Cuando hablamos de salarios y condiciones laborales y realizamos comparativas entre diferentes tipo de oficio, al hablar de una de las ventajas de trabajar en el sector servicios, es que en muchos de los trabajos de los llamados de "camisa blanca" se reciben propinas. Llamese camareros, barman, botones, taxistas y un largo etcétera que se ven beneficiados con este sobresueldo.
Las propinas son un suplemento de precio que se paga por un servicio recibido y que teóricamente no viene incluido, en su totalidad, en el precio. En muchos países viene incluido en la factura un apartado que oscila entre un 5 y un 20% llamado "tips" (propinas) y que ha de ser abonado obligatoriamente. En España las propinas forman parte de la cultura social y surgieron su auge con el inicio del crecimiento hotelero en el país. Los sueldos, eran bajos para poder ofrecer vacaciones baratas, muy baratas y la solidaridad (y compadecimiento) de los turistas extranjeros era tal que los empleados llegaban a cobrar más de "bote" que de sueldo. Los empresarios se aprovechaban de sus trabajadores y ya les decian al contratarlos que iban a cobrar muchas propinas para convencerlos y pagarles poco. Una táctica muy ruin.
A día de hoy los sueldos en casi todos los sectores laborales se han equiparado a la realidad y las propinas han disminuido exageradamente y ya muchos se hacen la pregunta del millón. ¿Tenemos que dejar propina?¿Por qué?
Muchos la dejan para ser tratados en una próxima ocasión con mayor delicadeza, otros por un servicio de calidad, otros por monotonía y otros por solidaridad. En cambio hay muchos que no dejan nada por qué no creen justo que haya que pagar de más a alguien cuando a ellos en sus trabajos no se lo hacen o simplemente porque no les ha gustado el servicio.
Entonces, ¿propinas si o propinas no?
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