Cuenta con tan sólo 22 años, pero ya es reconocida como una gran chef, la cubanoamericana Adrianne Calvo posee una línea de sazones y adobos, un libro de recetas, una compañía dedicada al servicio de banquetes y una fundación propia que se dedica a ayudar a los niños enfermos de cáncer. Esta gran chef trabaja con una filosofía muy peculiar, “Hacer el transcurso de la vida más apetitoso, porque es demasiado corta para no saborearla al máximo'', tiene toda la razón.
Su pasión por la cocina se remonta desde la misma infancia en sus juegos y juguetes de cocina, además su madre la influyó mucho, ya que cocinaba todo tipo de comidas con distintas localizaciones. Incluso a los 12 años, Adrianne ya horneaba galletitas para venderlas en la escuela. Más tarde, a los 14 años, ofrecía trucos y recetas en una sección de las noticias de la escuela.
Su carrera ha sido imparable desde entonces, introduciéndose más y más en el mundo gastronómico hasta convertirse en una prestigiosa chef profesional. Ha ganado varios concursos gastronómicos e inventado una gran cantidad de recetas, su ultima creación ha sido el Pudín de maracuyá y mango.
En los lugares donde ha trabajado ha demostrado siempre tener una disciplina y una gran creatividad culinaria, ahora tan sólo falta que pueda abrir su propio restaurante y según indica, “'Mi sueño es tener mi propia cadena de restaurantes donde la gente no sepa qué ordenar porque todo en el menú suena delicioso''.
Al cabo de unos años vamos a oír hablar maravillas de Adrianne, su carrera así lo muestra y más aún su corta edad.
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