Cómo conservar y congelar correctamente croquetas

Cómo conservar y congelar correctamente croquetas
Facebook Twitter Flipboard E-mail
esther-clemente

Esther Clemente

Colaborador

Soy una chica coruñesa, veterinaria de profesión y que por circunstancias de la vida acabé viviendo en Asturias donde llevo ya una buena temporada. Cuando me preguntan por qué me gusta tanto cocinar, siempre respondo lo mismo: "¡Por qué mi madre odia meterse en la cocina!".

Las croquetas son un plato bien socorrido en cualquier casa y está claro que tiene muchísimos seguidores tanto en las personas mayores como en los pequeños. Sólo con variar el ingrediente principal que añadimos a nuestra bechamel base se puede convertir en una cena de diario o en una exquisitez para un día de fiesta.

Pero como ciertamente es un plato que lleva su trabajo lo ideal para optimizar el tiempo, que a casi nadie le sobra, es preparar una buena cantidad de ellas y congelarlas para tener siempre a mano como fondo de congelador nuestras mejores croquetas. Por eso para obtener buenos resultados es importante saber conservarlas y congelarlas correctamente.

Un vistazo a…
Guía práctica para preparar unas croquetas de 10 y no volver a comprarlas hechas

Una vez que hemos terminado de preparar nuestra masa de croquetas, la dejaremos templar en un recipiente preferentemente plano y que disponga de tapa. Una vez que esté fría se cerrará herméticamente y así se podrá conservar en la nevera dos o tres días hasta que les demos forma.

Pero si lo que queremos es congelarlas, entonces lo ideal es moldearlas antes de meterlas en el congelador. Las croquetas ya preparadas pero sin freír, se deben de congelar por el método que se llama congelación al descubierto o por contacto. A medida que las vayamos haciendo las vamos colocando en una bandeja que nos quepa dentro del congelador sin tocarse unas con otras. Meterlas en el congelador en la zona más fría hasta que estén duras. Es entonces cuando las envasaremos en bolsas de congelación, retirando bien el aire de la bolsa y cerrándolas lo más herméticamente posible. Así nos duraran varios meses conservadas.

Cuando las queramos utilizar, bien las freiremos congeladas, ésto llevará un poco más de tiempo y habrá que vigilar que no se nos queden sin hacer por dentro o bien las dejaremos unas horas antes en la nevera para que ya hayan descongelado cuando las vayamos a freír.

Las croquetas también se pueden freír después congelar por el mismo método que las crudas y envasarlas de la misma manera. Una vez que las queramos usar habrá que descongelarlas y que calentarlas muy despacito en el microondas a muy poca potencia, como a unos 400 W. No pasarse mucho con el tiempo pues tienden a romperse y resecarse. Si este proceso se hace con cuidado, parecerán recién hechas.

Para freír croquetas el aceite ideal es el de oliva, puesto que con él la croqueta absorbe menos cantidad y quedan mucho menos engrasadas. La temperatura es muy importante, así cuando veamos que al freír nuestras croquetas éstas se nos abren no pensar que es porque la pasta no esté bien cocinada, si no porque la temperatura del aceite no era la correcta. Esto suele pasar cuando echamos muchas a la vez en la sartén, la gran cantidad de croquetas frías hacen que la temperatura del aceite baje y las croquetas se rompan, por lo que lo ideal es ir haciendo de pocas en pocas.

Para que nos queden todas más o menos del mismo tamaño podemos coger porciones con un racionador de helados pequeño, así la cantidad de masa será siempre la misma, se verán todas iguales y con un aspecto más profesional. El tipo de rebozado varía según los gustos personales, a mí personalmente me gusta más como quedan con harina- huevo- pan rallado, otra gente no las reboza en harina y solo en pan rallado- huevo- pan rallado. De las dos maneras quedan bien y siendo caseras nuestras croquetas serán éxito seguro.

Imagen | Missmeng en Flickr
En Directo al Paladar | Receta de croquetas económicas de setas
En Directo al Paladar | Receta de croquetas de cocido madrileño

Inicio