Se le considera uno de los grandes artistas gastronómicos de la cocina italiana, describe su cocina como un intento de transmitir emociones y sensaciones fuertes con pocos y sencillos ingredientes, desea que cada bocado del comensal, sea una explosión de sabor.
Carlo Gracco es un cocinero que no ha perdido el gusto por los fogones, constantemente verifica cada plato antes de servirlo en la sala de su restaurante Gracco-Peck. En su cocina se mueven ocho cocineros y tres pasteleros con dedicación exclusiva para realizar magníficos platos.
Este gran chef realizó un recorrido en su iniciación a través de la escuela hostelera y varios veranos trabajando en prácticas, su primer empleo fue en un restaurante de 250 cubiertos, todo un reto. Trabajo en Francia y Montecarlo, puliendo más su destreza en la cocina para luego volver a Italia. Es un cocinero que disfruta haciendo cosas nuevas con ingredientes básicos, intentando practicar la alquimia con ellos. Es uno de los chefs que más demuestran que es el trabajo, según Carlo Gracco, “el trabajo de un chef no es estar delante de las cámaras, sino detrás de los fogones. Una tarea dura en la que pocos se hacen millonarios”.
Carlo Gracco asume que el cocinero de hoy en día, se ha convertido en una estrella equiparable a un futbolista o a un personaje televisivo. Esto es un cambio de imagen merecido sólo para quien lo merece.
Sus menús son de una gran variedad, nos ofrece desde chupitos de pesto con moscatel licuado, consomé de tocino, consomé de pescado al regaliz, hasta un risotto con pasta de anchoa al perfume de limón.
Su restaurante se encuentra en Milán, así que será cuestión de preparar un viaje al país italiano para conocer sus exquisiteces y ya de paso, Italia.
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