Jorge Mario Beroglio, más conocido como el papa Francisco, es el líder de la Iglesia católica. Pero pocos saben que, además de haber estudiado para sacerdote, es diplomado en química de los alimentos y es un apasionado de la cocina.
Roberto Alborghetti, uno de los biógrafos del papa, acaba de publicar En la mesa con Francisco (Larousse), un libro en el que explora la íntima relación del pontífice con la comida, sus ideas sobre alimentación e, incluso, comparte alguna de sus mejores recetas.
Hay que recordar que la familia del papa abandonó Italia en 1920, cuando estaba gobernada por Mussolini, y sus abuelos se instalaron en Buenos Aires, donde ya nació el joven Bergoglio. El libro, traducido al castellano por Jordi Trilla, relata que los antepasados del papa fueron dueños del café-restaurante Nocciola en Montechiaro (Italia), famoso por su bizcocho de avellanas con una masa sin harina.
Los abuelos piamonteses del papa tenían una gran cultura gastronómica y le transmitieron alguno de los secretos mejor guardados de la cocina de esta región de Italia, como la bagna cauda -plato emblemático del Piamonte en el que se acompañan todo tipo de verduras con una exquisita salsa de aceite de nuez, ajo y anchoas- y el delicioso bonet, dulce típico elaborado con galletas de almendra amaretti y cacao que debe degustarse con un dolcetto, el vino de las uvas cultivadas en terrazas.
Un argentino de pro
La cocina del papa tiene orígenes italianos, pero se fraguó en Argentina. La hermana del papa, María Elena Bergoglio, comenta en el nuevo libro que su hermano cocina muy bien, “le salen riquísimos los calamares rellenos y le encanta el risotto”. El libro incluye 36 recetas completas de estos platos y otros que aparecen en el texto como el bizcocho de avellanas (tal como lo hacía su familia en el Piamonte), el pollo al horno o el lechón relleno.
En un libro anterior que no ha sido publicado en España, Buon Appetito, David Geisser, joven guardia suizo y chef profesional; Erwin Niederberger, sargento de la Guardia Suiza; y Daniel Anrig, ex comandante de la institución militar que tiene como tarea custodiar al Santo Padre, aseguran que los platos favoritos del papa Francisco son los clásicos alfajores argentinos y el dulce de leche, la colita de cuadril -un corte argentino de ternera que se toma asado-, las empanadas de pepperoni y la “pizza a caballo”, una pizza típica de Argentina que se corona con huevo.
Como buen argentino, el biógrafo del papa asegura que sabe hacer el asado como nadie, que aprendió de su abuela a elegir el corte adecuado de la carne, y que lo marina muy bien con hierbas aromáticas y los demás ingredientes del chimichurri.
El pontífice también es un conocido apasionado de los alfajores y el mate.
Un libro con lectura política
Aunque hoy el papa puede disfrutar de la alta cocina, es muy crítico con los dispendios en esta materia. Su familia era pobre y su madre se inventaba platos con las sobras, como los espaguetis con albóndigas, una circunstancia que le ha hecho muy sensible al desperdicio de alimentos.
Ya en la encíclica Laudato sí el papa sugirió un modo determinado de acción y de intervención con respecto al hambre en el mundo. Aseguró que no es necesario forzar la producción para aumentar la cantidad, sino prestar más atención a estrategias encaminadas a cómo distribuir los alimentos de un modo justo y correcto, tutelando la biodiversidad y la sostenibilidad ambiental de la cadena alimentaria.
Francisco considera urgente un nuevo orden social que promueva modelos de desarrollo y de consumo bajo el signo de la ética, de la equidad, de la justicia y de la gestión eco-compatible de los recursos del Planeta.
Imágenes | Prensa Total/Archivio ALEXALA/Pixabay
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