Cuenta la leyenda que el nombre de este tipo de preparación de los alimentos procede del pintor Vittore Scarpazza, también conocido como Carpaccio. Sus biógrafos dicen que el pintor era un gran aficionado a comer carne cruda cortada en finísimas lonchas.
Pero cuentan, que cuando el afamado cocinero italiano Arrigo Cipriani, utilizó esta técnica, fue cuando llegó al éxito. Una noche de mucha clientela en la que se quedó sin existencias de carne fresca, Cipriani recurrió a la carne congelada, cortándola finamente para disimular el sabor de la carne cruda.
Los comensales quisieron felicitarle por su receta y le preguntaron cómo se llamaba el plato, aquí surge la leyenda, donde el gran chef, admirador de los grandes pintores venecianos, dio el nombre de uno de sus favoritos, Carpaccio.
En los años 30, el carpaccio ya se podía ver en las cartas de los restaurantes italianos más prestigiosos, pero fue en los 80 cuando llegó a España, una vez que ya era conocido en varios países.
Cuando el carpaccio ocupó un lugar importante en la gastronomía, no dudaron en implantar la técnica en diferentes alimentos como el pescado, las hortalizas e incluso en las frutas. En principio, un carpaccio de buey era aliñado con unas gotas de limón, avanzando la técnica, su aliño se basa en parmesano, aceite, vinagretas, hierbas aromáticas, etc.
Para preparar un carpaccio, existen unas normas básicas, por ejemplo, si es de carne, deben ser carnes rojas y a ser posible con piezas de cadera o culata. Si deseas realizar un carpaccio de pescado, lo ideal es utilizar los lomos.
Para conseguir las lonchas lo más finas posibles, es muy práctico cortar la carne o el pescado en un momento de congelación que facilite la tarea, así se conseguirán las finas lonchas que caracterizan al carpaccio.
El carpaccio es un sabroso y sencillo manjar que se elabora con alimentos crudos, por lo que es de gran importancia que la calidad de éstos sea excelente, para conseguir un plato fresco, rico y saludable.
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