se sitúan a los pies del mar, como Palermo, la capital, una urbe pintoresca con un gran patrimonio histórico y cultural. En sus alrededores se pueden visitar numerosas ruinas clásicas y practicar todo tipo de deportes, siendo muy recomendables las rutas de senderismo por los parques naturales.
La cocina siciliana, crisol de culturas mediterráneas
Hay dos elementos que definen la riqueza de la cocina siciliana: la presencia del mar y la influencia de todas las culturas que han dejado su huella en la isla. Sicilia es uno de los destinos gastronómicos más atractivos para el amante de la buena mesa italiana, pues es el origen de muchos de sus platos más famosos, pero también sorprende con numerosas especialidades locales.
Dentro de la propia isla se pueden distinguir varias tendencias diferentes, con un dominio del gusto griego en la zona oriental frente a la mayor influencia de sabores árabes en la occidental. De Grecia los sicilianos han mantenido el gusto por las hortalizas mediterráneas, especialmente la berenjena, protagonista de platos como la caponata o la parmigiana, mientras que los aromas orientales se dejan intuir en el uso de las especias y los frutos secos.
Los platos más típicos
Los habitantes de Sicilia, como buenos italianos, disfrutan con pasión de la buena mesa. Un verdadero menú siciliano comienza con una variada selección de entrantes, donde destacan los famosos arancini y los cazzilli, especie de croquetas rellenas de arroz y patata, respectivamente. Los primeros platos aparecen dominados por las verduras locales de temporada, por ejemplo con la ya mencionada berenjena, alcachofas, tomates o legumbres.
La pasta en Sicilia ocupa también un lugar importante con varios platos típicos que reflejan las bondades de la dieta mediterránea. Es muy popular la pasta al forno, normalmente realizada con anelletti rellenos de vegetales, y también muy conocida fuera de la isla es la pasta alla norma, con una sabrosa salsa de berenjenas. Otros platos de pasta que merece la pena probar son la pasta con tenerumi, que son las hojas del calabacín local, y la pasta alla trapanese, elaborada con tomate y ajos. Todo condimentado con quesos de la isla.
Los segundos platos de un menú siciliano suelen estar dominados por el pescado de la época, con especial gusto por las sardinas, el atún y el pez espada, asados o a la brasa. Es muy típico el pez espada alla ghiotta, con alcaparras, tomate y aceitunas, y las sarde a beccafico, rollitos de sardinas rellenos de una mezcla de pan rallado y frutos secos. Aunque con menor importancia, también existen especialidades de carne como las badduzze, un tipo de albóndigas, salchichas de diversos tipos y, en época de matanza, platos a base de cerdo.
La Sicilia más dulce
La repostería local merece una mención aparte ya que forma un capítulo en la gastronomía de la isla que ningún goloso se debería perder. De nuevo encontramos la influencia árabe y griega en muchas especialidades donde domina la presencia de frutos secos, como los delicados mazapanes con formas de frutas o los cuddureddi, pastas rellenas de miel y fruta confitada.
La cassata es toda una institución famosa hoy en todo el mundo, una rica tarta elaborada con bizcocho, queso ricotta, mazapán y frutas confitadas, y también muy populares son los cannoli, delicados cilindros rellenos de una mezcla dulce de queso. Además, existen muchas galletas y pastas que siguen tradiciones artesanas, como las reginelle, cubiertas de sésamo.
También los helados juegan un gran papel en la gastronomía de la isla. El gelato siciliano y los granizados se consumen durante todo el año con infinitas variedades, aunque destacan los sabores elaborados a partir de frutas locales y con frutos secos, siendo el helado de almendra con nata toda una exquisitez.
Sicilia es toda una joya dentro de los destinos que nos ofrece Italia para sumergirnos en su cultura. La riqueza de sus paisajes, el encanto de sus pueblos y el valor de su patrimonio la convierten en un lugar ideal para cualquier enamorado de la cultura italiana, y también para el viajero más gourmet. Sicilia es, en definitiva, un paraíso en todos los sentidos, también gastronómico.
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