Ayer saltó a los medios de que la empresa de dulces Fiesta iba a echar el cierre. Afortunadamente, la situación no es tan crítica, sino una interpretación errónea de la publicación en el B.O.E de la liquidación voluntaria de la empresa, que no quiere decir otra cosa que que ahora está en venta, pero no que cesa su actividad. Así que de momento el cierre de Fiesta se queda en un susto.
Porque sin duda íbamos a echar de menos sus chuches, sobre todo los más populares Kojaks y piruletas, pero también los míticos fresquitos (mis preferidos) o los Llolipops, dulces que han acompañado nuestra infancia y en los que invertíamos las pesetas de nuestras pagas.
Un paseo por la historia de Fiesta y sus productos
Aunque los orígenes de Fiesta se remontan a los años 40, a la empresa puertorriqueña Ponce Candy y a la venezolana Fiesta C.A., no fue hasta 1965 que José Ángel Mayoral Ortiz y Juan Eugenio Mayoral Renovales (director de Ponce Candy) fundaran la compañía Fiesta en España, ubicada en Alcalá de Henares.
Las piruletas y las canicas
En los años 60 Fiesta empieza a comercializar todo tipo de caramelos: canicas (de mis preferidas, que venían en un paquete con varias), toffees e incluso TicoPops, caramelos redondos rellenos de chicle y con palo, que serían los predecesores del icónico Kojaks.
Sin embargo, la protagonista de la época eran sus piruletas, nombre que le pusieron a sus caramelos planos con palo, que salió de la mezcla de paleta (como se llamaba en Puerto Rico y México) y chupeta (como se llamaba en Venezuela), con influencia del famoso pirulí de La Habana. Inicialmente eran redondas, aunque años más tarden adoptarían su popular forma de corazón.
Los Kojaks y los Kojaks de chocolate
En 1975, solo años después de que sus instalaciones sufrieran un grave incendio, Fiesta lanza el que sería su producto estrella durante los siguientes años: el caramelo con palo relleno de chicle Kojak, que fué todo un éxito de ventas aprovechando el tirón de la serie, en la que el detective protagonista sustituía el tabaco por este tipo de caramelos y piruletas, a lo que se unía su parecido físico (era completamente calvo) con el propio caramelo.
El sabor habitual era el de cereza, igual que las piruletas, aunque también existía una versión de sabor chocolate que yo no recuerdo con especial agrado, aunque tenía sus fans. Triunfó a pesar de su precio cinco veces superior al de las piruletas, ya que costaban cinco pesetas frente a la peseta que costaban las piruletas. Seguro que os suena el anuncio "Si tienes 1.000 pesetas, cómprate 1.000 piruletas".
Los Fresquitos
Casi una década después, Fiesta lanza una de mis adicciones infantiles junto a las caracolas de chocolate de mi panadera: el Fresquito. Un sobre con una piruleta con forma de dedo que podíamos ir "mojando" en los polvos pica-pica que también contenía el envoltorio.
Los Lollipops y los Tico Tico de sandía
Más adelante la marca fue modernizando sus productos y sacando algunas curiosidades como gominolas con forma de ratón (con motivo de la serie V) y también con forma de los personajes de David el Gnomo (madre mía pues no estaba engachado yo a esa serie de niño).
Otros clásicos han sido los regalices, los también famosos Lollipops (caramelo blando en un palito), las botellas de cola de goma, los Tico Tico de sandía y hasta golosinas congelables, aunque creo que ninguno llegó al éxito de los Kojaks y piruletas que son historia viva de las golosinas.
¿Qué será de los Kojaks y piruletas si se vende Fiesta?
Como hemos comentado al principio del post, la empresa Fiesta se encuentra en venta tras no haber podido superar con éxito el plan de su concurso de acreedores. Simplificándolo mucho, es como si a tu bar favorito le va mal, y antes de quebrar, deciden traspasarlo. Los nuevos dueños puede que mantengan la carta y el espíritu del local, o no.
Lo mismo puede ocurrir con Fiesta. Lo normal es que los nuevos compradores no desaprovechen el potencial de algunos de los productos estrella de la marca, y los mantengan en el mercado. Pero, por ponernos en lo peor, igual también pueden adquirirla por sus instalaciones y patentes, y luego desmantelarla y venderla por partes. Nunca se sabe.
Lo que sí es seguro es que de momento la empresa Fiesta no cierra, la producción sigue en marcha con normalidad y no se espera que haya escasez en los kioskos, salvo que a todos nos entre el pánico y hagamos acopio de piruletas y Kojaks como si fuera el fin del mundo.
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