Hoegaarden. Cata de cerveza

Tras la tremenda decepción que me supuso la cerveza Buckler 0,0 blanca de trigo, necesitaba volver a catar una witbier como mandan los cánones, y para eso nada mejor que irse a la referencia de su clase: la cerveza Hoegaarden.

En cierto que la Hoegaarden, que toma su nombre de la ciudad flamenca donde se produce, ha perdido parte de su encanto desde que se hizo con ella la cervecera belga-brasileña InBev, pero aún así sigue siendo una magnífica cerveza blanca de trigo con la que calmar nuestra sed gracias a sus abundantes notas cítricas.

Un poco de historia

La historia de la Hoegaarden más bien parece un culebrón que la historia de una cervecera. La tradición cervecera de la ciudad se remonta hasta el siglo XIV; siendo una ciudad muy prolífica en ellas hasta que a mediados del siglo XX, entre 1955 y 1957 cerrara la última de ellas, dejando al mundo huérfano de sus deliciosas cervezas.

Afortunadamente, un lechero de la ciudad, Pierre Celis, decidió recuperar esta tradición en la buhardilla de su granero, y le puso el nombre de Hoegaarden en honor a su ciudad. La cosa iba bien y la empresa creció, pero en 1988 la mala suerte se volvió a cruzar en el camino de esta cerveza cuando un incendio inutilizó la fábrica.

Es entonces cuando entra en escena Interbrew, la mayor cervecera de Bélgica (luego se convertiría en InBev al fusionarse con Ambev), que se ofreció a ayudar a Celis a reconstruir su cervecería. El problema es que esta dependencia económica vino acompañada de presiones para adaptar la receta tradicional a una más comercial que gustara a un público mayor, por lo que finalmente Celis decidió vender la empresa y abrir una cervecería en Austin, Tejas.

Así que hoy en día Hoegaarden ha perdido parte de su encanto de Fénix resurgido de sus cenizas debido a que su sabor se ha amanerado un poco, pero aún así sigue siendo una muy buena cerveza.

Un vistazo a…
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Aspecto

El aspecto de las witbier es bastante peculiar. Es una cerveza donde predomina el blanco, fruto de su turbieza y también del uso de trigo candeal no malteado, pero eso no evita que tenga un color brillante con muchos reflejos dorados.

Aunque la he servido en copa, lo tradicional es en un vaso de base hexagonal

La espuma es blanca como la nieve, esponjosa y abundante. También apreciamos la presencia de un carbónico fino, aunque no se prodiga demasiado, y alguna partícula en suspensión debido a que es una cerveza sin filtrar que aún contiene levaduras vivas de la segunda fermentación en botella.

Cata de cerveza

Una de las cosas que caracteriza a las witbier es el uso de gruit, una mezcla de aromas y especias que le aportan un olor muy particular. En este caso encontramos coriandro y naranja amarga, además del lúpulo (aunque en algunas witbier no se usa), lo que resulta en notas de naranja y un poco picante en nariz, que acaba con la nota floral y refrescante del lúpulo.

La entrada es suave y refrescante. Enseguida notamos su buen cuerpo, un poco de esa naranja amarga y el picante, aunque es solo un matiz ligeramente perceptible; la Hoegaarden es una cerveza muy suave, equilibrada y con matices muy velados. Se bebe con gusto e invita a tomar un trago tras otro.

Cerveza Hoegaarden

Cerveza de trigo blanca 4,9% Vol Puntuación: 8

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