El chef Karlos Arguiñano, que cumple hoy 70 años, es muy consciente de su popularidad, y suele presumir de ello en las entrevistas. “Soy más conocido que el rey”, dice, asegurando que varias encuestas sobre personajes famosos le han situado como la persona más conocida de España.
Hoy pierde algunos puntos en este tipo de estudios –sigue en el top 10, pero superado por personalidades del deporte como Rafa Nadal–, pero continúa al pie del cañón, presentando a diario su programa de cocina, como lo lleva haciendo desde 1990.
Estar casi 30 años en televisión haciendo lo mismo es algo al alcance de muy pocos. Arguiñano supera incluso a Jordi Hurtado, pues este empezó a presentar Saber y Ganar en 1997, siete años después de que el cocinero vasco se estrenara en ETB, gracias a una carambola del destino.
Zorionak Arguiñano! 🎉🎊🎈
— Karlos Arguiñano (@karguinano) 6 de septiembre de 2018
Felicidades y que cumplas muchos más 😉
70 años y mejorando como el vino 🍷
NO TIENES RIVAL 💪💪#ZorionakArguiñano70 pic.twitter.com/yrd5ov7i4t
El culpable de que Arguiñano acabara en televisión no es otro que Joan Manuel Serrat. Como ha contado el cocinero en numerosas ocasiones, el cantautor catalán fue a cenar con todo su equipo a su restaurante en Zarauz, tras una actuación en Donosti, y fue uno de sus colaboradores el que le consiguió su primer programa en televisión.
El cocinero se estrenó en ETB, en un programa en euskera llamado 14 cocineros vascos
“Me senté en la mesa con ellos, empecé a contar chistes que era lo mío y estuvimos todos descojonándonos hasta las tres de la mañana”, nos explicó el cocinero en un encuentro con periodistas. “Entonces hubo uno en la mesa que me dijo '¿quieres hacer un vídeo de chistes?' Le dije que los chistes los cuento sobre la marcha y que lo que me gustaría hacer es un programa de cocina. Y a los diez días me llamó y me ofreció presentar uno”.
El cocinero se estrenó en ETB, en un programa en euskera llamado 14 cocineros vascos, y en solo dos años dio el salto a Televisión Española para sustituir a Elena Santoja, que presentaba el mítico Con las manos en la masa. Paradojas del destino, nunca habría hecho televisión de no saber euskera. “Si Arzak, Subijana o cualquiera de estos hubiera manejado el euskera como yo a mí no me hubiesen llamado nunca”, asegura.
El imperio Arguiñano
A Arguiñano la televisión le cambio la vida. Se había endeudado enormemente para comprar el palacete donde hoy sigue ubicado su hotel-restaurante de Zarauz, que adquirió en 1978. Lo compró con solo 300.000 pesetas en el bolsillo, ahorradas gracias a su trabajo en los hoteles y restaurantes de este clásico pueblo de veraneo de la aristocracia española, y se metió en una hipoteca de once millones. Estaba con el agua al cuello, asegura, hasta que empezó a presentar programas de televisión.
Cada cierto tiempo aparece un vídeo suyo en redes sociales porque, entre chiste y chiste, arremete contra algún político
Hoy, además de mantener su hotel-restaurante y, desde 1996, una escuela de cocina, tiene un imperio mediático encabezado por su empresa Bainet, que además de encargarse de la publicación de sus libros –el cocinero ya va alcanzar los 60 volúmenes con su firma– produce sus programas y otros como Bricomanía, Decogarden, Hoy cocinas tú... Bainet es además socio del Grupo Audiovisual de Medios de Producción, un consorcio creado para constituir La Sexta, actualmente miembro del accionariado de Atresmedia.
Pero, pese a haber ganado muchísimo dinero, el cocinero no reniega de sus orígenes, tampoco en lo que a política se refiere, algo que le ha metido en más de una polémica. Arguiñano nunca ha ocultado ser de izquierdas, “orgulloso de haber sido obrero y tener a mis hijos trabajando de camareros y de cocineros”, y cada cierto tiempo aparece un vídeo suyo en redes sociales porque, entre chiste y chiste, arremete contra algún político. La semana pasada le tocó a Trump, al que le recriminó su política migratoria.
Pese a estos posicionamientos, Arguiñano es un personaje querido por la amplia mayoría de los españoles, y es que siempre ha explotado su imagen de tipo gracioso y cercano, que es lo que le ha valido tantas simpatías. Una imagen que los que le hemos tratado en persona no hemos logrado desenmascarar.
Arguiñano es un payaso, en el buen sentido de la palabra, que realmente no para de contar chistes –aunque hoy en día tiene a un empleado que se los redacata–, hacer gracias y es incapaz de no salir en una sesión de fotos sin colocarse dos tomates en el ojo o dos grandes cebollas a modo de tetas. Es así. Y solo así ha logrado mantenerse casi tres décadas enseñando a cocinar a los españoles.
Zorionak Karlos.
Imágenes | Atresmedia
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