Pocas actividades me resultan tan gratificantes como hornear galletas en casa. Me gusta prepararlas en las largas tardes de invierno, cuando encender el horno no molesta y apetece una galleta crujiente para acompañar el té de la merienda. Pero como todo, requiere práctica y por eso voy a daros diez consejos para conseguir unas galletas caseras perfectas.
Además, es una tarea en la que pueden participar los más pequeños de la casa. De hecho, ahora que están en plenas vacaciones navideñas, estarán encantados de participar en el amasado y cortado de las galletas. Los consejos que os doy a continuación los sigo siempre al pie de la letra y os aseguro que los resultados son siempre satisfactorios ¿Queréis descubrirlos?
10 consejos para unas galletas perfectas
Utilizar mantequilla a temperatura ambiente, de esta forma se mezclará mejor con los ingredientes secos, como el azúcar y la harina, y nos ayudará a mantener la forma de la galletas cuando las horneemos. La manera más rápida para obtener mantequilla con la textura adecuada es cortarla en trozos grandes y rallarla.
Usar huevos a temperatura ambiente, eso hará que las claras y las yemas se mezclen más uniformemente en la masa. Conseguir huevos a temperatura ambiente es fácil, sólo hay que colocarlos en un tazón de agua tibia por 5 minutos.
Batir bien la mantequilla y el azúcar, hasta que formen una crema suave. Así los cristales de azúcar ayudarán a airear la mantequilla mediante la creación de burbujas de aire. Si los batimos durante unos 10 minutos conseguiremos unas galletas esponjosas cuando las horneemos.
Reducir la cantidad de harina para conseguir unas galletas más tiernas, pues un exceso de harina hace que las galletas resultantes sean duras como piedras. Por eso es aconsejable, rasar la cantidad de harina con un cuchillo si la medimos a cucharadas o retirar una pequeña cantidad si la medimos en gramos.
Enfriar la masa antes de hornearla, dejar la masa en la nevera como mínimo media hora antes de cocer las galletas hace que, aparte de sea más fácil manejar la masa, se realce el sabor de la mantequilla, ya que los ingredientes han tenido tiempo para unirse.
Poner un poco de sal marina gruesa sobre las galletas de chocolate, así se realzará el sabor del cacao y hará que el resultado final sea totalmente irresistible.
Enharinar los cortadores antes de cortar las galletas, de esta manera la masa se afloja fácilmente de él cuando la coloquemos en la bandeja de horno. Por la misma razón es también aconsejable enharinar el rodillo.
Bajar la temperatura del horno los últimos minutos de cocción, esto evitará que el exterior de la cookie quede demasiado crujiente antes de que el interior termine la hornearse.
Sacar las galletas de horno cuando aún están blanditas, las cookies se queman fácilmente y muchas veces no nos parece que están "hechas" cuando en realidad están perfectas. Las galletas gruesas están hechas cuando se deja una pequeña huella cuando se presiona su superficie, mientras que las más delgadas o crujientes están hechas cuando están firmes al tacto y tienen los bordes ligeramente dorados.
Dejar enfriar las galletas completamente antes de conservarlas, de lo contrario la condensación se acumula, las galletas quedarán empapadas y no serán crujientes.
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