Los platos preparados han sacado de algún que otro problema a bastantes personas que disponen de poco tiempo para elaborar su comida y quizás nos resuelven la papeleta, pero nunca podrán sustituir a la comida casera.
Según los nutricionistas, estos platos preparados tienen un menor valor nutricional, sobre todo, los de verduras y frutas peladas. Contienen grasas baratas que son las menos saludables.
Este tipo de platos, son muy susceptibles a la contaminación microbiana y por este motivo, están plagados de aditivos que cualquier comida casera no tiene. Estos aditivos además potencian el sabor del plato, como por ejemplo, el glutamato que acentúa el sabor de los ingredientes aunque estos sean escasos.
Los platos preparados además, contienen bastante sal y azúcar para dar sabor y durabilidad, por lo que son incompatibles con las personas que sufren tensión alta o diabetes.
La conclusión que se obtiene es la siguiente, para tomar ocasionalmente, un plato preparado es cómodo, incluso práctico, pero nunca debemos habituarnos a esta comodidad, merece la pena cocinar, ensuciar y tener que limpiar, para conseguir un plato realmente rico y saludable.
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