Los puestos de comida en la calle forman parte de nuestra historia. Algún vestigio queda, a lo mejor un puesto de castañas en invierno, u otro de horchata en verano, las churrerías en Fallas... pero la comida ha sido desterrada a los edificios. Sin embargo, Jorge Manes quiere recuperar el espíritu de la comida callejera con sus instalaciones.
Su intención es iluminar los rincones más oscuros de nuestras ciudades con escenas luminosas de puestos de comida de mercados y calles de todo el mundo, tratando de transmitir el bullicio de esos cientos de pequeños restaurantes y puestecitos que se agolpan unos junto a otros.
Siempre me ha fascinado la cantidad de vida y puestos de comida que hay en las calles de lo que llamamos países en vías de desarrollo, como Marruecos, Thailandia o Indonesia. Creo que es importante compartir esta visión, porque probablemente tengamos mucho que aprender de ellos. Incluso de noche, cuando pensamos que las calles podrían ser peligrosas, éstas están repletas de gente y actividad.
Así, este artista español decidió proyectar imágenes y vídeos en fachadas abandonadas, en persianas de locales abandonados o callejones estrechos de Eindhoven. Lugares oscuros o poco iluminados que no invitan ser recorridos. Sin embargo, trasformándolos a través de la luz, animándolos con el espíritu de la comida callejera, el espacio recupera su vida de una forma inesperada, y es que la vida y la comida en la calle cambia completamente a una ciudad.
Vía | Design Boom Más información | Jorge Manes En Directo al Paladar | Beet Box, una caja de ritmos hecha con remolachas