¿Los concursos de cocina agresivos son útiles a la gastronomía?

¿Los concursos de cocina agresivos son útiles a la gastronomía?
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No sé si ustedes se han dado cuenta pero muchos de los programas de concursos de cocina en la tele son muy agresivos. Hace unos años veía de vez en cuando las versiones norteamericanas de los programas de concursos más conocidos como Hell's Kitchen o Master Chef, entre otros. Todos estos conceptos han sido retomados años más tarde en Europa (España, Francia, etc...) con la misma dinámica y los mismos vicios.

A los pocos capítulos llegué a la conclusión de que algo me incomodaba en esos programas: la agresividad y la humillación de los concursantes. La competitividad es esencial en un concurso, lo sabemos. ¿Pero, es necesario humillar para hacer una persona más competitiva? No lo creo.

El concepto de los concursos de cocina de corte "agresivos" ha sido popularizado en sus inicios (a partir del 2005 con Hell's Kitchen en los Estados Unidos) por el reconocido chef Gordon Ramsay. A lo largo de los últimos años, los infames gritos y las agresiones de Ramsay han sido replicados, en múltiples idiomas, en muchos países alrededor del mundo. Curiosamente el mismo Ramsay ha salido en programas de cocina mucho más amigables para la TV británica. Estos, curiosamente, no han sido replicados a nivel internacional y sólo tuvieron cierto éxito a nivel local.

Reality Show 2

Mi visión del mundo de la cocina, como aficionados que soy, no corresponde a lo que veo en muchos de esos programas (desgraciadamente los de mayor audiencia) dónde los participantes parecen vivir en una psicosis permanente. La dinámica está inevitablemente basada en humillaciones para provocar el morbo en los espectadores.

Pocas veces he visto algo útil como la enseñanza de técnicas por parte de los profesionales (los jueces) hacía los concursantes (aficionados). Eso sería, creo, mucho más interesante tanto para ellos como para nosotros, simples espectadores. Pero seguramente eso no vende. Lo que vende es el morbo y todos, en mayor o menor medida, somos morbosos.

Y ese es justamente el problema. Muchos de esos programas no salen de la dinámica comercial del morbo fácil y estrepitoso, de las intrigas. El conflicto y la humillación son vistos como clímax en materia de audiencia.

Reality Show 3

Si bien los reality shows de cocina han sido un verdadero éxito comercial, no estoy convencido de que hayan sido muy útiles para fomentar el gusto por la cocina, sobre todo entre los más jóvenes. La agresividad y la humillación parecen prevalecer sobre la creación y el intercambio que son indispensable en una gastronomía con valores humanos.

Por otro lado existen programas y concursos de cocina que no llevan esta carga de agresividad y que fomentan, sin lugar a dudas, valores positivos en la cocina. Por desgracia no son estos los de mayor audiencia y buzz internacional.

Una dosis de agresividad, dos dosis de humillación y mucho morbo al gusto. Sin duda una excelente receta para ganar mucho dinero pero una mala idea para fomentar los buenos valores para las futuras generaciones de cocineros.

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