Quiero compartir con ustedes una de las historia del mundo de la gastronomía que mas me ha cautivado.
Esta historia simboliza los vínculos con el pasado y la longevidad ya que antiguamente los huevos se conservaban en arena, serrín o cera.
El arte chino de conservar los huevos se pierde en la noche de los tiempos. Inicialmente se sumergían los huevos en los jugos extraídos de un árbol autóctono. Después se descubrió que colocando los huevos en una mezcla de cenizas y tierra, al fresco y en la oscuridad, se obtenía el mismo resultado culinario pero solamente en 10 ó 12 semanas.
Algunas regiones de China preparan los huevos de pato en un emplasto que contiene varios ingredientes: cal, salitre, bicarbonato de sodio, barro, hierbas, té y paja de arroz. Se dejan reposar al menos tres meses y se dice que el sabor mejora progresivamente.
Es sorprendente que algunos de estos ingredientes se utilizan también en la región francesa. Al colocar un huevo en un recipiente y cubrirlo con vinagre de alcohol, notaremos que rápidamente desprende burbujas esto sucede porque el acido acético del vinagre ataca al carbonato de calcio provocando de esta manera que se desprenda una fina piel roja. He aquí porque los huevos tienen una cáscara rosada, el blanco del carbonato y el rojo de esta piel producen el color final.
Al cabo de unos días notaremos que el huevo aumento su volumen final casi el doble que el volumen inicial, esto se debe a que la cáscara se ha disuelto completamente, pero el contenido del huevo no porque el acido del vinagre coagula la clara. En resumen, es el agua del vinagre la que entra al huevo para reducir la concentración acuosa y de esta manera provocar el aumento de su tamaño o simplemente esto se debe a una reacción química.
Para corroborar esta hipótesis, basta con dejar un huevo en una solución de ácido acético y al cabo de un tiempo veremos la verdad de esta gran historia y nos preguntaremos vale la pena dejar los huevos 100 años para esto!!!!!