Hace tiempo que os debemos la muestra y redacción de nuestra visita a uno de los restaurantes que más nos han satisfecho en todos los sentidos, pero tuvimos un problema con la tarjeta SD de nuestra cámara, con lo que no os podíamos mostrar la belleza de los platos que degustamos. Afortunadamente ha aparecido (dichosos minúsculos bolsillos).
Así que allá vamos, ubicado en la calle Velázquez 150 de Madrid, visitamos el pasado mes de abril el Restaurante NO-DO, capitaneado por Alberto Chicote, un profesional de los fogones que demuestra la pasión por su trabajo allá donde pisa.
En primer lugar decir que el local ofrece un ambiente cálido y personal, relajado e íntimo, acompañado de un servicio de sala que pronuncia estas características. Dirigidos por el maitre Javier Villa, llegamos a una pequeña mesa que nos ofrecería un sinfín de sorpresas para el paladar.
Nos ubicaron muy bien, cercanos a la cocina a la vista que nos permitió contemplar, a través de los cristales, la magia (sobre todo para el espectador) de donde que surge el arte culinario.
En seguida nos sorprendieron con un aperitivo de combinación sorprendente, nos encantó, tanto que nos lo comimos antes de inmortalizarlo, tan sencillo como Pan de Gambas con Salmorejo, pero tan sabroso y sutil… en su defecto os mostramos la variedad de panes de las que disponen, de queso, cebolleta, tomate, aceitunas o integral entre otros.
No miramos la carta, lo mejor de un restaurante es poder disfrutar de lo que te quieren ofrecer, lo que a nosotros nos gusta es decir “danos de comer”, y nos dieron, vaya si nos dieron de comer, de flipar.
Empezamos con unos Tomates dulces semi-secos sobre caballas ahumadas con aceite de oliva, soja y sisho. Sabores equilibrados y bien complementados, un plato delicado que envolvía el paladar.
Seguidamente un plato que no conseguimos olvidar, el Socarrat de arroz con gamba roja en su jugo. Para ser sinceros, es el mejor socarrat que hemos probado, y somos bastante aficionados a esta elaboración, además de una jugosidad y sabrosidad que saltan a la vista, el grano en su punto, el socarrat a medida y el sabor excelente.
La siguiente delicatessen fueron unos Espárragos confitados en AOVE con reducción de salsa ponzu, nuevamente la delicadeza invadía nuestro paladar e inundaba de nuevos sabores despertando nuestras papilas gustativas. Además nos preparaba para saborear a pleno rendimiento el siguiente plato.
¡Qué sorpresa! El exquisito toro de Alberto Chicote. Como podéis ver en las imágenes no pensamos más que en saborear el Sashimi de toro a la llama de sarmiento con zumo de naranja, aceite de oliva y miso. Nos temblaba hasta el pulso (realmente sentimos no poder proporcionar una imagen digna de este manjar, "venga fotos que tengo que seguir disfrutando de esta delicia"). De verdad, un plato imperdonable si vas a NO-DO.
Lo que ilustra estas líneas es un jugoso Salteado de vieiras con salmorreta y alcachofitas a la parrilla. Una cocción muy precisa nos permitió saborear una carne de vieira suave y muy jugosa con una guarnición alicantina que no le restaba protagonismo alguno.
Otra suculenta sorpresa que deleitó nuestro paladar fue la Coca de anguila asada kabayaki, tomates confitados y crema ligera de ajos, de nuevo la sutileza y la perfecta conjugación de sabores nos invitaron a dejar el plato limpio.
El último plato que nos presentaron fue la Codorniz deshuesada con espagueti de mango y mandarina, resultó exquisita, jugosa y muy golosa, especiada con jengibre y unas crujientes semillas de sésamo, que ya sabéis que nos encantan.
Imaginaos cómo estábamos a estas alturas de la cena, a todo esto, la acompañamos con un Pétalos del Bierzo, porque si vas a casa de Alberto tienes que tomar el vino que te guste, sin duda la mejor opción.
Culminamos la cena con un sugerente postre, Mascarpone con sorbete de mango y jarabe de azafrán, refrescante y digestivo, ideal tras la majestuosa cena de la que disfrutamos, de principio a fin, de decir “mañana vuelvo a comer”.
Esta es una representación de lo que se cuece en NO-DO, fusión de cocina mediterránea y japonesa en busca de satisfacer desde la primera impresión y de sugerir pensamientos al contacto con el paladar.
Todo esto a un precio bien, 134 euros los dos a cambio de una velada inolvidable y repetible. Todo lo que buscamos cuando vamos a un restaurante es disfrutar de una calidad global, en la materia prima, en la elaboración, en el servicio, en el ambiente... a lo que sumamos la necesidad de sorprender a nuestro paladar.
Os dejamos con una imagen del gran equipo que forman la cocina del restaurante NO-DO.
Más información | Restaurante NO-DO