Juan Manuel, Vicky, Carlos, Virginia, Jorge... Si el siglo XXI nos trajo las primeras ediciones de Gran Hermano como aquel fenómeno de masas en los que media España acabó pegada a una pantalla para ver qué hacían y cómo se relacionaban aquel grupo de jóvenes, la segunda década de este siglo nos trajo una nueva moda más refinada que cambió el edredoning por el salpimentado. MasterChef, y sus variantes, han servido para que la gastronomía sea la protagonista en el formato reality. Y como todo reality, tiene sus trucos y secretos.
Uno de ellos es que, como en realidad ya muchos saben, es un formato grabado, no en directo. Lo que quizás no se sepa tanto es cómo son los durísimos contratos de confidencialidad que tienen que firmar los concursantes, o cómo es de estricta la seguridad interna mientras duran las grabaciones.
Para poder saberlo hemos hablado con Clara P. Villalón, concursante de la primera edición de MasterChef. Su primera respuesta a la pregunta "¿qué podéis contar?" es tan escueta como simple: "Nada. No podemos contar nada". Clara nos explica cómo no solo es que el acuerdo les prohibiese dar cualquier información de lo que ocurriese en el programa antes de que fuese emitido, sino que cuando estaban dentro de la casa tenían restringido el contacto con el exterior.
"Cuando estábamos dentro de la casa, no veíamos la televisión, ni leíamos periódicos, ni hablábamos con nadie de fuera. Solo podíamos hacer una llamada de diez minutos a la semana a nuestra familia, y siempre hablando con el altavoz puesto y con alguien de producción a nuestro lado. Por supuesto, nosotros no podíamos contarles nada del programa a ellos, ni ellos a nosotros."
Sobre esto tiene un matiz muy importante José Isasa, Director de Comunicación del programa. Nos aclara que por supuesto que la confidencialidad está presente, pero que lo más presente es preservar la experiencia del concurso, enfocada al 100% en aprender lo máximo posible sobre cocina. "Claro que atendemos las llamadas con ellos, pero precisamente porque no queremos que se les distorsione su vivencia con valoraciones sobre lo que hayan podido ver por la tele. Si les dijesen 'vaya revuelo con esto del otro día', por ejemplo, empezarían a pensar más en el impacto que ha tenido una emisión que en tratar de ser los mejores y aprender todo lo posible. Por parte de los concursantes siempre hemos visto un gran respeto hacia esto".
Esa experiencia de inmersión total en la cocina también se entiende con la anulación casi total del contacto con el exterior. "Aquí, en la casa, pueden formarse muchísimo, tienen una biblioteca enorme de libros de miles de cocineros con los que aprender cualquier concepto. Reciben clases tanto del Basque Culinary Center como de otras escuelas en Madrid con otros conceptos: cocina molecular, árabe, con insectos, etc. A veces hemos visto a concursantes acostándose a las dos de la mañana porque se han puesto a deshuesar pollos o a hacer pasteles para perfeccionar su técnica. Lo que queremos es que nada distorsione ese foco en la cocina", nos explica Isasa.
¿Hasta cuándo duraba el contrato de confidencialidad? Si nos referimos a sucesos del programa, como quién es expulsado, quién gana y demás, la confidencialidad expira en cuanto dicho programa es emitido y esa información ya es pública. Si nos referimos a los propios entramados del programa, Clara no recuerda si aquello figuraba en el contrato, pero en cualquier caso es algo de lo que no ha hablado ni hablará, ya no por cuestión de confidencialidad, sino por "lealtad" al programa. "Me ha dado mucho, creo que esas normas son necesarias para mantener su magia".
Isasa corrobora estas declaraciones: "Nunca hemos tenido que entrar en coacciones con ningún concursante, y llevamos muchos años con el programa. La experiencia de MasterChef, como la de cualquier talent show, es especial si no conoces el resultado final. Los concursantes llevan esto al límite, no cuentan nada ni en casa para no arruinar la experiencia de nadie, es la magia de las sorpresas. Así lo vemos en el programa, concursantes incluidos: es puro respeto por el espectador. Todo lo que no sea eso, es público, en la web colgamos un montón de cosas precisamente por darle al espectador lo máximo".
Volviendo a la reclusión durante el tiempo que durase el programa, la estancia mínima en la casa de los concursantes fue de un mes, según la premura con la que un participante fuese expulsado. Para los que llegaron más lejos, la estancia se prolongó hasta tres meses y medio. ¿Excepciones para salir de la casa y poder asistir a una boda, por dar un ejemplo de evento social de fecha inamovible? Ninguno. Únicamente en Semana Santa permitieron que los concursantes se marcharan a sus casas durante cuatro o cinco días. Manuel (nombre ficticio), otro antiguo concursante que prefiere figurar anónimamente, dice que "es muy difícil para alguien estar tres meses tan aislado, con los sentimientos enjaulados, sin poder abrirte a una persona de verdadera confianza. No tienes a nadie con quien desahogarte. Lo normal es que la gente lo pase mal".
En su primera entrada a la casa, la consigna era clara: nada de móviles, tablets, ordenadores ni similares. Clara nos cuenta que incluso para cualquier desplazamiento siempre había un miembro del programa como acompañante, y que en alguna ocasión llegaron a vendarles los ojos para que no pudieran identificar el destino al que se dirigían. Una vez más: discreción... y foco en lo que ocurre entre fogones, no fuera de la casa.
¿Sirve todo esto para detener las filtraciones? No. Ni con unas medidas tan estrictas se ha podido evitar que en los últimos años se venga deslizando antes de hora, edición tras edición, el nombre del ganador del concurso. A Clara, por ejemplo, ya le han desvelado la identidad del ganador de MasterChef Celebrity. Y no por su relación con el programa. Isasa se reitera en el enorme respeto que suele haber por no desvelar esta información prematuramente: "Ni siquiera los medios, a los que a veces les puede llegar esta información, correcta o incorrecta, lo publicáis. Se trata del respeto al espectador, que es la base de MasterChef".
Clara apostilla: "los concursantes siempre nos tomamos muy muy en serio la confidencialidad. Yo conozco compañeros que han ido a hacer algo, una master class, por ejemplo, y lo primero que me dicen cuando les pregunto qué tal es 'ya sabes que no te puedo decir nada'. Pero en Master Chef no solo vemos lo que pasa los concursantes, sino los cámaras, el equipo de sonido, producción, realización, hasta el personal de limpieza. Hay muchísima gente implicada".
Imagen de portada | MasterChef - TVE
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