Fernando Iglesias, responsable de Cultura Cervecera de Estrella Galicia, es claro al respecto: “La cerveza no se termina cuando sale de la fábrica, sino cuando se sirve”. Y, por desgracia, no siempre se le da al tiraje de la cerveza la atención se merece.
Como ha explicado Iglesias en el I Torneo de tiraje de cerveza para periodistas, cuando alguien pide una caña en un bar se inicia una cuenta atrás: cuánto más se tarda en servir la cerveza, piensan la mayoría de los hosteleros, menos dinero se gana. Para tirar una caña perfecta solo son necesarios 20 segundos, pero en muchos bares, por costumbre o desconocimiento, quieren ir más rápido. Y así nos luce el pelo.
Por suerte, como apunta el experto, cada vez hay más bares que se toman en serio el servicio de la cerveza. Ya no solo se sirven bien las cañas en Madrid –un mito que los gatos nos tenemos muy creídos, pero que Iglesias, gallego, reconoce como cierto–, pero queda mucho por avanzar.
Los grifos de cerveza están diseñados para ofrecer al cliente la caña perfecta: a su temperatura ideal y con una capa de crema (que no espuma) de dos a tres centímetros, que no solo resulta agradable al paladar, además permite que la cerveza conserve su carbónico durante más tiempo.
Para lograr esto, explica Iglesias, lo ideal es servir la cerveza en dos tiempos: primer vertiendo la cerveza sin generar espuma –algo que se logra descartando la espuma inicial y dejando que la cerveza se deslice por el interior de la copa en un ángulo de 45º– y, después, colocando el vaso en posición vertical y abriendo el grifo solo un poquito, para que salga un fino hilo de crema, con el que coronaremos nuestra copa.
Este servicio puede (y debe) realizarse en cualquier bar, pero ¿qué podemos hacer si queremos disfrutar de una cerveza en casa?
Las normas de la casa de la cerveza
Los primeros aspectos que tenemos que tener en cuenta a la hora de servir la cerveza en casa son similares a los que debería seguir un bar, pero si ni si quiera en los establecimientos se cumplen, más vale que los recordemos.
1. Almacena bien la cerveza
Si nuestras cervezas no aguantan mucho tiempo en la nevera no tiene demasiada importancia que las mantengamos en horizontal o vertical, pero es preferible tenerlas de pie, pues de esta forma la cerveza no entra en contacto con la chapa y, lo que es más importante, tiene una menor superficie en contacto con el aire, lo que permite que se conserve mejor.
2. Respeta la temperatura
En España nos gusta beber la cerveza más fría que en casi cualquier otra parte del mundo, algo que no es recomendable si lo que queremos es apreciar el sabor de esta. Cada tipo de cerveza tiene una temperatura de servicio que es mejor respetar. En el caso de las Lager, el estilo de la mayoría de las cervezas españolas de fabricación industrial, la temperatura de servicio ideal es de entre 4 y 7 grados.
3. Ten un buen vaso (y jamás bebas de la botella)
En España somos muy dados a beber las cervezas directamente de la lata o botella, algo que no es nada recomendable. En primer lugar, beber del recipiente nos impide disfrutar de los aromas de la cerveza, pero es que además hace que la bebida nos resulte más pesada, pues ingerimos todo el carbónico, que no se libera como ocurre cuando se sirve en vaso.
4. Limpia la copa
Al igual que se hace en los bares, es recomendable darle un chorro de agua a la copa antes de servir la cerveza. Debemos escurrir bien el vaso, pero queda una fina capa de agua que ayuda a que no se forme la espuma (si no queremos) cuando tiramos la cerveza.
5. Sírvela a lo grande
La forma habitual de servir la cerveza en casa es muy similar a la de los bares, con la salvedad de que, como ocurre con el grifo, es imposible emulsionar la cerveza para que salga crema. También se sirve en dos tiempos: primero se coloca el vaso en 45º y se sirve cuidadosamente la cerveza para que se deslice por el interior de la copa. Una vez que se han llenado tres cuartas partes de la copa, ponemos el vaso en vertical y servimos la cerveza que quede a una altura mayor, dejando que golpee en el centro de la copa, para que se forme espuma.
Esta es la forma de servir la cerveza en botella o lata que se enseña a todo el mundo, pero Iglesias ha compartido otro método que resulta más espectacular y tiene resultados sorprendentes.
El servicio en botella de escuela alemana
Para servir de esta forma la cerveza debemos contar con tiempo, pues se tarda mucho más en tirar la cerveza que de la forma convencional, pero si no hemos invitado a casa a Conan el Bárbaro seguro que nuestros comensales agradecen la espera.
En esta ocasión la cerveza se sirve en tres tiempos, muy similares entre sí. Se coloca la copa en vertical apoyada en la mesa y se sirve 1/3 de la botella a una altura de unos 30 cm, para que la cerveza golpee en el centro del recipiente, generando espuma. Se deja entonces reposar la cerveza durante 20 o 30 segundos, hasta que baja la espuma. Entonces se repite la operación, con el segundo tercio de la cerveza. Esta vez la espuma alcanzará casi el borde del vaso, pero volvemos a esperar otros 20 o 30 segundos y, de nuevo bajará la espuma.
En este segundo paso, se pueden dar unos toques al vaso con la botella para ayudar a compactar la espuma –una de las fases tradicionales del método cuya utilidad Iglesias no tiene clara, pero queda fetén entre tus cuñados–.
Una vez que la cerveza haya reposado por segunda vez, repetimos la operación vertiendo la cerveza que queda, lo que genera una estupenda corona, que luce mucho y sabe mejor.
¡Salud!
Imágenes | Pixabay
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